Dienstag, 16. Dezember 2008




Saramago: Zapatazos contra Bush son el golpe final

TeleSUR 16/12/08

Para Saramago, la escena registrada en la capital iraquí provoca una risa inmediata y recuerda que Bush, ''famoso por su abismal ignorancia y por sus continuos dislates linguísticos, nos ha hecho reír muchas veces durante los últimos ocho años''.

El premio Nobel portugués José Saramago, calificó este martes de golpe final el episodio en que un periodista iraquí lanzó sus zapatos en Bagdad contra el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

"Nos faltaba el golpe final, nos faltaban esos zapatos que un periodista de la televisión iraquí lanzó sobre la mentirosa y descarada fachada que tenía enfrente", subraya el escritor lusitano en una nota que aparece este martes en su blog personal.

Para Saramago, la escena registrada en la capital iraquí provoca una risa inmediata y recuerda que Bush, "famoso por su abismal ignorancia y por sus continuos dislates linguísticos, nos ha hecho reír muchas veces durante los últimos ocho años".

Pero sostiene que ese mismo hombre, "también famoso por otras razones menos atractivas, paranoico contumaz, nos ha dado mil motivos para que lo detestásemos, a él y a sus acólitos".

"Son cómplices en la falsedad y en la intriga, mentes pervertidas que han hecho de la política internacional una farsa trágica y de la simple dignidad el mejor objetivo de la irrisión absoluta", agrega Saramago.

El intelectual asegura que el mundo, a pesar del desolador espectáculo que ofrece todos los días, no merece un Bush.

Sin embargo, añade, "lo hemos tenido, lo sufrimos hasta tal punto que la victoria de Barack Obama ha sido considerada por mucha gente como una especie de justicia divina".

Al referirse al incidente en Bagdad, Saramago considera que esos zapatos deberían tener unos pies dentro y el objetivo del golpe sería la parte curva del cuerpo donde la espalda cambia de nombre.

Y concluye: "Mutazem al Kaidi (quede su nombre para la posteridad) encontró la manera más contundente y eficaz de expresar su desprecio. El ridículo. Un par de puntapiés tampoco estarían mal, pero el ridículo es para siempre. Voto por el ridículo".

TeleSUR - Prensa Latina / ff-/IM

Mittwoch, 10. Dezember 2008


Quién es José Obdulio Gaviria, el asesor del presidente Uribe

El gobierno colombiano criminaliza a 25.000

intelectuales por pedir la paz


Prensa Web - YVKE Mundial

José Obdulio Gaviria Vélez es un poder tras bambalinas en el gobierno colombiano del presidente Álvaro Uribe Vélez. El asesor se ha distinguido por sus conexiones lóbregas y nunca asumidas, las impertinencias en los temas prioritarios del país y las declaraciones groseras hacia sectores sensibles de la sociedad, como las víctimas de los crímenes de estado. Una mirada a la procedencia, intrigas y vaivenes del sombrío personaje, que en su más reciente intervención arremetió contra el intercambio epistolar de la sociedad civil con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC.


José Obdulio no sólo es Gaviria, sino también Vélez. Y el enmarañado entronque de sus ancestros lo lleva a tener escarceos atávicos no sólo con Pablo Escobar Gaviria, el nocivo capo de capos del país, cosa harto sabida y comentada, de quien es primo hermano, sino a toparse de bruces con los mismos tataratatarabuelos de los Ochoa, el clan de mafiosos enredado en iniciativas tan bárbaras como el MAS (Muerte a secuestradores), y de Álvaro Uribe Vélez, el actual presidente de Colombia.

José Obdulio, claro, no tiene la culpa de su zarzamora genealógica. Como Nicolás Ochoa Zapata no tuvo la culpa de que su hijo Lucas Javier fuera el tatarabuelo de Abelardo Ochoa Restrepo, el abuelo de Fabio Ocho Restrepo, el difunto y reconocido caballista paisa, padre de Jorge Luis Ochoa Vásquez, extraditado a los Estados Unidos por tráfico de drogas. Tampoco tuvo culpa alguna Juan Manuel Ochoa Zapata, hermano de Nicolás, de ser el papá de María Josefa Ochoa Londoño, quien se casó con uno de los hermanos Gaviria Mazo, Miguel, y concibió a Rafael (Gaviria Ochoa), abuelo de Feliciana Echeverri Gaviria, bisabuela de Alberto Uribe Sierra, a su vez el abuelo de los boyantes empresarios Tomás y Gerónimo Uribe Moreno, los hijos del presidente. El otro hermano Gaviria Mazo, Antonio, sería el tatarabuelo de Roberto Gaviria, abuelo común de “Don Pablo” y de José Obdulio.

Paisa de pura cepa


La Genealogía no compromete, es cierto, ni más faltaba, y además es una ciencia auxiliar bastante impertinente de la historia. Por suerte, si las leyes de la

Un estudiante de la Universidad de Caldas, en Manizales, le estalló hace unos meses un huevo a José Obdulio, cuando presentaba su libro: "Parapolítica, verdades y mentiras". El estudiante dijo que manifestaba así su disgusto con “un personaje que está en contra de los pobres, las marchas y los indígenas”.

república y los preceptos constitucionales más pertinentes pueden ser violados, adecuados y promulgados según las ocasionales conveniencias, qué no diremos de las leyes atávicas, donde de seguro los genes molestos se activan y desactivan tan fácil en la historia filogenética como en la patria. El gatuperio a lo Pombo aparece cuando unos y otros van y vienen juntos, y saltan y hacen cabriolas a conveniencia de unos y otros. Eso es otra cosa.

José Obdulio también es paisa. Al decir del poeta Fidel Torres González (“Mario Ibero”), el paisa es un “tipo popularísimo único, sienta sus reales donde… …haya facilidad de fijar este cartel, o uno similar:

" Se compran güesos de gallinazos jóvenes, se arreglan monóculos, se cambean estribos de cobre por planchas de bapor, se domestican micos, se laban perros a domisilio y se regalan por 50 centavos polvos para enamorar a las más resistidoras! Ausoluta res herba! ".

Lo anterior es una de las carnadas empleadas para "pescar marranos" en seco y para confirmar su universal fama de buscalavida, EL PAISA, antioqueño! " El paisa" ejecuta todos los oficios y ejerce todas las profesiones lícitas e ilícitas habidas y por haber, y nunca, por ningún motivo, echa pie atrás ante ninguna dificultad. ¡Es capaz de llevar a cabo una operación de alta cirugía a dedo limpio o enseñarle Japonés a una lora... vieja! ”. Esto lo escribió el poeta en 1943. Y no ha cambiado.

Logia, raza, cultura, banda en desbandada, sea lo que sea y como sea, los paisas siempre han sido prolijos en su descendencia. Y ostentosos de esa fecundidad en encuentros familiares que parecen convenciones. Claro que es posible que alguna vez se confunda la pista de tanta tía y algún primo hasta se pierda. Pero es muy raro. Las familias tienden a retorcerse sobre sí mismas. Sobre todo, la alpargatocracia, que recupera con pinzas los eslabones perdidos y conjuga los pedigríes hasta la fatiga.

Cuando el entreverado no lo surte la consanguinidad, pues sale en auxilio la afinidad. Paisas arrejuntados en cualquier parte sin dar puntada sin dedal, donde las motivaciones económicas y las políticas son prioritarias. Ligadas las primeras a esa virtud con la que nació el paisa, volviendo a Ibero, “ para "hacer plata" sin hacer nada o haciendo las cosas más raras del mundo. ¡Qué imaginación, qué audacia, qué chispa, qué frescura la que se carga el más típico de los colombianos, el más excepcional de los suramericanos, el más marrullero de los antioqueños !”. Y la segunda, como el arte de regir los destinos más locales y antioqueños del país.

Este conglomerado humano, en el que en tan alta estima están los valores del carriel, la tradición, la familia y la propiedad, es el que habita la montañosa región de los departamentos colombianos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, parte del Tolima, el norte del Valle del Cauca, y la Casa de Nariño.

Licurgo de arepa


Aún en contra de lo que el propio José Obdulio cree de sí mismo, él está lejos de ser lo que se llama lacónico. Puede que sea espartano, pero muy poco por

La marcha del 6 de marzo, blanco de los ataques verbales de José Obdulio, quien la señaló de ser promovida por las FARC. Una sindicación peligrosa, que desencadenó una oleada de persecución a los organizadores de la movilización.
cómo se expresa, y sí mucho por querer implantar a toda costa, en este país perdido, un régimen en el que los únicos que tienen derechos son los guerreros, los uribistas, los astoi, y en el que el resto de pobres colombianos no son más que periecos e hilotas, mejor dicho, habitantes de la periferia y casi siervos.

Un devaneo greco paisa muy del gusto del asesor, tan cercano al reformador Licurgo en su concepción militarista de la sociedad, y tan lejano del mismo legislador legendario en la supeditación de los intereses privados al bien público.

Consejero, hombre de confianza, escudero, guardia pretoriano, poder en la sombra, usurpador, asesor presidencial, asesor personal, este ultramontano de raca mandaca también es el escritor del régimen. Ha escrito libros y columnas, y todavía los sigue cometiendo, en los que se refiere de manera imparcial a los frutos y victorias del gobierno del presidente Uribe.

Es difícil establecer cuánta ideología le puede caber a una política tan rústica como la de la Seguridad Democrática, más basada en lemas de cuartel, axiomas patrioteros y arengas de consejo comunal, que en una estructura de pensamiento e ideas medianamente compleja. Con condescendencia, adoptando la acepción más laxa del término, hay que decir que José Obdulio también es el ideólogo del régimen.

Jauría o rebaño


Otra cosa buena de José Obdulio es su conciencia de manada y su fidelidad a ella. Ya el jefe alfa compitió en buena lid; ahora está al centro del territorio y encabeza las cacerías. José Obdulio hace parte del grupo. Luego de tantos años por ahí, aprendiendo las técnicas de caza, con una prestancia más bien sutil en el mundo académico e intelectual, José Obdulio ha llegado adonde tenía que llegar: una asesoría presidencial, con un poder que debe hacer retorcer de la envidia a su ex primo Pablo. Un buen desenlace: la manada en la cumbre.

Las bases de las conductas de la manada están en la adaptación al entorno salvaje de una derecha primitiva. Juan Manuel Santos, Francisco Santos, Andrés Felipe “Alias” Uribito, ponen el hocico sobre el lomo de los otros, y procuran indicar algún rango superior. Gajes de un oficio de difuntos, como diría el lúcido y finado vecino Arturo Uslar Pietri.

Un mal necesario

José Obdulio, como paladín que pregona y propugna por el estado moderno que su asesorado regenta, también escribe correos electrónicos. Y los manda. Uno de ellos casi le cuesta la cabeza, en 2005, por provocar “pánico económico”, al enviar un spam a los accionistas de la Empresa de Teléfonos de Bogotá. Una gracia que provocó una caída en el valor de las acciones. Pero su anunciada renuncia fue una falsa alarma, y helo aún ahí. Y mejor así, dicen erradamente muchos, con JoséO a buen recaudo entre las rejas del poder, correteando por Palacio, que afuera dirigiendo un periódico quincenal sobre el pensamiento del presidente Uribe, como se atrevió a amenazar. Un refuerzo a las exánimes filas mediáticas de Fernando Londoño, desastre al que por demás le sería buena boya.

Lo que estos amigos no han notado es que José Obdulio, adentro o afuera, siempre será una rueda suelta. Así es que él sirve. Con inmunidad parlamentaria,
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El recién destituido cónsul colombiano en Maracaibo, Venezuela, Carlos Galvis Fajardo, junto al presidente Uribe, en una reunión con muchas personas. Foto sobre expuesta. La original.
aunque no sea ni congresista, ni representante, ni diputado, ni nada que tenga que ver con el Poder Legislativo. Moral e inmoral, pero no tanto como para que los organismos de control le salgan al paso, además, porque el espanto sabe a quién le sale. Legal e ilegal, pero no tanto como para que el Poder Judicial pueda rondarlo, y más bien zambullido en una contratación que parece de Naciones Unidas, pero que también parece contener otras aberraciones hundidas. Sin términos de referencia ni ataduras burocráticas que le hagan rendir cuentas, informe de acciones o relación expresa de actividades a la misma Presidencia, como no sean contingentes susurros al oído del presidente. Un mal necesario, averígüelo Vargas por qué o para qué.

Y más que rueda suelta o tornillo flojo, José Obdulio es el gatillo fácil que toda familia con estas características necesita, más de mañana que tarde y cada vez más de seguido. Para hacer amasijos, urdir telarañas, soltar enjambres y despotricar contra lo que se mueva, si no se mueve al unísono. Demonio para los adversarios, demasiado humano para la camada uribista, en todo caso, santo de la devoción de su patrón, hombre de dogma y camándula.

Hitos memorables


A finales de 2007, José Obdulio Gaviria, en el regocijo navideño, articuló: "No veo ningún problema si en el 2010 ganara la izquierda (en Colombia)".

Unos meses después del lapsus lingue, el 12 de marzo de 2008, José Obdulio acusó a Iván Cepeda, vocero del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE), de ser aliado de las FARC, por su liderazgo en la organización de la marcha del pasado 6 de marzo. Y a la marcha entera la señaló de ser convocada por las FARC. Y así a todos los marchantes. Y de entrada a cualquier paisano organizador de la misma. Hasta en Washington hubo ruborizados. 22 respetadas ONG se pronunciaron contra las afirmaciones de José Obdulio, y 62 congresistas estadounidenses hicieron lo mismo en carta pública al presidente Uribe, donde calificaron las frases como “imprecisas y peligrosas”. Hasta el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, le dijo a Uribe que se tomara en serio la carta. Mejor dicho, que le pusiera algún tatequieto a su estigmatizador.

Al otro día de las sindicaciones de José Obdulio, las nefastas “Aguilas Negras”, un poderoso amontonado de organizaciones criminales, recicladas en su mayoría del paramilitarismo desmovilizado en las estadísticas, amenazó a Raimundo y todo el mundo. En cuestión de días, muchos trabajadores, sindicalistas y otros promotores y organizadores de la marcha, que en realidad era un homenaje a las víctimas del paramilitarismo y del estado, fueron amenazados y desplazados, y asesinados, como Carmen Cecilia Carvajal Ramirez (en Ocaña), Leonidas Gómez Rozo del Citibank (4 de marzo, en Bogotá), el investigador y educador Gildardo Antonio Gómez Alzate (el 7 de marzo, en Antioquia) y Carlos Burbano, promotor en Caquetá (hallado muerto, con signos de tortura, el 9 de marzo).

Así que se devana el ovillo y se va aclarando que José Obdulio, más que lacónico, es deslenguado. Y que también es lo que en la época medieval de La Violencia de los años 50 en el país, se llamaba un “señalador”, o sea, el que señala, haciendo buen y adelantado uso de la significación de una palabra que todavía no acepta, o que ya nunca aceptó, la Real Academia de la Lengua, que en cambio sí se tragó entero el “sapo” en su significado de soplón y delator, para deshonor del batracio, pues, como dijo Whitman: “And the tree-toad is a chef-d'œuvre for the highest”, más o menos: “El sapo es una obra maestra de Dios”.

Precisamente, uno de los pilares fundamentales de la cacareada Seguridad Democrática: el informante, en su sentido más desusado, de “hombre que tiene encargo y comisión de hacer las informaciones de limpieza de sangre y calidad” de cualquier colombiano que se le atraviese.
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El cónsul y el presidente. La misma foto. Esta vez retocada, bien expuesta, y sin moscos en la sopa. La foto mandada a retocar por el cónsul, que adornaba su oficina en el consulado. Una muestra gráfica de su lagartería y lambonería.


Gavirias engavetados


Si el presidente Álvaro Uribe era amigo íntimo de Pablo Escobar y colaborador de su cartel, según informe de 1991 del propio Departamento de Estado de los Estados Unidos, ¿qué clase de primo sería entonces José Obdulio del liquidado capo?, se preguntará cualquiera.

Pablo ya está muerto, y su hermano, “el Osito”, ya es de peluche. O lo parece. Si hasta solloza viendo los cocodrilos antidiluvianos que se pasean en Nápoles, la emblemática hacienda del emporio de Pablo, donde pacían las fieras que orinaban los cargamentos de cocaína para espantar a los perros, por demás comprados, de las aduanas. Mira “el Osito” compungido lo que fue y ya no es, de la mano de RCN, el medio de comunicación para oficial, y se reanima cuando sabe que la propiedad servirá de divertimento al pueblo raso de las cercanías. Claro, porque los tiempos han cambiado, y hasta José Obdulio es otro. O, a primera vista, también lo parece.

Cuenta Roberto Escobar, en su libro “Mi hermano Pablo”, que José Obdulio acompañaba al narcotraficante a la repartición gratuita de casas entre los pobres. “Medellín sin Tugurios”, una campaña por la que al capo todavía le llevan flores a la tumba y le prenden velas. La fuerza que le dieron estas dadivas, según Roberto, fue la que aprovechó su primo hermano José Obdulio para proponerle: “Ve, Pablo, vos por qué no te metés en la política, si te quiere tanto la gente”. Tentación que el narco primo no aguantó.

Sin el triple canto de gallos al fondo, que aderezaran el asunto, cuenta Roberto que un día José Obdulio, como mediador de paz, visitó a unos guerrilleros en la cárcel de Itagüí. Alguien le sugirió al funcionario que, después de la reunión, visitara a Roberto, quien estaba en la misma prisión. Pero José Obdulio dijo tres veces no.

Roberto, como buen “Osito” y hermano de Pablo, se enteró de la negación del parentesco y narra en su libro: “Esperé a que terminara la reunión de paz. Cuando salían por un costado de mi celda, asomé la cabeza para gritarle a mi primo: «Oíste, José Obdulio, cuando subías a La Catedral (cárcel en la que Roberto y Pablo estuvieron presos con sus lugartenientes) a que mi hermano te diera plata, ahí sí eras primo, pero ya no». Y todos lo miraron con burla y cierta exclamación de sorpresa”. Roberto también cuenta que José Obdulio “solía visitarnos en La Catedral y Pablo le regalaba 10 o 15 millones de pesos, para sus gastos personales y políticos en Medellín’ ”.

Pero José Obdulio tiene bien engavetados a estos primos díscolos, y a sus hermanos, y a más de un amigo, y muchísimos conocidos. Y quién sabe cuántos hechos registrados por ahí, que se cuentan y suenan a vainas de frustrados compinches.

No es para menos. ¿Cuántos dirigentes (diligentes) y Santos (Calderón), lucen prontos para engavetarlo muy pronto a él? Si ya se avistan en el patio las sombras de sus círculos en el aire. Y hasta hay algunos como monjes capuchinos acurrucados junto a las puertas mismas de la “Casa de Nari”. Pero, ¡cuidado!, señores, que este don José Obdulio también es experto en la ciencia de la buitrología y en la cacería de buitres, y las bestias podridas con las que atrae pueden ser señuelos para darles palo, a la manera de ese don Isidro, el de “El rejo de enlazar”, del olvidado Eugenio Díaz Castro, escritor costumbrista, que cazaba los rapaces en “El Olivo”, les juro que muy cerca de “El Ubérrimo”.

Veleidades a lo Vélez


José Obdulio ha revelado documentos, anticipados y falsos, o, por lo menos, embrolladores, para desinflar y sabotear debates en el Congreso, como el de la parapolítica, tratando de dejar al senador Gustavo Petro, ponente en el debate, viendo un chispero. Y eso que este es un senador al que, como José bien lo sabe, le ha nacido un Obdulio grande en el corazón.

Refiriéndose al actual ministro del Interior colombiano, Fabio Valencia Cossio, cuestionado por las actuaciones de su hermano Guillermo, hasta hace poco hampón en ejercicio y también ex fiscal regional de Antioquia, José Obdulio afirmó: “Tenga la seguridad de que fallas de sus hermanos no van a trasladarse a él. Este gobierno es de la modernidad, no del traslado medieval de las culpas familiares a los funcionarios”. Esto es cierto y no debería llamar la atención, a menos que el que lo dijera pareciera que está tratando de exculparse a sí mismo, y de que los hermanos (así en plural), no fueran los de Fabio, que al fin y al cabo es uno solo, sino los del propio José Obdulio, que sí son en plural: Luis Mario y Jorge Fernando, quienes estuvieron presos en Estados Unidos por narcotráfico. “Joyas” de la familia, ahora arte y parte del estado, o contratistas, el eufemismo para lo mismo.

¡Ay, José! ¡Oh, Obdulio!


“Un genio tenebroso” sin Sweig, un jefe “monomaníatico” que no es Napoleón, José Obdulio parece una versión casera, de afán y a destiempo, de su deslustrado tocayo, otro José, el Fouché, sin ducado, sin Otranto, sin Revolución, sin asomo previo de ningún Siglo de las Luces, y, a pesar de Ingrid Betancurt, sin “la France”. Más cerca, en todo caso, de la reacción española de entonces, tras la muerte de Luis XVI. Un momento de tinieblas, junto a “El señor de las sombras”.

El senador de Cambio Radical, partido de la coalición uribista, Rodrigo Lara Restrepo, quien fuera zar anticorrupción del gobierno Uribe, hijo de Rodrigo Lara Bonilla, el ministro de Justicia asesinado por el narcotráfico en 1984, acusó a José Obdulio Gaviria de ser el responsable de la entrada a la casa de Nariño de Antonio López, alias Job, hombre de confianza del desmovilizado jefe paramilitar Don Berna, y de tener nexos con la mafia de Medellín.

Lara Restrepo indicó: “El problema del Gobierno es que no ha querido destapar los nexos de José Obdulio con la mafia de Medellín. Yo cambie mi percepción frente a muchas cosas, cuando me di cuenta de los supuestos nexos de José Obdulio con un tenebroso mafioso del cartel de Medellín como Guillo Ángel y su hermano Juan Gonzalo, los mandamases de la Comisión Nacional de Televisión”.

Un José Obdulio al que no le basta soltar frases rabiosas en el país, ni perifonearlas a través de RCN o Caracol, sino que también marcha al Norte a dictar conferencias sobre Colombia, con el elaborado título de “Conferencia sobre Colombia”. Un título pretencioso, porque el que lo oiga pensará que el conferencista, además de uribiedades y de cosas paisanas, sabe algo del país.

Minúsculas conferencias, claro, porque los gringos se preguntan quién será el célebre, capaz de expeler tantas ideas desgarbadas tan de seguido: “El paramilitarismo se acabó”. “En Colombia están todas las condiciones dadas para que el 2010 sea un país sin guerrilla”. "Nosotros no tenemos desplazados, tenemos migración en buena parte por el paramilitarismo y la guerrilla (...) Esa gente se fue para las ciudades y allá están como migrantes, más la gente que se fue del país, clase alta y media”. "La propaganda internacional sobre nuestra situación de desplazamiento masivo, como el mayor desplazamiento del mundo, suma todos los que salieron durante los últimos 40 años”. “Ellos (los sindicalistas) nos contabilizan como asesinato de sindicalistas a todo aquel que muere en Colombia y tenga carné sindical en el bolsillo".

El inconsútil y el cónsul.


Hasta acá, una vaga idea de la calaña de este afable hombre. Un José Obdulio honorable, hombre no de deslices, pero sí de ideas deslizadas por los entreveros del poder. De pacotilla, pero poder. Ilegítimo, pero riendas en mano. Lo que importa.

Malpensados y maledicientes dudan de José Obdulio cada que pueden, por pura ventolera y sin oficio, o porque son de las FARC. ¿Cómo, se preguntan José Obdulio y su patrón, puede un hombre bueno dudar de nuestra bondad? ¿Cómo puede el pacífico dudar de nuestra no violencia? ¿Cómo el “paraco” de nuestra justicia y paz? ¿Cómo los secuestrados de nuestros jaque mates? ¿Cómo las víctimas del terrorismo de estado de nuestro Estatuto de Víctimas? ¿Cómo unos pocos de lo que somos y hacemos, si todos son aún y por lo menos el 80%, en las encuestas que son de nosotros o para nos, que divulgan los medios con nosotros y por nos?

Un legionario menor del departamento colombiano del Cesar, que no del César, el cónsul de Colombia en Maracaibo, Carlos Galvis Fajardo, le rindió a José Obdulio un parte sobre la victoria de la oposición en algunas ciudades y estados de Venezuela, en las elecciones del pasado 23 de noviembre. Algo muy importante “para el proyecto de allá”, “el trabajo nuestro allá”, un contenido críptico que en todo caso sonó “bastante ominoso”, al decir de Humberto de la Calle, vicepresidente de otro Gaviria, este sí César, ahora titilante candil de la oposición liberal: César Gaviria.

En medio de la andanada mediática desatada a ambos lados de Maracaibo, José Obdulio salió presto al paso y atinó a decir una frase que no se sabe de qué tipo es, si lenguaraz, si hipócrita, si aciaga, si jactanciosa, o si ahora sí, lacónica, o grosera, o perversa, o inoficiosa, o majadera, refiriéndose al presidente de Venezuela, Hugo Chávez: “"Solo tengo admiración y respeto, y defiendo mucho su presencia en el escenario latinoamericano, y ojala nos ayude en la lucha contra enemigos idénticos como el terrorismo y el narcotráfico".

El núbil cónsul, lagarto de profesión, antes un manzanillo cualquiera y menor en Valledupar, hizo el febril reporte a José Obdulio y no a su jefe natural, el Ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Bermúdez, por una sencilla razón: a éste no lo veía como su jefe, y en cambio sí veía como tal a José Obdulio, sobre todo porque “el proyecto de allá” ha de tener claves y estratagemas en las que el dilecto asesor es mucho más ducho. Son años. “Yo solamente necesito es luces suyas, para cuando usted me diga empiece yo a arrancar”, gruñó gregariamente Grisales. Y al fin y al cabo porque a Jorge Bermúdez, entre Obama, Chávez y Correa, por ejemplo, de una parte, y el Opus Dei, Uribe y, desde luego, José Obdulio, de la otra, apenas si le alcanza el tiempo para hacer una cancillería tecnócrata.

Entre tanta “dudadera” de corta duración, siguen los movimientos chocantes en la frontera. ¡Que son cuestiones pintorescas! Van y vienen armas, van y vienen dólares, va y viene contrabando de todo tipo por muchos de los sitios en poder de la oposición. ¡Meras gracias del comercio con autoridades amigas y favorables! ¿Amigas? ¿Favorables? Van y vienen “paracos” en un secreto a voces que todos saben. El propio presidente Chávez ha denunciado hasta el cansancio planes de desestabilización, nexos entre sectores de la oposición y los paramilitares, vínculos entre la extrema derecha de un país y otro. ¡Habladurías!

Que es la fundación Primero Colombia, la de Álvaro, José Obdulio y el cónsul lagarto, movilizando intrigas filosóficas, las armas de la reflexión y los arsenales de su pasión mental. Y pues que son casos y cosas educativas, que es el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, como dijo José Obdulio, mientras el obnubilado (y obdubilado) cónsul sólo atinaba a protestar porque le habían chuzado la alborozada “llamadita”.

Y mientras sigue la jarana, José Obdulio Gaviria Vélez traga cargos, traga funciones, traga níqueles, y se lava las manos con palabras acuosas, mientras que al resto del país le toca tragárselo a él entero, deglutirlo sin afán, año tras año, bulla tras bulla, hasta que el presidente se apiade de todos, en especial, del propio equipo de trabajo. O que los colombianos todos tengan el corazón grande y se apiaden de José Obdulio, de una vez por todas, y ni en 2010, ni en 2014, ni nunca, piensen otra vez en Uribe para la “Casa de Nari”.

Intelectuales a la picota pública


En septiembre pasado, 120 intelectuales colombianos le dirigieron al Secretariado de las FARC una carta en la que invitaban al grupo guerrillero a desarrollar un diálogo público, para “desbloquear los caminos que conduzcan a la concreción de un Acuerdo Humanitario, que permita la liberación de secuestrados en poder de la insurgencia armada de las Farc y, al propio tiempo, la libertad de los presos de esta guerrilla bajo la jurisdicción del Estado”.

Hace pocos días fue enviado a las FARC otro documento, firmado por más de 25.000 personas, en el que se pide al grupo guerrillero diseñar escenarios en donde sea posible plantear y debatir con la sociedad alternativas políticas, para encontrar una salida al conflicto interno.

Quién sabe como le caiga la misiva a las FARC. Porque no está en sus términos. Porque le hace un llamado directo para que abandone el secuestro como estrategia de lucha. Porque además les pide una respuesta, o sea, que digan si sí o si no. Porque para hacerlo, cita un documento validado hace 5 lustros por los líderes de las propias FARC, incluido Alfonso Cano, ahora el comandante máximo. Porque no le ofrece mucho a cambio. Mejor dicho, nada a cambio. Un gesto esencial, para empezar a andar un camino que, parafraseando a Juan Rulfo, el escritor mexicano, "Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para él que viene, baja."

Pero ni el presidente Uribe ni su asesor José Obdulio se han andado con esperas, aunque si con ambages, al atacar el presidente sin nombre propio a las personas que no le son propias. Algo así como ir poniendo el “NN” en vida. Y José Obdulio, que siempre ha jugado con cartas marcadas, con las cartas debajo de la mesa y bajo la manga, ahora advierte escandalizado de segundas intenciones en la iniciativa de las FARC, que, a propósito, no es de las FARC, sino de los intelectuales. Y vale la pena que el asesor lo recuerde, aunque le moleste.

Dice José Obdulio que el intercambio epistolar “es una "trampa" para terminar legitimando a esta guerrilla”. Para él es inaceptable correr el riesgo de que la guerrilla se legitime con un diálogo, así busque recuperar a la vida a tantos colombianos que se pudren en la selva. En cambio, es un albur obvio que mueran los que mueran cuando los comandos de rescate toman por asalto algún campamento. Eso es una acción liberadora de la Seguridad Democrática. Extraño rasero el suyo, viendo los toros desde la barrera de Palacio, sin que nada lo obligue, nada lo comprometa, nadie lo juzgue.

El asesor llama cagüaneros a estos intelectuales, políticos, artistas y personalidades de los más variados sectores. Un término no tanto enojoso por lo que significa, ni siquiera por lo que implica o por lo injusto, como por lo feo que suena. La experiencia del Caguán no fue buena, ni provechosa, ni de ella quedó otra cosa que no fuera pura frustración. Pero qué diremos entonces de experiencias como la de Ralito, que además de ser igual de frustrante, es mentirosa, y se vende como “de exportación”. Y estamos parados en ella.

Si tratar de liberar a los secuestrados y promover un acuerdo humanitario es tender una celada. Si todo esto “es una "trampa" para terminar legitimando a esta guerrilla”. Si estas son argucias para permitir el reencauche de las FARC. Si todos estos intelectuales, políticos y demás son cuando menos idiotas útiles, sino malvados y facinerosos declarados. Si estos hechos merecen tales obcecaciones del presidente Uribe, y la repetición con retintín de José Obdulio…

Entonces, ¿qué fueron los tramitadores del pacto de Ralito, que siguen reencauchados en todos los Poderes y con todo el poder? Si a los diálogos con los paramilitares asistían más congresistas que a muchas sesiones plenarias, y, obviamente, bajo cuerda, para hacer pactos maldadosos. Si el doctor Ternura, Luis Carlos Restrepo, el languidecido Comisionado de Paz, viajaba mañana y tarde a esa guarida construida sobre una inmensa fosa todavía fresca, que fue Santa Fe de Ralito. Si mientras acontecía la farsa de la desmovilización, la Comisión Colombiana de Juristas reportó 3.200 homicidios, atribuibles a las AUC. Si además del rastro de sangre en el polvo de Ralito, los jefes paramilitares extraditados dejaron las ruinas de exóticas casas construidas en medio de cinturones de miseria, como lo reporta el diario El Espectador, mientras el lúcido interlocutor, el gobierno, no veía ni a las unas (las casas suntuosas) ni a la otra (la pobrería). Si esto no se hacía a través de la vía epistolar, sino de viva voz y de cuerpo presente.

Entonces, repito, ¿qué fueron y qué son Álvaro Uribe Vélez, José Obdulio Gaviria Vélez, Luis Carlos Restrepo, y las decenas de congresistas, y las centenas de políticos y funcionarios, y los miles de lagartos y contratistas, que tanta pleitesía le rendían a Mancuso, Gordolindo, Báez, H.H., Pablo Sevillano, Jorge 40, Macaco, los Mellizos, Diego Vecino, Pedro Fronteras, El Águila, Juancho Dique, y otras docenas más de personajes tristemente célebres? ¿Qué es de estos tantos que siguen reencauchados en todos los Poderes y con todo el poder?
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Freitag, 5. Dezember 2008

por juan linares

3 de diciembre de 2008 13:01
http://semana.com/wf_infoblog.aspx?idblg=26


Dos amigos de infancia se encuentran luego de 20 años sin verse:

- ¿Cuántos hijos tienes? pregunta uno.
- Ocho hijos- responde el otro.
- ¡Todos vivos! Inquiere entusiasmado el uno.
- ¡No! Uno trabaja - exclama el otro.


En estos tiempos de mujeres sin pudor, banqueros sin honestidad, empresarios sin escrúpulos, falsos predicadores y falsos positivos. En esta época de políticos débiles, agitados, impulsivos, ambiciosos, vulgares, capaces de negociar con el honor ajeno y con el propio, hombres que circulan por la calle del deshonor, ¡qué reconstituyente! fue leer el reportaje del ultraconservador diario El Tiempo, a los hijos, Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno del presidente Uribe Velez.

Con lágrimas en los ojos leí y releí la nota de estos sufridos habitantes de palacio.¡No puedo creer que todavía no estén afiliados al Sisben! ¡Que injusticia!

Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno dos simples artesanos peleando su lugar en el mundo. Dos combatientes que se alimentan de empresas heroicas ¡impossible nothing! La tragedia griega, reducidas en sus líneas esenciales es la glorificación de la energía humana. Los hijos, Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno, del presidente Uribe Velez encarnan esa lucha diaria del hombre frente a la adversidad. La abnegación es el objeto de sus existencias.

Para ellos, Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno , modestos empresarios, todo es más difícil. Ni siquiera los bancos que con tanto ahínco sirve y defiende su señor padre Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno les extienden la mano. Ya lo decía mi abuela Felisa, ¡así paga el diablo a quien bien le sirve! Banqueros desalmados que muerden la mano del hombre que mece la cuna para que ellos progresen: Casi ¡Nueve billones! de pesos de utilidades hasta octubre y todavía el año no ha finalizado.

Bancos que gastan en publicidad de prensa, radio y televisión más que los créditos que le otorgan a los necesitados. Bancos que ahora luchan por quedarse con los datos de los usuarios de DMG y con todo su dinero. Esos son los fariseos que le niegan el sustento, el progreso a Tomasito Uribe Moreno (perdón por la confianza) y a Jerónimo Uribe Moreno, el virtuoso dúo antioqueño que alegran los días y las horas del emperador Álvaro Uribe Velez. Para estos dos "desplazados", Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno, no hay privilegios, sólo constancia, trabajo y pan duro.

Instintivamente la sociedad pide, exige, un poco de aire puro. El presidente Álvaro Uribe Velez no solo debe ejercer un liderazgo político sino ser ante todo un referente moral para la sociedad. No es bueno para la salud del país que su propio seno familiar esté cuestionado.

La gente de a pie sospecha que estos dos delfines, Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno, no tienen la discreción ni esa conducta irreprochable que pregona su padre Álvaro Uribe Velez. Los dos, Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno, por ingenuidad o avaricia se han visto envueltos últimamente en episodios grises, ¿Cuál de los dos, Tomás Uribe Moreno o Jerónimo Uribe Moreno, era el "conocido" de Yidis Medina? ¿Cual de los dos, Tomás Uribe Moreno o Jerónimo Uribe Moreno, coqueteó con Daniel Ángel Rueda y con David Murcia Guzmán directivos de DMG?

"Sobre mis hijos: ellos no están en la corrupción. Mis hijos no son corruptos. Mis hijos no son traficantes de influencias ante el Estado. Mis hijos no son atenidos al papá. Mis hijos no son hijos de papi. Mis hijos no son holgazanes. Mis hijos no son vagos con sueldo. Mis hijos han escogido ser hombres de trabajo, honestos y serios". El presidente Álvaro Uribe Velez, como todo padre, le añade emoción, no argumentos a la defensa de sus hijos Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno.

La oposición al gobierno reclama brillo y cuentas claras. Álvaro Uribe Velez, padre, contesta con los botines de punta. El asunto trasciende lo meramente familiar.

Los hijos, Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno, del presidente Álvaro Uribe Velez deben ser juzgados como se juzga a los árbitros de un partido de futbol: los que pasan desapercibidos son los que sirven, los que cumplen con su papel, los que merecen nuestra confianza.

Tomás Uribe Moreno y Jerónimo Uribe Moreno no son ciudadanos comunes, gozan de muchos privilegios y pocas obligaciones.

"Todos somos iguales, pero hay algunos más iguales que otros"
(George Orwell)

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ENTREVISTA CON LA SENADORA GLORIA RAMIREZ, DEL POLO DEMOCRATICO ALTERNATIVO COLOMBIANO

“Parece que Uribe fuera el Mesías”



De visita en España, la senadora acusada de terrorismo por su supuesta vinculación con las FARC rechaza esas acusaciones y dice que Uribe tiene cerrado el camino hacia la re-reelección y critica la política de mano dura.

Por Oscar Guisoni

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La senadora Ramírez participó en un seminario sobre mujeres desplazadas por la guerra.

Desde Madrid

La senadora colombiana Gloria Inés Ramírez está procesada por la Justicia de su país por su supuesta vinculación con las FARC. El gobierno de Alvaro Uribe la acusa de aparecer en la ya famosa PC del líder guerrillero Raúl Reyes, muerto en un operativo militar en la frontera entre Colombia y Ecuador durante el pasado mes de marzo. De visita en España, donde participó el pasado fin de semana de unas jornadas sobre la situación de las mujeres desplazadas por el conflicto armado, esta antigua sobreviviente de la Unión Patriótica, actual representante del Polo Democrático Alternativo en el Senado, dice que nunca ha sido “mujer en armas”. En esta entrevista, se explaya sobre los puntos más calientes de la agenda política de su país, desde la reelección de Uribe hasta el escándalo de la parapolítica y se anima a predecir cómo cambiará Colombia con Barack Obama en la Casa Blanca.

–La continuidad o no de Alvaro Uribe en el poder es parte central de la agenda política colombiana en estos momentos. ¿Qué posibilidades tiene el actual presidente de lograr que se autorice su reelección?

–Hay dos vías para hacerlo. Una es la reforma política que necesita la aprobación del Parlamento o la vía del referéndum. La reforma ya la ha hecho el Congreso, pero le ha colgado un artículo para que haya reelección pero en el año 2014, es decir, no de manera inmediata. Esta reforma ha sido también importante porque castiga implícitamente a los congresistas que se han vinculado a los paramilitares. No hay que olvidar que hoy hay 70 congresistas bajo investigación por este escándalo. El problema es que son estos mismos congresistas los que votaron la reforma, por lo cual la oposición se pregunta cuál es la legitimidad de esta reforma, si fue votada por gente vinculada con los paramilitares con el objetivo de que el presidente se mantuviera en el poder. También se hizo una consulta popular con la pregunta “¿Quiere usted que una persona que haya ejercido la presidencia por dos períodos pueda ser reelegida?”. Y hubo siete millones de personas que dijeron “sí”. Pero cuando el Congreso de la república analiza el texto del referéndum, se encuentra con que la pregunta decía “quien haya ejercido la presidencia por dos períodos”, y el actual presidente está ejerciendo su segundo mandato. Los amigos del presidente han querido cambiar el texto, reemplazando la palabra “ejercido” por “elegido”, pero eso no se puede hacer. La pregunta que se hizo fue muy clara y la respuesta es que la reelección quedará autorizada para el 2014 y no para el período que viene.

–Detrás de esta cuestión está el hecho de que Uribe goza de una gran popularidad, ¿hay a su juicio alguna figura alternativa al actual presidente en estos momentos?

–Claro que sí. Uribe es importante pero no necesario. En Colombia todavía hay una estructura de partidos que tienen sus propios candidatos. Lo que pasa es que los medios de comunicación han creado un imaginario colectivo en el que parece que si no está Uribe, habrá una hecatombe. Parece que fuera el Mesías. A pesar de su popularidad, yo creo que otro período de Uribe sería funesto para Colombia. A Uribe lo valora la clase media porque con su política de seguridad se puede mover en coche por el país, pero la gran mayoría que no tiene coche no se beneficia. Lo demás es puro clientelismo. Más bien su gobierno ha tenido consecuencias nefastas en la política de derechos humanos, han legitimado la desaparición forzada de personas, se han producido torturas y detenciones masivas ilegales. Y ahora está trabajando para acabar con los sindicatos y los defensores de los derechos humanos. A cualquier conflicto se le da un tratamiento de orden público y se lo estigmatiza tratando de vincularlo con las FARC, con el terrorismo, para deslegitimarlo. Se busca la criminalización de la protesta social. Desde adentro mismo de los servicios de Inteligencia se construían las listas de líderes sindicales y defensores de los derechos humanos que luego se entregaban a los sicarios y paramilitares para que mataran a la gente. En ese contexto nos inician los procesos para tratar de vincularnos, con los dirigentes de la izquierda, con las FARC, para tratar de equilibrar con el escándalo de la parapolítica. Es un intento de tratar de quitarnos nuestra talla moral.

–¿Qué va a cambiar en Colombia con Barack Obama en la Casa Blanca?

–Para nosotros tendrá un efecto muy importante, porque Colombia ha sido el puntal de la política de guerra preventiva de Bush en América latina. Uribe cree que quien no está con él es terrorista. Tenemos muchas esperanzas puestas en la llegada de Obama al poder porque Estados Unidos tiene mucha responsabilidad en lo que ocurre en el país. Creemos que el nuevo presidente americano colocará el centro de su política en los derechos humanos. Barack Obama además es un reconocido defensor de los sindicalistas y ya ha advertido que Colombia no estará dentro del Tratado de Libre Comercio si no hay unas cláusulas muy claras de respeto al sindicalismo y a los derechos humanos. Para los que estamos en la oposición será positivo.

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Montag, 1. Dezember 2008

En medio del ruido, cada vez se escucha menos el nombre de las víctimas, se pierden en el zumbido que nos dejan en los oídos los discursos y la cacofonía de los verdugoLinks que gritándose unos a los otros sus propios nombres tapan el nombre de las víctimas, pretendiendo perderlas en el tiempo y en el humo, raptándolas por enésima vez, asesinándolas de nuevo. Y cuando todos seamos desaparecidos, ¿quién pronunciará nuestros nombrLinkes? ¿Acaso una máquina recuerde nuestros rostros, nuestros nombres?
Y cuando todos seamos desaparecidos, ¿quién pronunciará nuestros nombres?

leer y escuchar en:



http://esquinaabierta.com/victimas/


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DMG Y LOS URIBE


Donnerstag, 27. November 2008

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PARA
uribe, Ya no HAy 2010, EN EL 2014 TE VEREMOS EN LA CORTE INTERNACINAL DE LA HAYA........PARAMILITAR, NO TE VA A ALCANZAR EL TIEMPO, NI SEMANA, NI EL ESPECTADOR PARA ESCONDERTE, TU PAra-PIRAMIDE SE DERRUMBO.... VAS A LLORAr.

PideLe A: A SAN jeronimo, A SANTO tomas, A SANTA lina

Que te AYUDEN............................................ a joder

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Sospechoso ensañamiento

Por: Jorge Iván Cuervo R.
¿DON MARIO? ¿EL MONO JOJOY? ¿Cuarenta? ¿Garavito? No, un criminal peor: David Murcia Guzmán, el nuevo monstruo de la sociedad colombiana para expiar toda su mala conciencia.

Por lo menos eso se deduce del impresionante despliegue de seguridad y de eficacia institucional que hemos podido ver para capturar al supuesto cerebro detrás de DMG, con emergencia social personalizada incluida. Quien hasta hace poco era percibido como un próspero industrial, recibido hace un año en el Palacio de Nariño por el Secretario de Prensa para hablar de negocios —¿entró por el sótano?—, y sobre quien hace un mes no había una sola prueba en su contra, hoy es presentado como el más grande criminal de la historia económica de Colombia.

La suerte de Murcia quedó echada el día en que se atrevió a desafiar en público al todopoderoso presidente Uribe. Antes no había pruebas, en cuatro días, todas. Pero a Murcia también le cobran el haber copiado las pautas éticas y las conductas exitosas de esta sociedad sin tener la condición social para hacerlo. No mijo, los negocios no se hacen en La Hormiga, se hacen en el Gun, no joda, no nos dañe el negocio, y además cómo se mete con el doctor Sarmiento, no sea igualado. Un buen ejemplo de lo que no gusta en Murcia es el último párrafo de la columna de María Isabel Rueda el domingo pasado.

Cómo me hubiera gustado que el Fiscal General hubiera tenido la mitad de diligencia que tuvo en este caso con, por ejemplo, el de Jorge Noguera, del cual no se volvió a saber nada, o el del Gobernador del Quindío; o que el Gobierno en pleno se hubiera movilizado con la misma rapidez para atender el problema de los desplazados o de los damnificados por el invierno. Cómo me gustaría que el nuevo Superintendente Financiero atendiera con la misma eficacia las miles de quejas contra los abusos de los bancos, donde para obtener un crédito hay que demostrar que no se necesita, razón por la cual mucha gente prefiere jugarse la vida en esta ruleta rusa de las pirámides.

Lo que hizo Murcia fue aprovechar una cultura del atajo muy enraizada en nuestra forma de ser colectiva, en un contexto de excedentes no regulados de la economía del narcotráfico en regiones como Putumayo, donde eso que aquí en Bogotá llamamos Estado no existe, y haber posicionado una forma inversión paralela al sistema financiero con una apariencia de legalidad tolerada por las autoridades y, gústenos o no, resolviendo problemas económicos a mucha gente que ahora queda en la absoluta incertidumbre. Corresponde a la justicia establecer sus vínculos funcionales con el lavado de activos y con un sector de la clase política regional, y la tremenda estafa que parece materializarse, pues Murcia ha señalado que no tiene dinero con qué responder. ¿Dónde está la plata?

En el desmonte de las pirámides queda una profunda secuela social y económica que puede arrastrar consecuencias políticas impredecibles, hasta el punto de comprometer la propia reelección del Presidente, como ya se vio con el cambio de postura para apoyar la reelección inmediata de parte de dos congresistas de las regiones afectadas. Las medidas adoptadas son impopulares, pues están orientadas a frustrar las expectativas de recuperación de la inversión. El Gobierno, por su imprevisibilidad y falta de diligencia, se enfrenta a un problema que puede terminar siendo la debacle que estaba buscando, pero en su contra.


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Samstag, 22. November 2008



■ En mitin, más de 10 mil exigen respeto a derechos y que el presidente cumpla pactos

Llega a la capital colombiana la marcha de resistencia indígena

■ Embestida policiaca y señalamientos racistas enmarcaron la caminata de más de 500 kilómetros

■ Permanecerán en Bogotá hasta que se acuerde una reunión con el mandatario Álvaro Uribe


En la protesta, los indígenas rechazaron que su movimiento sea manipulado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Cerca de cuatro horas duró su movilización de ayer en la plaza principal de Bogotá Foto: Reuters

Bogotá, 21 de noviembre. Unos 10 mil indígenas colombianos marcharon hoy por las principales calles de la capital y se concentraron durante cuatro horas en la plaza principal para reclamar, a pocos metros del palacio presidencial, el cumplimiento de acuerdos sobre entrega de tierras, respeto a sus derechos y rechazo a las acusaciones del gobierno de que su movimiento está manipulado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Los indígenas culminaron con esta manifestación, en el corazón político de Bogotá, una marcha de 500 kilómetros que se inició en Cali el 10 de noviembre pasado, tras un diálogo con el presidente Álvaro Uribe que terminó sin acuerdos y que habían solicitado los primeros días de octubre, a raíz de los constantes hostigamientos, agresiones contra líderes comunitarios y acusaciones de vínculos –no probados– con la organización guerrillera.

“La palabra camina, la minga (esfuerzo conjunto) transforma”, fue uno de los lemas escritos en grandes pancartas desplegadas por los indígenas en el último tramo de su movilización, que a pesar de ser pacífica no estuvo exenta de enfrentamientos contra las fuerzas públicas en su primera etapa, cuando empezaron su camino a Cali, en octubre, y bloquearon la carretera Panamericana.

Según Feliciano Valencia, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), cinco activistas de la minga fallecieron en los choques y 129 resultaron heridos, aunque la prensa local sólo reportó un deceso. La Organización Nacional Indígena de Colombia señala que 70 miembros de diferentes etnias han sido asesinados en 2008, la mayoría por elementos de las fuerzas públicas.

La marcha, además, ha sido objeto de señalamientos de carácter racista, que se reflejaron en programas de radio y comentarios publicados en el sitio de Internet del diario El Tiempo, de Bogotá. El periódico El Espectador, en la web, destacó que durante la caminata por la capital hubo quienes aplaudieron a los indígenas, pero también “otros que los miraban como si fueran personajes sacados de algún relato fantástico”.

La marcha por las carreteras terminó el jueves, cuando los indígenas salieron de la localidad de Soacha –próxima a Bogotá– y llegaron al campus de la Universidad Nacional, en Bogotá.

Los dirigentes del movimiento tienen previsto continuar el diálogo público con Uribe, quien este viernes viajó a Lima, Perú, para participar en la cumbre de los países que integran el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico.

No obstante, para este sábado se tiene programada una reunión entre los dirigentes del CRIC e integrantes del gabinete de Uribe, con quienes tratarán de acordar la fecha de un encuentro con el mandatario.

Pero mientras se formalizan los arreglos para las pláticas, varios representantes indígenas expusieron a miembros de organizaciones no gubernamentales la problemática que tienen en diferentes regiones, particularmente en el departamento del Cauca, en el suroeste del país, uno de los principales escenarios del conflicto armado en el país.

El movimiento busca llegar a acuerdos específicos sobre la manera en que el gobierno restituirá tierras que pertenecieron a los indígenas, pero fueron ocupadas por productores agropecuarios. Los reclamos están fundamentados en el reconocimiento de derechos indígenas en la Constitución, vigente desde 1991. La población colombiana formada por comunidades originarias representa 2 por ciento de los 46 millones de habitantes.

Representantes del gobierno y de terratenientes han tratado de desautorizar la demanda indígena de tierras con el argumento de que poseen decenas de miles de hectáreas, pero en respuesta el movimiento afirma que la mayor parte de ese territorio no es cultivable, porque está conformado por zonas semidesérticas, acantilados, volcanes y páramos.

Además del tema de las tierras y de la denuncia de acusaciones sobre supuestos nexos con la guerrilla, las organizaciones indígenas exigen que el tratado de libre comercio con Estados Unidos –negociado en años recientes por los gobiernos de Uribe y George W. Bush, pero pendiente de aprobación en el Congreso estadunidense– considere la opinión de las etnias en temas de conservación de la biodiversidad, entre otros.

El dueño de DMG blanqueó dinero: fiscal

En otro orden, la fiscal Luz Ángela Bahamón aseveró hoy en una audiencia de formulación de cargos que el propietario de la firma DMG, David Murcia, arrestado el jueves pasado, blanqueó dinero provenientes de actividades ilegales.

Con estas acusaciones de la fiscalía general, basadas en información recabada durante 2 mil 600 intervenciones telefónicas, se formalizó la detención de Murcia, cuya empresa se dedicaba a la venta de tarjetas de prepago, con las que los consumidores compraban electrodomésticos y además recibían bonificaciones económicas posteriores.

Algunos articulistas de la prensa escrita y de programas radiofónicos han señalado que las pirámides que colapsaron la semana pasada y la creación de la firma DMG adquirieron fuerza como alternativa a las bajas tasas de ahorro y las comisiones que cobran los bancos comerciales.

Bahamón expresó que Murcia planeaba sobornar periodistas de varios países, además de Colombia (México, Ecuador, Panamá y Perú), y legisladores de esta nación para conseguir, aparentemente, favorecer los intereses de la compañía, cerrada el lunes por la Superintendencia Financiera.

Donnerstag, 20. November 2008

La cultura de la ilegalidad se viene incubando desde cuando el narcotráfico irrumpió imponiendo nuevas realidades y hasta una nueva estética

Semana


Lo que está pasando con las Pirámides no es simplemente un problema originado porque el gobierno no actuó a tiempo, como lo admitió hace unos días el presidente Uribe en una de sus salidas radiales: es parte del legado que nos deja su gobierno después de seis años de haber validado como premisa fundamental para refundar la patria, la peligrosa tesis de que el fin justifica los medios y de que en ese "todo vale" caben desde el pago de recompensas por una mano cortada hasta el asesinato de jóvenes desadaptados a manos del Ejército para hacerlos aparecer como falsos positivos.

Por eso resulta insólito ver al Presidente en los medios fustigando a los colombianos que se embaucaron en esa vía ilegal cuando él y su gobierno no les han enseñado otra cosa. Su insistencia por obtener resultados en la lucha contra las Farc hace rato traspasó los márgenes de una ética pública medianamente democrática. La política de recompensas terminó llevándose de calle la norma y la ley y hoy se ha convertido en una fábrica de producción de falsos positivos en los que para cumplir con la política de resultados, se ha llegado al dantesco escenario del asesinato de jóvenes de familias humildes escogidos estratégicamente en todo el país por parte de miembros del Ejército. Ese es el mismo gobierno cuyo Presidente, en lugar de fustigar a los militares involucrados en semejante escándalo, los premia nombrándolos en embajadas, como parece ser el caso del afortunado general Montoya quien, según La W, se iría de embajador para República Dominicana.

Pero también es el mismo Presidente que en lugar de reprender a los congresistas miembros de su coalición que resultaron vinculados a los paramilitares en las investigaciones iniciadas por la Corte Suprema de Justicia, osa pedirles su votico antes de que entren a la cárcel, dando a entender que para él, lo verdaderamente importante son los votos, es decir, los resultados, y que le importa un bledo que estos sufragios estén untados de sangre.

Un Presidente que envía estos mensajes a la opinión pública y que en los consejos comunales le pide a la Policía como en el viejo Oeste que acabe con unos matones por cuenta suya, difícilmente puede tener la autoridad moral para reprender a los colombianos que se embaucaron en las pirámides.

Pero si el Presidente no tiene autoridad moral para increpar a los colombianos que metieron sus ahorros en estas pirámides, tampoco la tiene para condenar a los empresarios que las crearon, así hoy los considere unos malos hijos de esta patria. Las pirámides que hoy se están derrumbando pudieron crecer y fortalecerse a pesar de que el gobierno sabía lo que eran. Pero además, como sucedió con los falsos positivos dentro del Ejército, se desoyeron las alertas que varios medios hicieron en su debido momento, de manera olímpica. Y sólo cuando el derrumbe de estas pirámides se convirtió en un problema social y de orden público y el gobierno salió a cuestionarlas, vinimos a saber los colombianos que en ese baile habían participado hasta los hijos del Presidente, quienes, según lo afirmó David Murcia, presidente de DMG, habrían llegado a ser importantes negocios con su firma, hecho que más tarde fue parcialmente desmentido por uno de sus hijos.

David Murcia y su DMG son el reflejo de esa cultura que desprecia las vías normales y que gusta de los atajos para conseguir sus fines. Fue creciendo bajo esa sombrilla, desbordando todas las fronteras, todos los controles hasta convertirse en el mejor reflejo de la ética pública que impera hoy en el país. Que se recuerde ni el gobierno ni su Ministro de Hacienda vieron en esta ni en otras pirámides un tema para ser tomado en cuenta en la agenda pública. Y de no haber sido por los medios, DMG y su faraón seguirían siendo unos héroes anónimos de la cultura ilegal y no unos presuntos estafadores, como ahora el gobierno dice que son.

No obstante, resultaría injusto endilgarle al gobierno de Uribe el fortalecimiento de la cultura de la ilegalidad en el país. La realidad es que esta se viene incubando desde cuando el narcotráfico irrumpió en nuestra sociedad imponiendo nuevas realidades y hasta una nueva estética. Desde entonces, la importancia de los atajos como vía para conseguir el fin y la cultura del dinero fácil han ido transformando culturalmente al país, tomándose la política y los partidos y creando una nueva ética pública que al presidente Uribe parece no disgustarle para nada.

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Colombia: Entre la estafa de las pirámides y el atraco de la banca

Yvke


El presidente Álvaro Uribe ha hecho una vehemente defensa del sistema financiero, que, según cuentas alegres, alcanza el 57% de la población, mientras se buscan mecanismos para la inclusión del 43% restante. Lo que el presidente colombiano no ha tenido en cuenta es que la pobreza tiene una cobertura del 45% y la indigencia del 17%, según cifras de la CEPAL. Un país entero con una perspectiva social sombría, en el que se apuesta lo que se tiene y lo que no se tiene a burbujas económicas y políticas, legales e ilegales.

“Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia”, exclama Arturo Cova, el personaje central de La Vorágine, al inicio de la novela de José Eustasio Rivera, en 1924. Cuarenta y tres años después, en “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, Apolinar Moscote le completa la frase: «Y lo único eficaz es la violencia.»

Es la historia infeliz de Colombia, desde antes de José Eustasio y hasta ahora. La idiosincrasia apostadora de un pueblo, que tanto tiene que ver con la violencia, como causa, también como consecuencia, y como ambas cosas al tiempo. Una violencia que no sólo se mide en sangre, en abaleados o acuchillados, sino en unas injusticias sociales tremendas, en unos abismos económicos inconmensurables y en una exclusión acendrada.

Ahora, cuando es noticia que tantos colombianos se lo hayan jugado todo, llaman la atención las apuestas aún más baratas de Uribe y su gabinete frente a la inesperada situación. El gobierno anda por estos días jugándose el coco para decir tonterías sin comprometerse, advertir a modo premonitorio que el dinero fácil es diabólico, o evidenciar su presentimiento de que en este país iba a pasar lo que pasó con tanta apuesta de milagro.

Del sombrero paisa salen conejos y conejo le hacen al país. Nigromantes de medio pelo, sacan más leyes de emergencia, en un país que lleva 6 años sedado e indiferente frente a una realidad avisada y denunciada, no sólo por los medios de comunicación masivos, sino por los miles de megáfonos que cacareaban la tentación en cualquier esquina.

“Crea una fascinación, que pronto se devuelve en tremenda frustración", estas palabras del presidente Álvaro Uribe, al contrario de lo que pudiera pensarse, no se refieren a sí mismo. Hablan de otra especulación, la del dinero, específicamente, expresan su preocupación sobre las pirámides. ¡Vaya preocupación tan fuera de lugar y a destiempo! Palabras de “culebrero” con ungüento curativo, en vez de estadista con medidas preventivas y eficaces.

Mientras el “cándido” Santos Calderón “Pachito”, el voltaireano vicepresidente, exclama en un compungimiento tan falso como grotesco, que “no es justo que se roben así la platica que los colombianos ahorran con tanto esfuerzo”. Como si hubiera otra alternativa en esta “tierra de ladrones”, que Rubén Darío nombró con eufemismo “tierra de leones”, en la que en vez de que “el esplendor del cielo sea su oriflama”, es “el rutilar del dinero la bandera”.

Porque para estos inversionistas silvestres y de barrio, a cuya mayoría no le alcanza el capital para entrar en antros sofisticados, pero igual de peligrosos, como las bolsas, el otro camino posible es la banca. Mejor dicho, de Guatemala a “guatepior”. Ya lo precisaron bien Tola y Maruja: “Las pirámides tienen una ventaja sobre los bancos: que le roban a uno sin tanto papeleo. Y otra ventaja: que los dueños se desaparecen, en cambio los gerentes de los bancos nos siguen saludando”.

Al lado de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el mayor banquero del país, el asunto de las pirámides es juego de niños. En las pirámides te roban, pero te tratan bien. En los bancos, que también te roban, te tratan como a perro en misa.

Y la competencia es por el estilo. Los nuevos conquistadores españoles, que ni de España son, como el Banco Santander, del que funge como dueño don Emilio Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos, el viejo “devorador de bancos”, que en realidad no se sabe de quién es. Entre bancos custodios (State Street Bank y Chase Nominees) y dueños extranjeros a tres bandas, los dueños y la composición accionaria resultan ininteligibles. Caso similar, o peor, es el de Banco Bilbao Vizcaya Anderis, que ya ni es de Bilbao ni de Vizcaya, donde se sientan los mismos custodios gringos mencionados con sus representados en la sombra.

O Bancolombia, inmerso en uno de los escándalos financieros más grandes del país en las últimas décadas, por la adquisición fraudulenta del Banco Industrial Colombiano (BIC). Este dulce banco, junto a Davivienda, el BBVA y el Santander, mandaron a la Superintendencia de Industria y Comercio a freír espárragos, cuando les solicitó información sobre las tarifas acordadas en las tarjetas de crédito. Qué esperanzas.

Esta es sólo una idea de la retahíla florida de las entidades bancarias que, como dice Uribe, hacen lo que hacen en bien del país. Roban, estafan, atracan los bancos para que sus prohombres puedan seguir adquiriendo los bonos del “Banquete del Millón”, a beneficio de las personas necesitadas, que son muchos de los colombianos que han pagado a los bancos hasta tres y cuatro veces el valor de su vivienda, y que ahora deambulan por el país como caracoles, con los enseres y la cobija a cuestas.

El capital que se desbanca

DMG tiene una suerte de fea que la bonita banca la desea. Tampoco sabemos para dónde va, pero por lo menos sabemos de dónde viene y a quién corresponde el acróstico: David Murcia Guzmán, de comerciante muy menor en La Hormiga, departamento de Putumayo, a “Midas” regional, con sedes en varios países vecinos, como Ecuador, Panamá, donde ya se le investiga, y Venezuela, donde se le están cerrando las primeras oficinas.

Es tan iluso creer que al dinero ahorrado, ganado o trampeado le iría bien en las pirámides, como creerle a Sarmiento Angulo que ese mismo dinero estaría a buen recaudo en sus bancos. Tragarse el cuento de que es exacto y de ley el rédito que paga por los pesos guardados, justo y necesario lo que cobra por cualquier transacción, pertinente la comisión que exige por mover la plata ajena, o que los malabarismo financieros de terror con los que se enriquece son más seguros que la almohada.

Que es como tiene que ser. Que se pague un interés de miseria cuando se deposita el dinero en los bancos y que se cobre un interés de usura cuando se requiere un crédito, así sea sobre la plata propia guardada. Que por los ahorros la banca pague el mísero 12% anual y por las tarjetas de crédito cobre la friolera del 36%.

Que es normal que frente al gerente del banco de cualquier sucursal, que se cree el dueño, al subgerente, que se cree el gerente, al asesor comercial, que se cree el subgerente, o a la más modesta secretaria, que se cree la asesora, o al vigilante, que se cree el secretario, o al que sea, nos sintamos como frente al médico o el odontólogo, con alguna culpa inmerecida, y con la certeza atroz de que va a decirnos que algo está mal, que algo no anda bien, que pinta raro, o que más se perdió en el diluvio.

Que es así, y gracias a Dios que es así, pues de lo contrario tendríamos que tener el dinero en casa, con todos los riesgos que eso implica en el país de la “seguridad democrática”.

Es un sistema con todos los perros amarrados: Que la banca no vaya a ser pobre con las monedas que nos quita, y que nosotros nunca vayamos a ser ricos por más que metamos todo lo que tengamos.

En un país en el que los juegos de azar proliferan, los casinos están en cada esquina y para todos los bolsillos, los estafadores piramidales fallaron en la esencia. Tendrían que haber fundado bancos. Prometer las mismas mentiras, hurtar lo mismo o más, y exigir el irrestricto apoyo del gobierno, en caso de algún traspié.

A estos estafadores les faltó leer algo de la historia reciente del país, que son las páginas sociales, o las judiciales. Unas cuantas páginas les habría bastado. La sección de Granahorrar, digamos. Ahora no estarían siendo acosados ni acusados. Serían ciudadanos prestantes e influyentes, tenidos en cuenta cual esfinges, tanto por lo del cariz enigmático, como por lo del aire de monstruo fabuloso, dos características reservadas para los pudientes en Colombia. Además, con voz y voto en los consejos comunales del presidente Uribe. Hasta podrían sugerir leyes de conmoción interior y ser oídos.

El club del clan

O, mejor todavía, hacer parte del círculo de poder de dos presidentes consecutivos, Pastrana y Uribe, como los famosos socios del fondo de inversiones WestSphere Capital Andin, un nombre rimbombante para una banda de avivatos, que se hizo dueña del tristemente célebre Banco del Pacífico, de origen ecuatoriano con sede en Colombia, un banco desvalijado en el que los socios lograron recibir depósitos por impuestos que sumaron 35 millones de dólares.

Nunca se ofreció recompensa por la cabeza de Luis Alberto Moreno, el cerebro de esta triquiñuela, y más bien se lo nombró y mantuvo como embajador en Washington, y Uribe le hizo mucho cabildeo para que llegara a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como dijo el columnista Fernando Garavito alguna vez, “el queso en la cueva del gato”.

Los demás miembros de la cuadrilla directiva también alcanzaron el curubito. Fernando Londoño, premiado con el ministerio de Interior y Justicia, ahora tremebundo locutor, periodista justiciero y adalid de la moral uribista. O Luis Fernando Ramírez, un despintado ministro de Defensa de Pastrana. O Camilo Gómez, Alto Comisionado para la Paz de Pastrana, como todos los Altos Comisionados, venido a menos por cuenta propia. O sus compinches, como Fanny Kertzman, que partió con los cancerberos bravucones de la DIAN rumbo a la embajada en Canadá.

No se sabe qué suerte le espera a David Murcia Guzmán, ni a la estigmatizada familia DMG. Pero si en vez de montarse en esos escamoteos financieros de tarjetas prepago, electrodomésticos de bolsillo y Holdings raros, Murcia se hubiera dedicado con seriedad a batir su honda de David, déle que déle corrompiendo burócratas, de cierto que el Goliat gubernamental habría caído pronto, y el palurdo sería egregio.

Un trauma en la memoria

Eterno, mas no monótono, es el recuento del pillaje y los atropellos de la banca legal a las ilusas víctimas.

En 1972, en Colombia se implantó el sistema de financiación hipotecaria a largo plazo en Unidades de Poder Adquisitivo Constante UPAC, un procedimiento que permitía el cobro de intereses sobre intereses. Con el señuelo inevitable de la vivienda propia, la gracia desembocó en una fuerte crisis inmobiliaria en el país, que provocó la pérdida de muchos inmuebles hipotecados y la ruina de muchas familias.

Las pirámides, que se sepa, han causado la muerte de un hombre, quien se suicidó en Bogotá. Por culpa del deplorable sistema UPAC, según una investigación del diario “El Espectador”, más de dos mil usuarios se suicidaron apenas en un año, entre 1998 y 1999. Los deudores, retrasados en las cuotas, bebían vermífugos baratos o volaban por los aires al ver que no sólo lo perdían todo, sino que toda su descendencia quedaba hipotecada de por vida a la banca.

El sistema, tardíamente, como siempre, fue declarado inconstitucional, y reemplazado por el sistema de Unidades de Valor Real, el UVR. El remedio resultó peor que la enfermedad. El cobro de intereses sobre intereses se mantuvo, haciendo igualmente impagables los créditos. Según cifras oficiales, cerca de 400.000 viviendas han sido y siguen siendo expropiadas en menos de 10 años.

El asunto no ha merecido pronunciamientos airados ni decretos especiales, ni alocuciones pedagógicas, porque los que ahí se pasan las leyes por la faja, cobran 7 y más veces los créditos, aplican intereses improcedentes, y desplazan unas 100 familias cada día, son los bancos, los mismos que donan alcancías para algún niño inválido, en connivencia y complicidad con jueces y autoridades.

La nueva interventora de DMG

La abogada María Mercedes Perry Ferreira, nombrada por decreto, es la nueva agente interventora de DMG. Una buena liquidadora. Con su motosierra leguleyera, de tinterilla con traje de sastre, al comienzo del gobierno de Uribe, despedazó entidades estatales como la Caja Agraria y el Banco del Estado.

El Banco del Estado, por ejemplo, le entidad que recogió los entuertos del Banco Popular, privatizado y vendido a huevo al mismo Luis Carlos Sarmiento Angulo que ahora nos advierte contra los saqueadores. Como si los saqueadores particulares fueran más perniciosos que los estatales y estatutarios. Mala memoria la suya.

Un Banco del Estado que cuando lo liquidó la señora Perry alcanzaba activos acumulados por más de siete mil millones de los pesos de los años noventa, que eran mucho más pesos que los de ahora. El Banco del Estado fue absorbido por el Banco Cafetero, que en 2007 sería a su vez adquirido por Davivienda, en cabeza de José Alejandro Cortés. Mal llamadas capitalizaciones, que concluyeron en lo que en realidad eran: descaradas privatizaciones.

Maniatados o cruzados de brazos

Los oficinistas se tiran la pelota unos a otros. Acusaciones y rodeos van y vienen. Lo cierto es que la miopía general de los más altos funcionarios del estado, incluido el presidente, dejó que la pelota de nieve rodara hasta alcanzar más de dos billones de pesos, según estimaciones iniciales. Unos 500 mil podrían ser los hogares estafados, según cálculos del economista Luis Jorge Garay.

Una verdadera catástrofe, para la cual, otra vez, están los paños de agua tibia de las emergencias por decreto, mediante las cuales Álvaro Uribe faculta a su propio gobierno para matar, por parejo, marchas y marchantes (“conmoción interior”), ladrones y robados (“emergencia social”).

La Supersociedades tendrá la facultad para tomar la posesión de bienes, haberes y archivos de las empresas investigadas. Mejor dicho, de lo que le dejen los allanadores después del allanamiento, de los restos que se le escapen a la policía y a los funcionarios encargados de evitar que los manilargos originales se los lleven.

Los decretos 4333 al 4336 son memorables. Aunque ahora se ha bajado el tono, el mediático enfrentamiento entre el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, y el artífice de DMG, David Murcia Guzmán, llegó a alcanzar un tono de pelea de rufianes inocultable. Y los decretos son parte de esa pendencia, y exudan el mismo tono. Quieren ponerle punto final a la bronca, pero tienen dejo de pataleta.

Son decretos con nombre propio, retroactivos y revanchistas, mediante los cuales se le quiere aplicar un remedio excesivo, de un día para otro, a una actividad que lleva años y frente a la cual el gobierno se cruzó de brazos.

Y no es que no tuviera herramientas legales para actuar. La captación masiva y habitual de ahorros del público sin autorización oficial está prohibida en la legislación colombiana, por el decreto 2920. Se trata de una conducta tipificada como delito desde 1982. Como afirmó Juan Camilo Restrepo, ex ministro de Hacienda, “el Gobierno debió aplicar con rigor la legislación que estaba vigente, en vez de ponerse a proponer nuevas leyes, que, con cambios más bien marginales, no hacen más que prohibir lo que ya estaba prohibido desde hace 25 años”.

Ojalá los recientes decretos expedidos, para lo que sea que van a servir, que lo hagan más temprano que tarde. Tienen la vida efímera de 30 días, que es un lapso insuficiente para revertir una inercia ancestral y una transformación cultural que el narcotráfico ha afianzado en décadas, pero que basta y sobra para acabar de arruinar a los idiotas útiles de “una economía para imitar”, como lo creía a fe ciega el ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, hasta que hace unas semanas le estallaron en la cara las pompas de jabón de su chapucería.

Citas citables

En un soliloquio digno del personaje, mas no del cargo, el ministro de Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, dijo que ya se han dictado medidas precautelativas, investigativas, dictadas “en beneficio de todos los colombianos. Una práctica que debemos abolir en todos los colombianos, que es creer que el enriquecimiento fácil puede ser un elemento de nuestra sociedad.”

Parece que el ministro todavía viviera en Roma, haciendo pinitos para el título de Caballero de Gran Cruz de la orden al Merito de la República Italiana, colgando en la billetera liras en vez de pesos. Que se despabile y entienda que el enriquecimiento ilícito es una práctica “mágica” y mafiosa, que lo persigue como su sombra a donde quiera que va, en la Medellín de Pablo (Escobar), en los intríngulis de la calabresa y las AUC en la Italia de Berlusconi, o en el cobertizo republicano de Uribe, al lado de “Crespón”, el potro presidencial predilecto. Y que acepte que de donde hay que empezar a abolir prácticas insanas es de la “Casa de Nari”, donde, en medio de tanto escándalo y componendas, el enriquecimiento ilícito es un mal menor.

En esta feria de frases, hay que subrayar la dicha por el superintendente de Sociedades, Hernando Ruiz López: “Estos establecimientos sí estaban siendo sometidos a la presión de las visitas, tanto de la Superfinanciera, como de la Superintendencia de sociedades, y pienso que finalmente eso es lo que ha producido que más temprano que tarde se hayan evaporado algunas, y ya la gente tenga claro cuál es el propósito final de ellas”. El funcionario lo pronunció y ni siquiera se mamaba gallo a sí mismo.

Y hay que recordar otra del presidente Uribe, poco antes de estallar la crisis de las pirámides: “A los inversionistas internacionales tenemos que decirles: Cualquier dólar que haya logrado escapar de esa pirámide de Wall Street, tráiganlo para acá, que aquí les queda seguro”. Un golpe bajo a la “seguridad inversionista”, otra pata nacida de la coja “seguridad democrática”.

La coda

En Colombia, desde muy temprano los niños deben jugar a ser más grandes de lo que son, y trabajan y sufren en los socavones o en las calles de las capitales. Los adolescentes le apuestan el alma al diablo y, por unos pocos pesos, se hacen sicarios. Los adultos retan la vida con la incertidumbre del rebusque, y viven en carne propia la azarosa actividad de la catástrofe. Los ancianos ya no juegan barajas en los pórticos o sentados bajo los mangos, sino el dominó aterrador de su salud y sus pensiones privatizadas, mientras acaba rapidito la vida.

¿Por qué resultará entonces tan extraño que unos y otros se jueguen el todo por el todo en unas pirámides de ensueño, que se llaman “Horizonte”, “Oportunidades” o “Buen Futuro”, y que de paso prometen acabar con el desastre de jugarse la vida día tras día y sin esperanza?

El gobierno ofrece el principio de oportunidad, para cesar la persecución penal a los tramposos. Es un precepto que suena a ruego. Más cuando el propio presidente lo explica, y le pide a los estafadores que sean buenos y que le devuelvan la platica a la gente. Un estado débil, un gobierno engomado, un presidente cogido de la tarde, que no tienen más que hacer que denominar cautela a la desidia, ordenar capturas preventivas, expedir decretos inconstitucionales, de madrugada y tras la puerta, maquinarle delitos y penas al Código Penal, insistir en esquemas de garantías porque saben de sobra que no habrá ninguna, y orar para que la perturbación social no avance.

El gobierno, el fiscal, el “modelo de celeridad” del Grupo Interinstitucional de Policía Judicial, tres o cuatro ministros, acopian pruebas y ven llover en un país inundado de marchas. Las secretarias y los empleados de medio pelo de las “pirámides” caen por doquier. Los desplumados inversores lloran y le dan cabezazos a las ilusiones rotas.

Y los faraones vernáculos, en un santiamén, se hicieron “polvo de estrellas”. Como dice la misma “Vorágine” en las líneas finales, contando la suerte de Arturo Cova y sus compañeros: “Ni rastro de ellos. ¡Los devoró la selva!”

Dienstag, 18. November 2008

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Gustavo Esteva
gustavoesteva@gmail.com

Es hora de minga

El mensaje no puede ser más claro: es hora de minga –de tequio, del esfuerzo compartido por el bien común.

“El modelo económico y su TLC… el régimen de terror… sus actos de barbarie… las leyes para robar, empobrecer y despojar… el incumplimiento de la palabra empleada desde siempre para engañar…(todo eso) nos convoca y es un mandato.”

En su comunicado del 7 de noviembre, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte de Cauca (ACIN) se refiere a Colombia, pero sus palabras pueden igualmente referirse a México y a casi todas partes. Estamos en la Cuarta Guerra Mundial, de la que nos advirtieron hace tiempo los zapatistas: una guerra sin frente, la primera realmente total, guiada por la codicia sin límite, la rapacidad y la destrucción cínica de la naturaleza, la ética y la dignidad.

“El que manda y decide es el pueblo”, subraya la ACIN. “Son todos los sectores que concuerdan… con la decisión de tejer una agenda, de convertir un país con dueños en un país de los pueblos. Por eso la minga de los pueblos: aunque algunos pretendan otra cosa, no es la agenda de un sector, o de unos líderes, o de algunas instituciones o personas. No sería minga si ese fuera el camino. Sería a lo sumo remplazar a los que mandan por otros. Eso no es lo que dice la agenda… Si hay una sola persona o un solo sector que se sienta capaz de asumir toda esta tarea no ha entendido la minga, no reconoce la agenda, ni sus propias capacidades y limitaciones. A remplazar la mentira con los hechos. Minga para que podamos hacer minga.

“Quienes escribimos estas líneas desde un rincón orientado por el compromiso, la humildad y la decisión tomada, nos negamos a asumir la responsabilidad como indígenas de cargar con el peso de toda la lucha y rechazamos también a quienes pretenden liderar desde un sector y controlar la minga.

“Desde la capacidad, el dolor y la experiencia, desde la necesidad y la sabiduría, vamos a coordinarnos para que la minga sea el camino y los pueblos el medio para realizarla. Las mingas no tienen dueños. Son de los pueblos.

“Las palabras sin acción son vacías. La acción sin palabras es ciega. Las palabras y la acción por fuera del espíritu y mandato de la comunidad son la muerte.”

La ACIN circuló este mensaje con sentido de urgencia. “Solos no podemos”, subrayaron. “O hacemos minga o no cambia nada.” (www.nasaacin.org/noticias.htm?x=9103) De eso se trata hoy. En todas partes. Como puede verse, por ejemplo, en el riesgo Obama.

Durante el tercer debate con McCain, Obama señaló que los estadunidenses, como tantos otros pueblos, estaban hartos de las políticas y de la política, las policies y la politics, la orientación de la administración de Bush y el estilo dominante de hacer política.

Tiene razón. Los pueblos están enterrando al mismo tiempo el neoliberalismo y el estilo dominante de hacer política, con el ataque sucio a los contrarios, la exaltación acrítica de los propios y el abierto predominio de la mercadotecnia política, la falta de información y los “poderes fácticos”.

Consciente de ello, Obama inspiró y concertó una organización ciudadana sin precedentes en Estados Unidos: millones de personas, hasta entonces entregadas a la indiferencia cínica, apelaron a sus propias tradiciones para hacer una forma de minga y llevarlo al triunfo. Algunos lo hicieron sin rendirse al juego. Estaban convencidos de que, a pesar de sus notables habilidades, Obama no podría cambiar las cosas en Washington: nadie puede realizar, desde arriba, los cambios que hacen falta. Pero pensaban que, en la circunstancia, podría articular la organización en la base social e inspirar formas de movilización que tendrían la potencialidad de convertirse en movimiento. A eso le apostaron y en eso están.

Pero otros muchos se dejaron llevar por la fascinación de un líder carismático y el 4 de noviembre se retiraron, satisfechos, a esperar los resultados de la proeza a la que contribuyeron. Empezaron así a disolverla, a convertirla en su contrario. El propio Obama, en su espléndido discurso de esa noche, estaría respaldando una actitud que les ata las manos y lo lleva en la dirección equivocada al celebrar sin reservas ni matices un ejercicio democrático que ese mismo día había mostrado sus incontables deficiencias y al reiterar sin pudor elementos centrales del viejo discurso imperial de Estados Unidos.

Es hora de minga. No es el tiempo de líderes carismáticos, vanguardias iluminadas o reacomodos institucionales. Sólo juntos, desde abajo y a la izquierda, podemos hacer frente a las innumerables catástrofes que nos agobian y se agravan continuamente.