Sonntag, 30. März 2008

The Washington Post desvela que Colombia asesina campesinos
para hacerlos pasar por guerrilleros


Europa Press/Crítica Argentina

El periódico estadounidense 'The Washington Post' denunció hoy el aumento de campesinos asesinados por el Ejército colombiano para hacerles pasar por miembros de la guerrilla, basándose en los informes de grupos pro Derechos Humanos, investigadores de Naciones Unidas y funcionarios del Gobierno de Estados Unidos.

Según el periódico, "bajo la presión de los comandantes militares para registrar muertes en combate, en los últimos años, el Ejército ha asesinado cada vez más a campesinos inocentes haciéndolos pasar por guerrilleros".

"Hay diferentes registros sobre el número de ejecuciones extrajudiciales, como son llamadas las muertes de civiles. Pero un informe de una coalición de 187 grupos de Derechos Humanos dijo que 955 civiles murieron entre 2002 y 2007 y fueron clasificados como guerrilleros caídos en combate, un 60 por ciento más que hace cinco años en los que sólo hubo 577 muertos por las tropas", publicó el diario.

"Los asesinatos, perpetrados por unidades bajo las órdenes de comandantes regionales, siempre han sido un problema en el oscuro conflicto que ya cumple 44 años", agrega el Washington Post. Pero, añade, con la reciente desmovilización de miles de combatientes paramilitares, muchos de los cuales operaban en escuadrones de la muerte para eliminar rebeldes, los asesinatos de civiles a manos del Ejército han crecido enormemente desde 2004.

Al parecer, esta táctica habría desencadenado un feroz debate dentro del Ministerio de Defensa colombiano, entre el lado más tradicional, que aboga por el desarrollo de una agresiva campaña que se centre en el número de cuerpos, y entre los reformistas, que proponen que el Ejército desarrolle otros criterios para medir el éxito en el campo de batalla, según afirma el artículo.

En Colombia los llaman “falsos positivos”. Así entendidos, parecen una simple estadística. Pero cuando se les pone nombre y apellido adquieren dimensión de tragedia, según informa Federico Rivas Molina en el periódico Crítica Argentina. Como la del vendedor ambulante Israel Rodríguez, que el mes pasado salió a pescar y nunca volvió. Finalmente, su familia encontró el cuerpo envuelto en una bolsa de plástico y enterrado: el ejército colombiano lo había clasificado como guerrillero de las FARC muerto en combate. El caso fue revelado por el diario norteamericano Los Angeles Times. Los organismos de derechos humanos de Colombia lo integraron en el fenómeno de los “falsos positivos”. Las Fuerzas Armadas asesinan civiles, normalmente campesinos o jóvenes, y los identifican ante el gobierno como guerrilleros. La práctica es el resultado de la intensa presión por parte de Estados Unidos, principal financista de la guerra contra las FARC, para que Colombia muestre progresos. Cuando más muertos, más seguro el flujo de dinero que baja desde el norte.

La hermana de Rodríguez, Adelaida, dijo a Los Angeles Times que su hermano había servido tres años en el ejército y no era guerrillero ni simpatizaba con la guerrilla. “Nunca le hizo ningún problema a nadie”, dijo, agregando que creía que el ejército mató a su hermano para “ganar puntos”. El Observatorio de Derechos Humanos colombiano elaboró a fines de 2007 un informe basado en testimonios y documentos que estableció en 955 los casos de personas asesinadas en operativos extrajudiciales desde 2002, cuando asumió el gobierno de Álvaro Uribe. Colombia mereció por estas prácticas una reprimenda del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. En su informe del año pasado, recomendó a Uribe “revisar los parámetros aplicados para medir los resultados operacionales de los cuerpos militares y policiales para erradicar las ejecuciones extrajudiciales”. En otras palabras, lo que la ONU pidió al gobierno fue que la campaña contra las FARC y el ELN se mida en términos de desmovilizados y capturados, y no sólo de muertos.


El gobierno recibió los informes sin demasiado interés, escudado en el argumento de que la guerrilla ha asumido la nueva estrategia de decir que cualquier muerto es un falso positivo. Sin embargo, tuvo que ceder por puro pragmatismo. Ante la insistencia de los demócratas norteamericanos en vincular los excesos del ejército colombiano con el bloqueo parlamentario del Tratado de Libre Comercio firmado por Uribe y Bush, Bogotá asumió algunos paliativos. Ordenó la transferencia de todas la denuncias de los tribunales militares a los civiles y una campaña interna de adoctrinamiento en derechos humanos.

Sin embargo, organismos no gubernamentales denunciaron que los casos de “falsos positivos” no han disminuido. “Sucede que no nacieron con Uribe”, dijo a Crítica de la Argentina Iván Cepeda, presidente del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice). “Hay una cultura de ejecuciones extrajudiciales, ya sea para cobrar recompensas o para mostrar resultados. Son prácticas de carácter sistemático. Lo que ha sucedido ahora es que con la política de Seguridad Democrática impulsada por Uribe los falsos positivos se han incrementado peligrosamente”, denunció Cepeda.

El clima se enrarece aún más cuando entran en juego las recompensas que ofrece el Estado a informantes que permitan detener guerrilleros. “Tienen así un incentivo para denunciar a gente acusándola de ser rebeldes debido a que cobran independientemente de si la información es correcta”, dijo el abogado Ramiro Orjuela, representante de víctimas de “falsos positivos”. El senador Gustavo Petro, del opositor Polo Democrático, aseguró que en los dos últimos años “se han presentado más de cinco mil detenciones arbitrarias por pago de informantes y han sido asesinadas alrededor de 200 personas”. La operación es simple: falsos testigos arreglados con el ejército cobran por identificar a falsos guerrilleros que son ejecutados en falsos enfrentamientos. La recompensa se reparte entre todos. Mentiras de una guerra muy verdadera.



>>
>>
>>
<<
<<

La dependencia envía carta a padres de los estudiantes atacados

El gobierno reprueba muerte de jóvenes en Ecuador: SRE

Familiares exigen una condena de México al gobierno de Colombia

Georgina Saldierna

La canciller Patricia Espinosa señaló ayer que el gobierno mexicano reprueba el fallecimiento de cuatro nacionales que se encontraban en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) bombardeado por tropas colombianas el pasado primero de marzo.

Con este señalamiento la funcionaria dio respuesta, por instrucciones del presidente Felipe Calderón, a los familiares de los afectados y de la sobreviviente Lucía Morett, quienes en diversas ocasiones han exigido una condena al gobierno de Álvaro Uribe por la muerte de los jóvenes y no la simple desaprobación de los hechos.

En carta dirigida a padres y hermanos de los nacionales involucrados en el bombardeo, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores expresó sus condolencias por la muerte de Verónica Natalia Velásquez Ramírez, Fernando Franco Delgado, Soren Ulises Avilés Ángeles y Juan González del Castillo, y al mismo tiempo deseó pronta recuperación a Morett Álvarez, quien permanece en un hospital militar de Quito.

Reiteró que solicitó a los gobiernos de Ecuador y Colombia realizar las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos y así poder actuar en consecuencia. Por su parte, la administración calderonista ha iniciado los procesos de asistencia jurídica a efecto de coadyuvar en las pesquisas, subrayó.

Expuso que las investigaciones no han concluido y que México ha insistido en la necesidad de dar celeridad al caso.

Espinosa destacó que la dependencia a su cargo cumplirá, como lo ha hecho, con su responsabilidad de brindar apoyo y protección consular que le soliciten los familiares y para Morett Álvarez.

Reiteró que buscará una compensación en favor de los deudos y de la joven sobreviviente por parte de Colombia, después de insistir en que ha deplorado la acción militar de la administración de Alvaro Uribe, por constituir una clara violación del derecho internacional.

Manifestó su disposición a mantener el diálogo con los familiares así como proporcionar información de cualquier avance que se produzca en torno a las gestiones que realiza.

Por instrucciones de Calderón, la funcionaria dijo que da respuesta a dos comunicaciones que presentaron los familiares de los jóvenes muertos.

Sumado a ello, ratificó el compromiso del actual gobierno con el respeto a la vida, los derechos humanos y la dignidad de las personas, y agregó que la protección de los connacionales en el extranjero es parte fundamental de la política exterior mexicana, como también lo es la defensa del derecho internacional y la promoción del respeto a la convivencia pacífica entre las naciones.

Freitag, 21. März 2008

Los franceses llamaron a Reyes al teléfono satelital y ahí fue que lo escucharon para matarlo
Óscar Montes y Harold Abueta
Cambio

La senadora liberal Piedad Córdoba pasa por uno de los momentos más difíciles de su carrera política. Su papel como mediadora con las Farc para un Acuerdo Humanitario, y su alianza con el presidente venezolano Hugo Chávez para ese fin, le han costado mucho. Desde noviembre, según Invamer-Gallup, su imagen negativa se triplicó -pasó de 32% a 69%- y la positiva cayó a la mitad: de 42% a 20%. En varios lugares públicos ha tenido que enfrentar incidentes por el rechazo que ha causado su gestión. Hasta se ha planteado su retiro de la política, o al menos, del Partido Liberal en cuya ala izquierda -que no está ni al mando ni a la moda- ha militado toda su vida.

A Piedad Córdoba, en semejante panorama, no le reconocen nada. Son visibles y muy criticados sus excesos mediáticos, sus declaraciones exageradas, su acceso a las Farc y sus inoportunos aplausos a Chávez. Y en cambio, todo lo anterior eclipsó su éxito en la liberación de seis secuestrados y su pasado de política combativa que ha oxigenado el debate por sus posiciones frenteras, por su origen racial minoritario y por su carácter de mujer.

Después de un largo periodo de cuestionamientos, respondidos con silencio, Piedad Córdoba aceptó hablar con Óscar Montes y Harold Abueta, periodistas de CAMBIO, sobre su situación, los últimos acontecimientos de las Farc y del Acuerdo Humanitario, y sobre su relación con Chávez y con Uribe.

CAMBIO: Nadie sabe a ciencia cierta por qué termina usted metida en el intercambio humanitario y amiga de Hugo Chávez, y facilitadora del Gobierno Uribe, al que usted la hecho la más feroz oposición. ¿Cómo es la historia?

PIEDAD CORDOBA. Todo empezó el año pasado, cuando estaba en un foro en Venezuela y me invitaron al programa Aló Presidente. Asistí porque quería que el presidente Chávez escuchara mis propuestas sobre el intercambio humanitario. No había hablado antes con él, sólo le había enviado algunos mensajes pero creo que no me tomaba en serio. Cuando el Presidente se percató de mi presencia me invitó a hablar. Ese día le pedí 100 millones para el acueducto de Quibdó, plata que por cierto nunca llegó porque el Gobierno colombiano no lo permitió.

¿Qué más pasó?

Ese día vimos por televisión al profesor Moncayo. Cuando empezó a hablar de los secuestrados en Colombia comenzó a llorar. Me dije entonces que tenía que empezar a trabajar en ese sentido. Luego vino la reunión con el presidente Uribe en Palacio y fue allí donde me dijo: "Piedad, usted tiene que comenzar a trabajar por el intercambio humanitario, tiene todo el respaldo del Gobierno". Yo me sorprendí con el ofrecimiento porque, sinceramente, pensaba que no me iba a parar bolas.

¿Por qué surge el nombre de Hugo Chávez? ¿Lo propone el presidente Uribe o usted?

Desde el inicio, el alto comisionado Luis Carlos Restrepo, quien estuvo en la reunión con Uribe, junto a Bernardo Moreno y a Alicia Arango, dijo que en cualquier diálogo debía estar presente el presidente Chávez porque su nombre era bien recibido por las Farc. Yo estuve de acuerdo pero desde un comienzo tenía claro que no podía cruzarme de brazos y depender de lo que hiciera Chávez desde Caracas. Fue cuando me puse en la tarea de contactar a Raúl Reyes.

¿Había hablado alguna vez con Reyes?

Jamás, no lo conocía.

¿Cómo llega hasta él?

Me fue tan bien en mis gestiones, que llegué primero a donde Reyes que el propio ministro Rodríguez Chacín, a quien Chávez había delegado para que buscara los contactos con las Farc. Mi encuentro con Reyes se hizo público y las imágenes las conoció todo el país.

¿El campamento donde se reunió con Reyes es el mismo que fue atacado por el Ejército colombiano?

Tengo entendido que no. Creo que era un campamento construido para ese encuentro y estaba en Colombia. Días después me enteré en Caracas de que había sido bombardeado por la Fuerza Aérea pero Reyes ya no estaba ahí.

¿Avanzó en ese encuentro con Reyes con respecto al intercambio y la liberación de los secuestrados?

Mucho. Aunque al principio a ellos les generaba desconfianza el hecho de que yo fuera del Partido Liberal, llegamos a considerar nombres que podían estar en una eventual agenda. Se organizó el tema de las liberaciones y de pruebas de supervivencia, algo en lo que yo insistí mucho. También se habló por primera vez de una reunión entre Chávez y Manuel Marulanda.

¿Qué tan comprometido estaba Reyes con esos temas?

Estaba tan comprometido, que incluso se exponía a ser localizado porque llamaba desde su teléfono satelital para comentarle a Marulanda sobre los avances de las conversaciones. Todo era consultado con él y todo debía ser aprobado por él. Me quedó claro que Marulanda es el que manda en las Farc. No se da un paso sin que él lo apruebe y eso lo reconfirmé tiempo después en la reunión con Iván Márquez en Caracas.

¿Cómo se enteró de la muerte de Reyes? ¿Cuál fue su reacción?

Ese día yo estaba muy contenta porque las cosas estaban saliendo muy bien. Estaba escribiendo un resumen sobre las liberaciones y mis reuniones en Estados Unidos para enviárselo a las Farc, cuando un amigo me llamó para contarme de la muerte de Raúl. Quedé impactada y muy afligida, pues entendí que era un duro golpe para la paz. La carta a las Farc quedó a medio escribir y no les pude contar los avances logrados en Washington, donde se habló de la liberación de uno de los tres norteamericanos secuestrados, que ha sido uno de mis propósitos.

Dicen que Reyes era muy terco y que más que un facilitador era un obstáculo...

Raúl Reyes estaba comprometido con el intercambio humanitario y con la liberación de los secuestrados. Además, estaba convencido de que la situación de América Latina daba para una negociación. Por eso me dio muy duro su muerte. Fue grotesca, no hubo persecución en caliente, no hubo enfrentamientos. El Gobierno mintió y buscó un momento clave para matarlo. Fue un ataque frontal contra el Acuerdo Humanitario.

Ex presidentes y políticos advierten que Raúl Reyes era el talón de Aquiles del proceso. ¿Eso es cierto?

No. Él estaba comprometido con el proceso. Incluso recuerdo que Gloria, la esposa de Reyes que también cayó en el bombardeo, me dijo en el encuentro que tuve con él que ella era partidaria de que se enviaran las pruebas.

Pero cuesta creer en un Raúl comprometido con la paz después de la experiencia del Caguán...

Yo no sé cuál es la mala experiencia. Yo creo que el país agotó escenarios y lo importante del Caguán era mantener ese acuerdo y no darles gusto a unos cuantos en el sentido de que eso había que acabarlo porque las Farc no estaban en una tónica de paz. Yo tengo una lectura distinta del resto de la gente. ¿Cuánta cosa se pudo haber evitado si no se acaba el Caguán?

¿Muerto Reyes, que cree que puede pasar?

Esto va a traer consecuencias. Yo no quiero que el proceso se paralice pero las cosas van a ser distintas.

¿Por qué dice que el Gobierno buscó un momento clave para matarlo? ¿Realmente cree que es tan fácil escoger un momento determinado, cuando llevaban años persiguiéndolo sin resultados?

La muerte se produjo dos o tres días después de una reunión en Panamá con el comisionado Luis Carlos Restrepo, Daniel Parfait -ex embajador de Francia en Colombia y actual esposo de la hermana de Íngrid Betancourt- y Noé Sans -asesor del Gobierno francés-.

Tengo entendido que la reunión se dio porque Restrepo les comentó que el Gobierno los autorizaba a hablar con Reyes para mirar cómo se podía dar la liberación de Íngrid. La liberación de Íngrid ya había empezado a considerarse.

¿Y eso qué tiene que ver con el ataque al campamento?

Los franceses llamaron a Reyes al teléfono satelital y ahí fue que lo escucharon. Incluso Sans le dijo en estos días a un amigo mío que se sentía responsable de la muerte de Reyes, pues creía que por su llamada ubicaron al jefe guerrillero.

¿Cree que la muerte de Reyes afecta su interlocución con las Farc?

No creo. Les dije a las Farc que la sangre de Raúl tenía que ser el fertilizante que moviera el Acuerdo. Si bien es cierto que quien tiene la interlocución de las Farc con Chávez es Iván Márquez, la tarea de Raúl era importante porque era un verdadero "canciller".

¿En qué sentido era canciller?

Por sus campamentos pasaba todo el mundo, recibía a académicos y políticos de todas partes. El día que fui iban en la misma chalupa unos europeos.

¿Quiénes eran?

No sé, pero hablaron sobre paz. Contrario a lo que se piensa, hay mucha simpatía por las Farc en otros lugares.

¿Reyes presentía que las autoridades le estaban pisando los talones?

Sí, había mucho hostigamiento. De hecho, Chávez me dijo que dos días después de mi estancia en el campamento lo habían bombardeado. Yo estaba preocupada porque me podían responsabilizar de algo y por eso le dije a Rodríguez Chacín que ellos se encargaran del tema de pruebas y encuentros.

¿Por qué las Farc liberaron a unos secuestrados y no a otros?

Las liberaciones se dieron por el rompimiento del Acuerdo Humanitario y los ataques contra Chávez y contra mí. El ministro Rodríguez Chacín siguió con los contactos y yo continué con mi agenda en Estados Unidos. Yo creo que ellos se dieron cuenta de que estábamos haciendo un papel serio y aceptaron lo que les decíamos: que liberaran a Emmanuel, a las mujeres y a los más enfermos. En enero, cuando lo de Emmanuel, yo dije que iba a enviar una voz para que liberaran a todos los civiles y los uniformados se quedaran para un Acuerdo Humanitario. Yo insistía mucho en que liberaran a un gringo.

¿Por qué es importante para usted la liberación de un estadounidense?

Porque en Estados Unidos se estaban dando condiciones importantes para el Acuerdo. Cuando me senté con Iván Márquez y le conté mis avances ellos saltaban de la dicha. Tuve que convencer a gente cercana a Chávez sobre la importancia de liberar a un gringo. Es más, Thomas Shannon -subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos-, nos decía que Reyes había cambiado mucho y que era más abierto porque en cinco años de querer negociar con las Farc no habían logrado nada. Yo les dije que era porque Chávez estaba metido.

¿Qué cree que viene en el tema de las liberaciones?

Quiero ser optimista pero habrá dificultades. Aunque el principal interlocutor por parte de las Farc es Iván Márquez, Reyes era una persona clave para el Acuerdo Humanitario. Pero Uribe quería impedirlo y por lo tanto no creo que haya más liberaciones. El Secretariado entiende que a Reyes le tendieron una trampa. Construir confianza ahora es muy difícil. Si bien el presidente Uribe ahora quiere sentarse a hablar, las Farc piensan que es una estrategia para ubicarlos y matarlos.

Muchos consideran que Íngrid Betancourt es la "joya de la corona" y que podría ser la última liberada. ¿Cree que eso es cierto?

No creo, pensaría que no es así.

Hablemos de Rodrigo Granda, liberado por Uribe a petición de Sarkozy. ¿Qué papel ha jugado?

Ha sido fundamental. En Caracas era uno de los más activos y uno de los más proclives a la liberación de uno de los gringos. Estábamos tan entusiasmados, que ya hablábamos del tema de una nueva Constituyente (risas).

¿Usted realmente cree en la buena voluntad de las Farc para hacer el Acuerdo?

Creo que sí, por ahora voy a mantener el espíritu optimista, pero es evidente que en las Farc hay mucha inconformidad con el Gobierno. Además, el ambiente se ha enrarecido. Me preocupa mucho el tema de la mochada de la mano de Iván Ríos. La degradación es muy grande y eso quiere decir que a la gente no le importa ni un proceso de paz ni las liberaciones. Es mucho más grave lo de Ríos que lo de Reyes porque muestra hasta dónde se ha degradado el conflicto. Obviamente, también muestra la crisis interna de las Farc.

Pero la desconfianza de los colombianos en las Farc tiene que ver con sus mentiras, sus manipulaciones. Por ejemplo, el caso de Emmanuel fue muy grave.

Por respeto a Clara Rojas y a los que conocieron lo que pasó, no pienso hablar del tema. Seguramente después se sabrá qué pasó en realidad.

Las Farc asaltaron la buena fe de muchas personas, entre ellas usted y Chávez.

No lo creo así. Todo fue manejado por el Gobierno con el único propósito de abortar la liberación. Es lo mismo que pasó con Reyes y con todos los hechos que suceden cuando avanzamos en el tema del intercambio. En el caso de Emmanuel, el guión fue dirigido para abortar la entrega de esas personas. Resulta curioso y grave que cada vez que hay un episodio de liberaciones, hay una respuesta de guerra del Gobierno.

Los recientes golpes a las Farc llevaron al general Fredy Padilla, comandante de las Fuerzas Militares, a asegurar que estamos ante el principio del fin de ese grupo. ¿Usted qué piensa?

Yo no podría decir eso. Tienen problemas internos y eso es inocultable, pero no pueden matarlos a todos. Y además no podemos desconocer que hay problemas sociales estructurales en Colombia que son el origen del conflicto.

¿Qué opina sobre el anuncio de Bush que están estudiando la posibilidad de meter a Venezuela en la lista de los países que apoyan el terrorismo?

Me parece muy grave. Nunca había visto a Bush hablando así contra Venezuela y amenazar con meterlo en esas listas. Mucha gente de Colombia fue a pedir que le hablara así.

Es muy grave lo que dice...

Los gringos están tan metidos, que agentes del FBI fueron a donde estaban detenidas las dos niñas que traían las pruebas de supervivencia y les dijeron que si no confesaban dónde estaban los estadounidenses las iban a extraditar. A esos mismos tipos me los encontré en la Corte de Nueva York. Ellos pueden andar en todas partes como les da la gana.

Según las encuestas, no parece que la gente le reconozca sus gestiones para la liberación de secuestrados. Usted aparece como uno de los personajes más impopulares...

Ni siquiera Mancuso tiene mis índices de desfavorabilidad. Cuando uno ve la matriz de los noticieros de televisión como RCN y Caracol, queda la sensación de que uno es el enemigo público. Me dicen "traidora", "aliada de las Farc", me critican porque soy amiga de Chávez. Es un manejo mediático muy fuerte.

¿Cree que está pagando un precio muy alto por ayudar a liberar a los secuestrados?

Siempre pensé en el costo que todo esto me traería, pero lo enfrenté porque nadie hace nada, nadie enfrenta el tema de la paz por miedo a las encuestas. Si tengo que volver a sentarme con las Farc lo hago. Las encuestas no me importan.

¿A qué atribuye usted el reciente cambio de actitud del presidente Chávez con el presidente Uribe?

A la intervención de Cuba, pero también a que Argentina, Brasil y otros países intervinieron. Todos dicen que hay que buscar acercar al presidente Uribe, no arrinconarlo. Lo fundamental, me ha dicho el presidente Chávez, es seguir buscando un Acuerdo Humanitario.

¿Qué tan cierto es que Chávez negoció con las Farc algunas liberaciones a cambio de pedir que les reconocieran el estatus de beligerancia?

Eso no es cierto. Yo escuchaba a Chávez, les hablaba muy duro a las Farc y les decía: "Ustedes me dicen ahora si van a acceder al Acuerdo o no, porque yo no me voy a quedar aquí toda la vida". Eso no era de sentarse, abrazarse y tomar whisky, como creen algunos.

Usted dice que hace parte del proyecto bolivariano. Las Farc también. ¿Qué los diferencia?

Mi proyecto no contempla la combinación de todas las formas de lucha.

Algunos creen que usted no ha hecho lo que ha hecho por pura filantropía sino pensando en su futuro político, incluso en una futura candidatura presidencial.

Nada de eso. No tengo esas aspiraciones. Serpa me invitó a recorrer Santander en épocas de campaña pero yo no iba a arriesgar la credibilidad de hacer campañas y al mismo tiempo estar metida en el Acuerdo Humanitario. Debe estar furioso conmigo. Hice un acuerdo y me la jugué por el proyecto político de Lucho Garzón y él no me dio ni la hora. Yo no me muevo por puestos. No le estoy apostando a una candidatura.

¿Va a retirarse del Congreso?

Voy a pedir una licencia para descansar 15 días y pensar. Creo que soy la persona que puede seguir hablando con Cristina Kirchner, con el presidente Correa y con otros para organizar una comisión de países y crear un cerco humanitario en favor de la paz en Colombia.

¿Está acompañada por el liberalismo?

Dicen que actúo a título personal y que eso no compromete al Partido. Pero no descalifican mi tarea porque ha dado resultado para la paz.

¿Se arrepiente de algo?

Aquí todo el mundo peló el cobre, todos se escondieron. Una sola mujer se sentó a hablar con personas de las Farc que no conocía. No me arrepiento de nada y no me voy a separar del proceso. He hecho cosas que difícilmente hacen los políticos o los partidos, en los que ya no creo. Me da mucha pena que digan que ochenta y pico de parlamentarios están investigados por parapolítica.

>>

°°

>>

°°

>>

Donnerstag, 20. März 2008

<<
°°
>>
°°
<<

El costo que imponen a las FARC-EP las iniciativas humanitarias unilaterales

James Petras
Traducido por S. Seguí


El ataque desencadenado por el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con tropas y misiles, que violó la soberanía territorial de Ecuador, estuvo muy cerca de desencadenar una guerra regional con Ecuador y Venezuela. Durante una entrevista que tuve con el presidente Hugo Chávez en el momento de esta belicosa acción, éste me confirmó la gravedad de la doctrina de guerra preventiva y de intervención extraterritorial que practica Uribe, y calificó al gobierno colombiano como el Israel de América Latina. Antes, durante su programa dominical Aló, Presidente, en el que participé como invitado, hizo su anuncio del envío de fuerzas de tierra, mar y aire a la frontera venezolana con Colombia.

El ataque transfronterizo ordenado por Uribe tenía por objeto calibrar la voluntad política de Ecuador y Venezuela para responder a una agresión militar, así como comprobar el buen funcionamiento de un sistema de ataque dirigido por satélite y coordinado por Estado Unidos. No cabe duda de que Uribe tenía también en mente el sabotaje de la inminente liberación humanitaria de la prisionera de las FARC, Ingrid Betancourt, que estaba siendo negociada por el ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, el ministro del Interior de Ecuador, Gustavo Larrea, y la Cruz Roja colombiana, y especialmente del presidente Hugo Chávez. Kouchner, Larrea y Chávez estaban en contacto directo con el líder de las FARC Raúl Reyes, quien, junto a otras 23 personas, combatientes y no combatientes de varias nacionalidades, fueron asesinadas en el citado ataque coordinado entre Uribe y Estados Unidos contra Ecuador. La intervención del presidente colombiano iba en parte dirigida a negar la importancia de las gestiones diplomáticas que Chávez estaba realizando en la liberación de los prisioneros de las FARC, en contraste con el fracaso de los esfuerzos militares de Uribe de liberar los prisioneros.

Raúl Reyes estaba legitimado como interlocutor en estas negociaciones tanto por los gobiernos europeos como los latinoamericanos, así como por la Cruz Roja. Si las negociaciones hubieran llegado a buen fin con la liberación de los prisioneros, es probable que los mismos organismos gubernamentales y humanitarios hubieran presionado a Uribe para que iniciara negociaciones de paz y realizara un intercambio generalizado de prisioneros, lo que es contrario a las políticas de Bush y Uribe de continuar la guerra, los asesinatos políticos y la política de tierra calcinada.

Lo que estaba en juego con la violación de la soberanía de Ecuador y el asesinato de 24 guerrilleros de las FARC y visitantes mexicanos era, nada menos, toda la estrategia militar antiinsurreccional desarrollada por Uribe desde su llegada al poder en 2002.

Uribe estaba claramente dispuesto a correr el riesgo de exponerse a lo que luego sucedió: la censura y la sanción de la Organización de Estados Americanos, y la ruptura temporal de relaciones diplomáticas con Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Y era así porque podía contar con el respaldo de Washington, que, en secreto –e ilegalmente–, participó en el ataque e inmediatamente lo aplaudió. Este aspecto tenía para él más valor que el sabotaje de la cooperación con los países latinoamericanos y Francia. Colombia sigue siendo el escudo militar avanzado de Washington en América Latina y, en particular, el más importante instrumento político-militar para desestabilizar y derrocar el gobierno anti imperialista de Hugo Chávez. Clinton y Bush invirtieron más de 6.000 millones de dólares en ayuda militar a Colombia en los últimos siete años, que incluyen el estacionamiento de 1.500 asesores militares y fuerzas especiales estadounidenses, docenas de comandos y formadores israelíes, financiación para 2.000 combatientes mercenarios y más de 10.000 efectivos paramilitares que operan en estrecha colaboración con las Fuerzas Armadas de Colombia, compuestas de 200.000 hombres.

A pesar de éstas y otras consideraciones internacionales que han influido en la acción bélica extraterritorial de Uribe, soy de la opinión de que el factor principal de este ataque al campamento de las FARC en Ecuador ha sido el deseo de decapitar, debilitar y aislar al movimiento guerrillero más poderoso de América Latina y más decidido antagonista de las políticas neoliberales represivas de Washington y Bogotá. Los líderes políticos internacionales, entre otros, líderes progresistas como Fidel Castro, Hugo Chávez y Rafael Correa, que han pedido el final de la lucha armada, parecen pasar por alto las experiencias de los recientes esfuerzos de la guerrilla para desmilitarizar la lucha, con tres iniciativas de paz (1984-1990, 1999-2001y 2007-2008), y también el alto costo para las FARC en términos de asesinatos de sus líderes, activistas y simpatizantes. A mediados de la década de 1980, muchos líderes de la guerrilla se sumaron al proceso electoral y formaron un partido político (Unión Patriótica.) La cifra de asesinatos de sus cargos electos, a escala nacional y local, líderes, congresistas y tres candidatos presidenciales, además de sus miembros alcanzó la cifra de 5.000 muertos. Tras esta experiencia, las FARC volvieron a la lucha guerrillera en el campo. Diez años más tarde, las FARC estuvieron de acuerdo en negociar con el presidente –en esos momentos Andrés Pastrana— en una zona desmilitarizada. Las FARC celebraron asambleas abiertas, debatieron alternativas políticas de reformas sociales y políticas destinadas a democratizar el Estado, y discutieron sobre las formas privada y pública de propiedad de los sectores económicos estratégicos, con diversos sectores de la sociedad civil. Más tarde, el presidente Pastrana, bajo las presiones de los presidentes Clinton y Bush, rompió las negociaciones y envió a las fuerzas armadas a capturar a los equipos negociadores de alto nivel de las FARC. A pesar de la ayuda y asesoría estadounidense, las fuerzas armadas colombianas no consiguieron capturar a los líderes de las FARC, pero sentaron las bases de la política de tierra calcinada desarrollada luego por el presidente Uribe.

En 2007-2008, las FARC propusieron negociar una liberación mutua de prisioneros políticos en una zona desmilitarizada segura dentro del territorio colombiano. Uribe rechazó la propuesta. El presidente Chávez participó en las negociaciones como mediador. El gobierno francés y otros instaron al presidente Chávez a que demostrase con pruebas que los prisioneros de las FARC estaban vivos, lo que esta organización aceptó. Los tres emisarios que Chávez envió fueron interceptados y permanecen detenidos por los militares colombianos en condiciones penosas. No obstante, las FARC siguieron adelante con la petición de Chávez e intentaron trasladar el primer grupo de prisioneros entregado a los enviados venezolanos y la Cruz Roja, pero fueron atacados por aire por el ejército colombiano, lo que abortó la liberación de los rehenes. Una vez más, más tarde y con riesgos crecientes, consiguieron liberar al primer grupo de prisioneros. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, y el presidente Chávez solicitaron a continuación la liberación de Ingrid Betancourt, ciudadana francesa y colombiana, y ex candidata presidencial. La operación fue saboteada cuando Uribe, con ayuda estadounidense de alto nivel, lanzó una gran ofensiva militar en todo el país, con un programa global de monitoreo que permitió localizar las comunicaciones entre Reyes, Chávez, Kouchner, Larrea y la Cruz Roja.

Fue una misión de alto riesgo la asumida por Raúl Reyes, como mando de más alto nivel implicado en la negociación y coordinación de la liberación de prisioneros, y que condujo a su asesinato. Una serie de presiones externas en favor de la liberación unilateral de prisioneros hicieron que las FARC redujeran su nivel de seguridad. El resultado fue la pérdida de líderes, negociadores, simpatizantes y militantes, sin con ello conseguir la liberación de ninguno de los 500 prisioneros de las FARC que se hallan en prisiones colombianas. Todo el énfasis de Sarkozy, Chávez, Correa y otros estaba puesto en las concesiones unilaterales de las FARC, como si los miembros de éstas que están siendo torturados y agonizan en las cárceles de Uribe no entrasen en cuenta por razones humanitarias.

La posterior cumbre [del Grupo de Río] celebrada en la República Dominicana durante el fin de semana de 8 y 9 de marzo condujo a la condena de la violación por parte de Colombia de la soberanía territorial de Ecuador, pero el gobierno de Uribe, responsable de la invasión, no fue mencionado ni oficialmente sancionado. Además, no se hizo ningún tipo de mención –y mucho menos se mostró ningún tipo de respeto– por la muerte de Raúl Reyes, que ofreció su vida en aras de un intercambio humanitario. Si la reunión en sí misma fue una decepcionante respuesta a una tragedia, el epílogo fue una farsa: un sonriente Uribe atravesó la sala de reuniones y ofreció su mano junto a unas apresuradas excusas a Correa y Chávez, al tiempo que el presidente nicaragüense Daniel Ortega abrazaba al asesino presidente de Colombia. Con ese gesto vil y cínico, Uribe transformó las denuncias y la movilización militar de la semana anterior por parte de Chávez y Correa en una ópera bufa. La reconciliación posterior a la reunión dio la impresión de que la oposición de éstos mandatarios al ataque transfronterizo y al asesinato a sangre fría de Reyes era un simple teatro político, un mal presagio para el futuro si, como es probable, Uribe repite sus ataques al otro lado de la frontera a mayor escala. ¿Se tomarán en serio el pueblo y las fuerzas armadas de Venezuela y Ecuador otra llamada a la movilización como ésta?

Menos de una semana después de la reunión de reconciliación de Santo Domingo, Chávez y Uribe renovaron un anterior acuerdo militar dirigido a cooperar contra “grupos violentos, cualesquiera que fueran su origen.” Es obvio que Chávez espera que al disociar a Venezuela de toda sospecha de facilitar apoyo moral a las FARC, Uribe pondrá fin al importante flujo de infiltraciones paramilitares a Venezuela y a la desestabilización del país. En otras palabras, las razones de Estado tendrían preferencia ante la solidaridad con las FARC. Lo que sin embargo Chávez debería tener en cuenta es que Uribe no va a cumplir su parte del trato debido a sus vínculos con Washington y la insistencia de éste en la desestabilización del gobierno de Chávez por todos los medios posibles, incluso mediante la infiltración continuada de Venezuela por fuerzas paramilitares colombianas.

Uribe fue capaz de pedir perdón a Correa y Chávez porque el propósito real de su ataque militar era el de destruir la cúpula de las FARC, de cualquier modo y en cualquier lugar, momento y circunstancia posibles, incluso en medio de negociaciones internacionales. Ya mucho antes de la llegada de Chávez y Correa al poder, Washington había puesto un precio de cinco millones de dólares a las cabezas de cada uno de los miembros de la dirección de las FARC. El objetivo primero de Washington en este asunto es la destrucción de las FARC, tal como atestiguan su ayuda militar (6.000 millones de dólares en siete años), el tamaño y la amplitud de su misión de asesoría militar (1.500 especialistas estadounidenses) y la larga duración de su participación en actividades anti insurgentes en Colombia (45 años).

Washington y sus secuaces colombianos estaban dispuestos a asumir el previsible descontento de Correa y Chávez, y la leve reprimenda que iba a recibir por el asesinato del segundo comandante de las FARC. La razón es clara: son las FARC y no los líderes regionales quienes tienen gran influencia en una tercera parte del campo colombiano, es la capacidad político-militar de las FARC la que tiene trabado a un tercio de las fuerzas armadas colombianas e impide que Colombia participe en una acción militar de envergadura contra Chávez a instancias de Washington. Uribe y Washington han presionado a Correa para que corte la mayor parte de las líneas de abastecimiento de las FARC y los campamentos de seguridad de la frontera entre Ecuador y Colombia. Correa asegura que ha destruido 11 campamentos de las FARC y detenido a 11 guerrilleros. Por su parte, la Guardia Nacional Venezolana ha hecho la vista gorda a la persecución militar transfronteriza colombiana de activistas de las FARC entre los campesinos refugiados que se hallan en campamentos en la frontera entre Venezuela y Colombia. La presión de Uribe y Washington ha obligado a Chávez a negar públicamente todo apoyo a las FARC, sus métodos y su estrategia. Las FARC están aisladas internacionalmente –el Ministerio de Asuntos Exteriores cubano declaró que la fingida reconciliación de Santo Domingo era una gran victoria de la paz— y diplomáticamente, aunque siguen contando con un importante apoyo en el interior del país, en las provincias y el campo de Colombia.

Junto a la neutralización del apoyo exterior o de la simpatía hacia las FARC, el gobierno de Uribe lanzó una serie de ataques sangrientos y amenazas contra todas las fuerzas progresistas y de izquierda, antes durante e inmediatamente después de la reunión de Santo Domingo. En los días siguientes a la marcha Contra los crímenes del Estado de 6 de marzo de 2008, en la que participaron 200.000 personas, cientos de organizadores y activistas fueron amenazados, atacados, seguidos, interrogados y acusados por Uribe por su apoyo a las FARC –una etiqueta proporcionada por el Gobierno—, tras lo cual se produjo el asesinato a manos de los escuadrones de la muerte del principal líder de la marcha y de cuatro portavoces de derechos humanos. Inmediatamente tras esa manifestación masiva, el principal sindicato colombiano, la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT) informó de varios asesinatos y agresiones entre otros al secretario del sindicato de empleados bancarios, un líder del sindicato de docentes, el secretario de la sección de enseñanza de la CUT y un investigador de un instituto de pedagogía.

En resumidas cuentas, se cuentan 5.000 sindicalistas muertos, dos millones de campesinos expulsados por la fuerza de sus tierras, y éstas robadas por las fuerzas paramilitares de Uribe y los terratenientes. Algunos jefes de escuadrones de la muerte arrepentidos han confesado públicamente que los paramilitares financian y controlan más de un tercio de los diputados elegidos al Congreso que apoyan a Uribe. En la actualidad, 30 de éstos están siendo juzgados por asociación con los batallones de la muerte paramilitares. Asimismo, se ha demostrado que varios de los más cercanos colaboradores de Uribe en el Gobierno tienen vínculos familiares con los escuadrones de la muerte, y dos de ellos se han visto obligados a dimitir.

A pesar de la pésima reputación de Uribe, especialmente en América Latina, éste, con el apoyo de Washington, ha montado una criminal máquina de matar compuesta por 200.000 militares, 30.000 policías, varios miles de asesinos encuadrados en escuadrones de la muerte, y más de un millón de fanatizados colombianos de clases medias y altas que propugnan la liquidación de las FARC, es decir la eliminación de las organizaciones populares independientes de la sociedad civil. Más que cualquier otro de sus antecesores oligarcas a la cabeza del Gobierno, Uribe está próximo a los dictadores fascistas que combinan el terror estatal con la movilización de masas.

La oposición política y los movimientos sociales de Colombia son masivos, comprometidos y vulnerables. Están expuestos a la intimidación cotidiana y al asesinato gangsteril. Por medio del terror y la propaganda masiva, Uribe ha podido imponer su ley hasta hoy sobre la oposición de la clase trabajadora, y atraerse el apoyo de las clases medias. No obstante, ha fracasado en derrotar, destruir o desarticular las FARC, su oposición más consecuente. Cada año, desde su llegada al poder, Uribe se ha comprometido a liquidar a los terroristas mediante peinados militares masivos de regiones enteras del país. Decenas de miles de campesinos de las regiones con presencia de las FARC han sido torturados, vejados, asesinados y expulsados de sus hogares. Cada una de las ofensivas militares de Uribe ha sido un fracaso, pero él en ningún momento admite lo que algunos de sus generales y asesores estadounidenses sostienen: las FARC no pueden ser aniquiladas militarmente, y llegará el momento en que el Gobierno deba negociar.

Los fracasos de Uribe y la persistente presencia de las FARC se han convertido en una obsesión psicótica: todas las limitaciones territoriales, legales e internacionales han sido hechas añicos. En una oscilación emocional que va de la euforia a la histeria, Uribe califica de apoyos de las FARC a todo tipo de crítico, sea colombiano o internacional. En cuanto a Ecuador y Venezuela, ha prometido no invadir sus territorios “a menos que las circunstancias lo exijan.” He ahí su reconciliación.

El periodo de intercambios humanitarios ha acabado y las FARC no pueden ni van a acceder a las peticiones de amigos bien intencionados, especialmente cuando con ello ponen en peligro toda la organización y el liderazgo de su organización. Aceptemos que las intenciones de Chávez eran correctas. Su petición de que se procediera a la liberación mutua de prisioneros podría haber tenido sentido si hubiera estado tratando un político burgués sensible a los líderes y las organizaciones internacionales, y deseoso de crearse una imagen favorable ante la opinión pública mundial. Pero fue muy inocente por parte de Chávez pensar que un político psicótico conocido por sus antecedentes de aniquilación de la oposición iba a descubrir súbitamente las virtudes de la negociación y los intercambios humanitarios. No cabe duda de que las FARC comprenden mejor que sus amigos andinos y caribeños, por su propia y dura experiencia y las amargas lecciones aprendidas, que la lucha armada puede no ser el método deseado, pero es el único modo realista de hacer frente a un brutal régimen fascista.

El asesinato de Raúl Reyes por parte de Uribe no tuvo que ver con las iniciativas de Chávez o la soberanía de Ecuador o la cautividad de Ingrid Betancourt, tuvo que ver con Raúl Reyes, un revolucionario consecuente de toda la vida y líder de las FARC. El miedo a la guerra ha desaparecido, las diferencias han sido camufladas y los líderes han vuelto a sus palacios presidenciales, pero Raúl Reyes no ha sido olvidado, al menos no en el campo colombiano o en los corazones de sus campesinos.

S. Seguí pertenece a los colectivos de Rebelión y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la fuente.

>>

°°

>>

°°

>>

Carlos Montemayor

Colombia y la intermediación internacional

Los movimientos guerrilleros como las FARC de Colombia, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador, el Frente Sandinista de Nicaragua, Los Tupamaros de Uruguay, la URNG de Guatemala, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional o el Ejército Popular Revolucionario de México, no han surgido por capricho. Son procesos sociales complejos que se originan en muchos pliegues de la injusticia humana, política, económica o militar. No es conveniente reducir estos procesos sociales a un simplismo utilitario, idealista o condenatorio, porque tal simplismo agrava las respuestas y estrategias políticas y militares y esto retrasa las soluciones.

Cuando son prolongados y de dimensión relevante, se resuelven estos procesos complejos de manera diversa: con el triunfo de los insurrectos, con negociación política, con leyes de amnistía o con intermediación internacional. Si los gobiernos optan por la masacre y no por la negociación, no sólo cubren de sangre y de oprobio a los pueblos, sino a continentes enteros. La comunidad internacional reclama aún las masacres en Chile, Argentina, el Congo, Kosovo o Liberia, pongamos por caso, y en México aún no se superan moral ni políticamente la matanza de Tlatelolco de 1968 ni las atrocidades de la guerra sucia de los años 70 y 80.

Por otra parte, después de transcurridas muchas décadas del triunfo de los partisanos italianos que combatieron contra el fascismo y la ocupación nazi, de la revolución de Mao Tse Tung, de la resistencia campesina de Vietnam, de la guerrilla libertaria de Argelia o de la revolución cubana, sería ingenuo, sigue siendo ingenuo, confundir el simplismo de las ideologías con la realidad social compleja de la guerra, la represión o la invasión militar de una región o de un país entero.

Los intereses económicos y políticos de las guerras, de los bloqueos económicos o militares, de la represión, de las masacres, de los genocidios, de las invasiones territoriales, impiden atender con objetividad los canales humanos y sociales que la violencia agiganta. El interés económico y militar del invasor condena de inmediato al puñado de campesinos o a los contingentes sociales que se oponen a ser invadidos o masacrados. Así ocurrió ayer en Vietnam, en India o en China; así ocurre ahora en Palestina, en Irak, en Afganistán, en Pakistán, en Chechenia. Se reclama con razón la memoria del holocausto judío y del genocidio de Kosovo; falta añadir, también con razón, ahora con retraso, los genocidios de armenios, de palestinos, de kurdos, y los que se preparan en el incierto mañana.

Por otra parte, la intermediación internacional ha sido esencial en muchos casos y de diversas maneras, no siempre de forma positiva, sino también negativa: para invadir un territorio o para evitar invasiones; para atacar un país con o sin causa justa; para justificar las guerras o para evitarlas. Es paradigmático hoy el caso de la administración de George W. Bush: el gobierno de Estados Unidos reconoce oficialmente que no había nexos entre el gobierno de Saddam Hussein y la organización de Al Qaeda; le falta reconocer oficialmente que las armas de destrucción masiva que le imputaban falsamente a Hussein eran el recuerdo de las que el propio gobierno estadunidense le entregó para la guerra contra Irán y que él usó para atacar también a la población kurda.

En este contexto, la intervención del gobierno actual de Estados Unidos como sinónimo de participación o intermediación internacional es cuestionable, por no decir ampliamente peligrosa, en ciertas partes del mundo, de manera particular en Medio Oriente y en nuestro continente. La intermediación internacional, insisto, ha sido esencial en el caso de la guerrilla en Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Argelia, China, Sudáfrica, incluso Chiapas. Pero hoy el gobierno colombiano ha pretendido actuar con tanta o más impunidad que los gobiernos de Israel, Estados Unidos o Rusia en las masacres de Palestina, Irak, Afganistán o Chechenia. El Plan Colombia está poniendo en riesgo a ese país y a gran parte de la región andina y amazónica.

Recordemos que en la cuarta Conferencia Ministerial de Defensa de las Américas, celebrada el año 2006 en Manaos, Brasil, el entonces subsecretario estadunidense de Defensa, James Bodner, fuera de agenda se propuso lograr el apoyo de todos los ministros de Defensa de la región al Plan Colombia. Como el plan es susceptible de múltiples lecturas militares, financieras y políticas, fue lógica la resistencia de los representantes de Brasil y Venezuela, en primer término, y después de Panamá, Perú y Bolivia. La reacción de Bodner fue, sin embargo, preocupante: expresó que el Plan Colombia se aplicaría “con o sin la solidaridad internacional”. Es claro que Bodner llamaba solidaridad internacional solamente a la docilidad y sometimiento de la región.

El gobierno del presidente Uribe, por plegarse a Estados Unidos con el Plan Colombia, está confundiendo la solución y el territorio de su lucha, se aleja del continente y de la cordura internacional. Con la inminencia del Plan Mérida en México, mal haríamos en querer intermediar en el conflicto. Mal haríamos en considerar ingenuamente a este nuevo plan como una cooperación en buena lid y de buena vecindad. ¿Buena vecindad con un muro de oprobio desde Tijuana hasta el río Bravo, como lo fue el viejo Muro de Berlín o lo es el nuevo de Israel contra el pueblo palestino?

>>#

°°

>>

°°

>>

Mittwoch, 19. März 2008

>>
°°
>>
°°
>>

¿Alguien ha condenado al gobierno de Colombia?

Celia Hart


“La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla”

José Martí

El documento de la declaración de la XX Cumbre del Grupo de Río que me enviaron debe estar equivocado. Alguien se habrá dedicado a cambiar los términos de la declaración...al menos la que llegó a mi ordenador. Pues en la que recibí de la Agencia Bolivariana de Noticias (1) no es condenado el gobierno de Colombia.

Varios artículos, opiniones y declaraciones presidenciales señalan que fue un éxito la Cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo, porque se condenó al gobierno de Uribe y porque no estaba presente Estados Unidos.

Es evidente que la declaración de la XX Cumbre de este organismo no es la misma para unos y para otros.

La palabra conden , en este caso me recuerda lo que ocurrió el 18 de febrero de este mismo año en la nota del Comandante Fidel Castro: Desde el infrarrojo hasta el ultravioleta del espectro político todo el mundo habló de la renuncia de Fidel y Fidel nunca la mencionó; repitió hasta la saciedad : “no aspiraré ni aceptaré- repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe” (2)

Ahora todos hablan de la condena a Colombia , cuando nunca fue condenada

Iré razonando punto por punto de la declaración del grupo de Río (2) , para ver si después logro convencerme de algo diferente.

A lo largo de mi exposición utilizo indebidamente la palabra Colombia para denominar al gobierno de ese país. De antemano pido disculpas, porque reconozco que Colombia es esa tierra hermosa con el pueblo humilde que soporta como ninguno los embates de la violencia y el narcotráfico. Es quizás la primera víctima de Latinoamérica y de seguro cuenta con la solidaridad de todos los hermanos honrados del mundo. Para ellos que desplegaron manifestaciones en contra del horror en sus calles debe ir nuestro primer sentimiento de compromiso.

Lo hago por pura economía de palabras y porque sé que puede entenderse.

Los subrayados son para fijar los términos del debate.

Veamos entonces uno a uno lo que aprobaron con alborozo nuestros presidentes en Santo Domingo:

1. “Son motivo de profunda preocupación para toda la región los
acontecimientos que tuvieron lugar el primero de marzo de 2008 cuando
fuerzas militares y efectivos de la policía de Colombia incursionaron en
territorio de Ecuador,
en la provincia de Sucumbíos, sin consentimiento
expreso
del Gobierno de Ecuador para realizar un operativo en contra de
miembros de un grupo irregular de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia, que se encontraba clandestinamente acampando en el sector
fronterizo ecuatoriano”.



Para los reunidos en Santo Domingo fue motivo de preocupación el escandaloso ataque militar colombiano en territorio del Ecuador. Preocuparse por alguna dificultad no es lo mismo que condenar el delito por el cual nos preocupamos.

El ejército de Colombia no incursionó el territorio del Ecuador... despedazó a una veintena de personas mientras dormían, dejando los cadáveres a merced de las bestias y peor aun, sin preguntarse quienes eran, dejó sin auxilio médico a varios heridos, entre ellos a civiles, como los estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM)

Eso es crimen en cualquier parte y en cualquier siglo. Puede ser que con las nuevas definiciones del infeliz Siglo XXI ( tal cual el Socialismo)...exista la Incursión del Siglo XXI que implique matar, rematar, abandonar a los heridos y usar armas inteligentes para el propósito.

Puede ser, luego de lo que sucede frente a nuestras impávidas y frígidas miradas en los territorios ocupados por Israel, que lo sucedido en la frontera norte de Ecuador se llame incursión

Por otra parte decir sin el consentimiento expreso, indica que eventualmente algún Presidente de esta tierra de Dios, permita que se mate impunemente dentro de su territorio. Para esa barbaridad no habrá nunca consentimiento expreso o implícito.

Espero que a las familias de los estudiantes mexicanos acribillados despiadadamente en Ecuador, puedan dormir con esta notita rosa.



2) Rechazamos esta violación a la integridad territorial de Ecuador, y por
consiguiente reafirmamos el principio de que el territorio de un Estado es
inviolable y no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de
fuerza
tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera fuera
el motivo, aún de manera temporal.



Rechazan la violación, pero el gobierno de Colombia no sufre aún ninguna condena. Podemos rechazar muchas cosas, que no significa condenarla.

Rechazar significa: No aceptar las disculpas o los argumentos de alguien

Condenar significa: Aplicar una sanción punitiva

Ambos verbos no son sinónimos al menos en mi diccionario.

Y la Ocupación militar. Volvemos a lo mismo: ocupar un territorio sin autorización es condenable...Eso fue lo que hizo las FARC sin dudas, pero el ejército colombiano, no ocupó nada, ni siquiera de manera temporal. Esos militares asesinaron a sangre fría en el territorio de su vecino. Entraron con aviación de guerra y tirotearon esa zona de la selva. Todavía debemos esperar si en esa “incursión” o “ocupación” les ayudó tiernamente los militares norteamericanos de la Base de Manta, residentes en el Ecuador. En ese caso estaríamos frente a una invasión descarnada del imperialismo.... Estaríamos muy cerca del Medio Oriente.

El candidato por el partido republicano MacCain nos alertó en su campaña que se habían olvidado de este hemisferio ¡cuidado! Quizás sea ésta una feliz manera de recordarnos.

Medidas de fuerza, por otra parte parecen dulces caricias frente a lo ocurrido la madrugada del primero de marzo.



3) Tomamos nota, con satisfacción, de las plenas disculpas que el Presidente
Álvaro Uribe ofreció al Gobierno y al pueblo de Ecuador, por la violación
del territorio y la soberanía
de esta hermana nación, el primero de marzo de
2008, por parte de la fuerza pública de Colombia.

Álvaro Uribe se disculpa plenamente de un acto TERRORISTA en Ecuador, creo que va a tener que pasarle la seña a los miembros de al Qaeda; ellos deberían tomar nota y disculparse plenamente con el pueblo y el Gobierno norteamericanos por la violación del territorio y su soberanía. Quizás así nos ahorraremos las guerras y las torturas despenalizadas en nombre del terrorismo, que ya diseña el famoso siglo XXI.

Cierto es que el 11 de septiembre murieron mucha más gente, pero cierto es también que Bin Laden no aparece y a Uribe y sus camaradas podemos hallarlos con facilidad. Y no fue un grupo terrorista, sino un gobierno terrorista que usando los impuestos del pueblo de Colombia ametralló a una veintena de personas fuera de sus fronteras ¡A escoger el mejor de ambos!



4) Registramos también el compromiso del presidente Álvaro Uribe en nombre
de su país de que estos hechos no se repetirán en el futuro bajo ninguna
circunstancia,
en cumplimiento de lo que disponen los artículos 19 y 21 de
la Carta de la OEA

¿En virtud de cuál hechizo debemos creerle a Álvaro Uribe? Podemos registrar muchas cosas hermosas. De hecho la ONU registra con mayoría absoluta la condena ( y ya ven esta vez sí dijeron condena) contra el bloqueo a mi país; y sin embargo los Estados Unidos, no sólo no levanta el criminal bloqueo, sino que se anda alistando con muchas más agravios contra Cuba: Nos cierran en nombre de una ley nazi los sitios de INTERNET; tratan de complicar a la Unión Europea para que fuerce una supuesta transición democrática en la isla; instan pública y sonoramente a la deserción de nuestros deportistas, artistas e intelectuales; escriben leyes absurdas como la Ley de Ajuste Cubano, y mantienen encarcelados con penas que harían llorar a Hitler a cinco cubanos por intentar pálidamente de evitar las incursiones , violaciones a nuestro territorio.

Esas promesas que las haga Uribe a su abuela, pero no a los representantes de nuestros países.

Suena igual que un asesino en serie le diga al jurado de la corte que promete que bajo ninguna circunstancias volverá a matar...El jurado recoge con beneplácito su redención moral y para colmo lo emite al leer su sentencia de libertad

5) Tomamos nota de la decisión del Presidente Rafael Correa de recibir la
documentación ofrecida por el Presidente Álvaro Uribe y que habría llegado a
poder del Gobierno de Colombia l
uego de los hechos del 1 de marzo, a fin de
que las autoridades judiciales ecuatorianas investiguen eventuales
violaciones a la ley nacional.

Álvaro Uribe ofreció lo que robó su pandilla de asesinos el primero de marzo. Correa recibirá la virtual, blindada y escurridiza laptop de Raúl Reyes, la cual llegó al poder del gobierno colombiano tras una desfachatada violación a sus derechos. Parecería que esos informaciones llegaron a su poder a través de una paloma mensajera ¡Por Dios!

Nadie ha visto a la susodicha computadora y ya asumimos que exista confiando devotamente en Uribe. Mis malos pensamientos me dicen que Correa puede recibir un hermoso ordenador de Colombia con los datos que Uribe quiera, ya sabemos que hoy por hoy nada es imposible en el mundo de la informática.

Las autoridades ecuatorianas se colocan ahora en virtud del mentiroso presidente Uribe en el banquillo de los acusados, luego de resistir bombas y balas, el presidente Correa sería acusado de participar en conversaciones impropias con la guerrilla colombiana.

Es exquisito: Atrapamos a un ladrón. El ladrón, luego de asesinar al portador, adquiere determinados documentos y en el propio juicio al asesino obligamos a la parte demandante, en el mismo texto de condena a revisarse, pues quizás violó la ley nacional.

Rafael Correa insistió que sus manos estaban limpias, e insistió que no trocaran a víctima y victimario, es absurdo que envíen a Correa unas informaciones para ver si “pecó” por ayudar a las FARC...Detrás de bambalinas parece ser acusado de tener a un grupo de revolucionarios colombianos en su territorio ¿Y Uribe? Que está repleto de de guerrilleros de las FARC, del ELN, de narcotraficantes, de cultivos ilícitos, de paramilitares, y de cuanta cosa imaginable hay en América?

No dudo que podría ser juicioso entregarle el ordenador, si es que se demuestra su legitimidad, al gobierno ecuatoriano para que revise posibles contactos entre ellos y las FARC... pero lo que es inadmisible es que en el mismo documento de Rechazo (que no condena) a la flagrante violación hecha por el gobierno de Colombia, aparezca también una supuesta duda sobre la honradez del agraviado.

Además el que tiene evidentes y públicos contactos con las FARC ...es el gobierno de Colombia: y con su peor parte. O si no que alguien me explique despacito que significa los acuerdos criminales entre el ex guerrillero “Rojas” y Colombia, después que éste asesinara a sangre fría a su ex Comandante Iván Ríos y ahora le pagarán la recompensa imponiendo de facto la pena de muerte en ese país: “Se le reconocerá una importante suma por la información estratégica” sobre la zona donde operaba el jefe insurgente y por la entrega de la computadora de Ríos, “clave para la investigación”, dijo sin recato alguno (3) el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos. Nuevamente se tuerce la realidad como si fuera goma de mascar: “Rojas” no suministró información alguna. Él entregó el cadáver mutilado del Comandante Ríos. Y por supuesto su computadora...Y lo que van a premiar es el asesinato fuera de la ley.

No está demostrado los vínculos de Correa con las FARC , mas el de Uribe sí...y no veo que el País o la Casa Blanca lo acuse.

6) “Recordamos también los principios, consagrados por el derecho
internacional, de respeto a la soberanía, de abstención de la amenaza o el
uso de la fuerza y de no injerencia en los asuntos internos de otros
Estados,
destacando que el artículo 19 de
la Carta de la Organización de
Estados Americanos prescribe que ''Ningún Estado o Grupo de Estados tiene el
derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo,
en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio anterior
excluye no solamente la fuerza armada, sino también otra forma de injerencia
o de tendencia atentatoria de la personalidad del Estado,
de los elementos
políticos, económicos, y culturales que lo constituyen. ‘‘

Aquí deben ayudarme con mis estrechas entendederas: ¿Para quién es el recordatorio? ¿Quién amenazó? Colombia no amenazó a nadie...La definición de amenaza implica una advertencia fuerte, sin llevarla a hecho consumado. Colombia hizo todo lo contrario de una amenaza: a saber: Invadió, asesinó, abandonó a heridos, incluso civiles, despotricó a diestra y siniestra...y luego como postre del banquete le mintió al presidente de Ecuador. Este recordatorio no es para Colombia, la única culpable del cisma.

¿Para quién es, pues el punto 6? Van a perdonarme, pero esta falda a quien le viene mejor que a nadie es a la República Bolivariana de Venezuela, que con todo el derecho que le da ser vecina de ambas naciones y su espíritu de compromiso regional amenazó de cierta forma a Colombia enviando tropas a la frontera y rompiendo relaciones diplomáticas con ese país

¿Quién intervino en los asuntos internos o externos de un país? Colombia intervino en el país....en sus selvas, en su espacio aéreo, no intervino en asunto alguno...Venezuela de alguna manera sí intervino en los asuntos bilaterales... ¡con mucha razón! Se puso a la orden de Ecuador ¿No será ésta una sutil amenaza, a su vez a su vez para Venezuela?

7. Reiteramos nuestro compromiso con la convivencia pacífica en la región, basada en los preceptos fundamentales del derecho internacional contenidos en las Cartas de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, así como en los objetivos esenciales del Grupo de Río, de manera destacada la solución pacífica de las controversias internacionales y su vocación para la preservación de la paz y la búsqueda conjunta de soluciones a los conflictos que afectan a la región.

El séptimo punto es más de lo mismo. Donde se involucra no más a la ONU y a la insulsa OEA, con su insulso presidente No en balde: La titular (La canciller ecuatoriana, Maria Isabel Salvador) rememoró que el texto de la resolución aprobado hace una semana en la OEA no contiene la palabra “condena”, pero rechaza la deliberada operación militar de fuerzas del vecino país en este territorio.
Recalcó que en la cita de cancilleres exigirá de nuevo que se “condene” esta acción y solicitará además la creación de un mecanismo para evitar que se repitan hechos como el registrado el 1 de marzo último en el norte de Ecuador.
(4)

8) Reiteramos nuestro firme compromiso de combatir las amenazas a la
seguridad de todos sus Estados
, provenientes de la acción de grupos
irregulares o de organizaciones criminales,
en particular de aquellas
vinculadas a actividades del narcotráfico. Colombia considera a esas
organizaciones criminales como terroristas.

Aquí se cumple aquello de “donde dije: DIJE...dije: Diego” propondría que en las lecciones sobre diplomacia se coloque esta frase incomprensible y de seguro pondrán de acuerdo a HAMAS con Olmert, y a Bush con al Qaeda.

Quien único ha disuelto el orden regional se llama Colombia, por tanto no hay que recordarle ese orden a nadie más... Quien único tiene grupos irregulares y organizaciones criminales en toda la región se llama Colombia. Los grupos irregulares se llaman guerrillas revolucionarias (lo quiera o no Uribe, la OEA o el Grupo de Río) Los paramilitares colombianos invaden de manera repetida la frontera entran y deshacen en Venezuela, donde a decir verdad el gobierno bolivariano a tenido paciencia oriental.

Por otro lado ¿a quién considera Colombia organizaciones terroristas? ¿A las FARC, a sus traidores como “Rojas”, a los narcos organizados, a su propio ejército o a él mismo y su gabinete?

Qué el gobierno de Colombia considere organización criminal a las guerrilleras es algo que no le importa realmente a nadie...El acusado en este caso es ese gobierno. Sus opiniones en relación a la guerrilla después de masacrar a Raúl Reyes y sus compañeros violando impúdicamente durante la madrugada el territorio de Ecuador no debiera aparecer en una resolución de condena, más bien parece que el Grupo de Río se reunió para analizar el carácter de la guerrilla y no la violación de las fronteras norte de Ecuador.

Otra pregunta que no responde este inciso es la siguiente ¿El pleno del grupo de Río considera criminal a la guerrilla? No lo creo. Chávez ha propuesto su carácter beligerante ¿O fue esto un obsequio para Uribe?

El grupo de Río habla de la guerrilla no más, no habla de las cárceles llenas, las torturas, ni del canje humanitario.

No importa , no habló Santo Domingo el día 7 , pero 6 de marzo el pueblo en las calles de Colombia habló suficiente.

Cada día que pasa entiendo menos la política profesional.

10) Exhortamos a las partes involucradas a mantener abiertos canales
respetuosos de comunicación
y a buscar fórmulas de distensión


¡Muy bien! Los canales no sólo están abiertos , sino que son un verdadero despeñadero. Uribe , con su política de hombre fuerte ha logrado alcanzar un 82 % de aceptación en Colombia, abriendo el camino para ganar el referendo en el próximo año y acceder a otro período presidencial. A ver si le llaman dictador como a Hugo Chávez y le hacen la sucia campaña para que no se perpetúe en el poder....

Y volvemos con lo mismo. Ecuador no tiene que lograr distensión alguna. Es un país pacífico y ordenado. El único desestabilizador de la región se llama el gobierno de Colombia... De nuevo es deshonesto tratar a víctima y victimario en igualdad de condiciones. Ecuador no tiene que hacer nada más, sino lograr una satisfacción real del desagravio del que fue víctima, algo más que palmaditas en la espalda y un triste “borrón y cuenta nueva”

Nota final

No es ánimo de justicia solamente, que ya de por sí sería suficiente para no estar de acuerdo ...es sobre todo instinto de conservación: Si queda en suaves y consoladoras frases este gravísimo hecho....estamos expuestos a que cualquiera lo repita ¡incluido Estados Unidos!

Estados Unidos no nos concedería la “mayoría de edad “ y pudiera pretender no retirarse de la base Militar de Manta, con el ánimo de cuidar de las fronteras a estos “indios y negros revoltosos y terroristas”.

De hecho los últimos acontecimientos se vuelcan contra Ecuador y Venezuela.

La condena es un arma de protección social en la región. Esa condena no se logró en Santo Domingo, aunque caigan sobre mí todos los nuevos pacifistas ...Todo lo contrario, en vez de a Uribe se está pretendiendo acusar a Quito por vínculos con las FARC y ese ultrajado pueblo tiene que emprender además pleitos legales contra el diario el País de España por vincularlo con las FARC. “Analizaremos cómo enjuiciar penalmente por estas calumnias', señaló el ministro de Defensa Wellington Sandoval” (5)

El saldo de estos paños tibios puede resultar una condena....¡pero a Ecuador! Ese es el precio de la política “cautelosa” y “brillante” de nuestros gobiernos el famoso 7 de marzo cuando en Santo Domingo nuestros presidentes debieron decir la verdad sin medias tintas y sin falsos abrazos.

Todo radica en el concepto de política, que de sólo mencionar su nombre esbozamos una sonrisa de desdén y burla.

Mas hay otra forma de hacer política, una política que se basa en el respeto al derecho, los principios y sobre todo la verdad...siempre la más humillada en todas las actuales contiendas.

A mí me lo dijo José Martí, que parece más útil que todos los modernos y listos gobernantes .. Martí al que nadie osará llamar guerrerista, y el cual es presa de las mayores manipulaciones de un lado y del otro.

“La política es la verdad . La política es el conocimiento del país, la previsión de los conflictos lamentables o acomodos ineludibles entre sus factores diversos u opuestos y el deber de allegar las fuerzas necesarias cuando la imposibilidad patente del acomodo provoque y justifique el conflicto. (...)

“Cuando el triunfo de una política requiere nada menos que el cambio en el pueblo que la ha de conceder , y cambios en la naturaleza misma , cambios en la posición de la tierra y en la intensidad del mar , es ocasión de deponerse para los que comprendan que los males álgidos no se remedian con panaceas por descubrir , para los que no pueden cambiar la tierra y el mar”(6)

Eso le están todos pidiendo al pueblo y gobierno del Ecuador....que cambien la tierra y el mar. Será que no es por gusto que en Ecuador esté el Centro del Mundo...y que en ese centro esté José Martí

Referencias:


  1. Declaración del Grupo de Río. Agencia Bolivariana de Noticias. Caracas 7 de marzo 2008
  2. Mensaje del Comandante en Jefe Granma La habana 19 de Febrero del 2008
  3. Declaraciones de la canciller de Ecuador. Prensa Latina 13 de marzo 2008
  4. Declaraciones por acusación del periódico el País al Ecuador por supuestos vínculos con las FARC ABN Venezuela. 12 de marzo 2008
  5. La Jornada on line 14 de marzo 2008
  6. José Martí . Ciegos y desleales Publicado en Patria el 28 de Enero de 1893 Obras Completas. Editora Ciencias Políticas 1975 Tomo II p 215-217



Montag, 17. März 2008

los buenos y los malos



>>
>>
>>


José Steinsleger/ II y última

Israel en Colombia

La empresa de “seguridad” Hod He’ hanitin (Sperhead Ltd.), dirigida por el coronel israelí (R) Yair Klein, empezó a entrenar paramilitares en Puerto Boyacá, luego del acuerdo de cese de fuego, suscrito en mayo de 1984 por el presidente Belisario Betancur (conservador, 1982-86), y el secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Época de avances de la derecha mundial, los agricultores y ganaderos agremiados del Magdalena Medio (ACDEGAM) no estaban interesados en paz alguna. Así fue que al cartel de “bienvenida” de la pequeña urbe fluvial se le estampó el añadido: “… tierra de paz, progreso y capital antisubversiva de Colombia”.

ACDEGAM compraba las armas fabricadas por Industrias Militares (Indumil), y oficiales del Ejército, como el teniente coronel Luis Bohórquez (Brigada 14, Batallón Bárbula), las entregaban a los paras. Todo legal, todo en orden.

El modelo paramilitar de Klein resultó “exitoso”. Fuera de las alucinantes masacres de humildes pobladores urbanos y rurales, cuatro candidatos a la presidencia fueron asesinados. Entusiasmado con los resultados (“contratista” privado al fin), Klein filmó el entrenamiento de sus perros con fines publicitarios. La difusión del filme por la cadena de televisión estadunidense ABC News desencadenó el escándalo mundial. A más de los profes israelíes, la película mostraba a conocidos mercenarios australianos y británicos del Special Air Service (SAS).

El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, policía política) fue obligado a revelar los nombres y número de pasaportes con las fechas de ingreso y salida del país de los mercenarios. Hasta John Mayor, canciller de Gran Bretaña, manifestó su contrariedad. Milagrosamente, el general Miguel Maza Márquez, jefe del DAS, salvó su vida de un atentado con dinamita. Pero había otro problema. Como los chicos de Klein también se entendían con los capos de la droga (Gonzalo Rodríguez Gacha, Fabio Ochoa, Pablo Escobar y otros), el modelo paramilitar resultaba algo caótico: indistintamente, los sicarios mataban y secuestraban a oficiales del ejército y de la policía, políticos de izquierda y derecha, guerrilleros y agentes antinarcóticos de Washington.

Desprolijidad operativa que chocaba con la creciente importancia de las relaciones económicas colombo-israelíes, tal como fue la compra de 14 aviones de combate Kfir, en abril de 1988. Entonces, el gobierno israelí decidió, a su modo, contener a sus “perros”. En febrero de 1989, una “investigación especial” del periódico Yediot Ahronot de Tel Aviv daba cuenta de la “posible participación” de israelíes en el tráfico de drogas.

El grupo de Klein hizo las valijas. Sin embargo, los “contratistas” continuaron operando en el país sudamericano. Caso resonante en 2001 fue la venta triangulada de 3 mil fusiles AK-47 y 2.5 millones de municiones. Negocio acordado en Guatemala por Oris Zoller, director de la empresa GIRSA, filial del de la industria bélica israelí.

Se dijo que la policía de Nicaragua había comprado las armas. Inclusive, el ex presidente de Colombia, César Gaviria, secretario de la OEA, culpó a los nicaragüenses en un informe. Wes Carrington, vocero del Departamento de Estado, fue más imaginativo. Dijo que los fusiles automáticos iban con destino a “coleccionistas de armas en Estados Unidos” (sic).

Finalmente, el ágil traficante israelí Simon Yelinek, residente en Panamá, logró que el mortífero cargamento llegase a manos del cliente: las Autodefensas Unidas de Colombia. Ni Leonardo Di Caprio en Diamantes de sangre lo hubiese hecho mejor.

Ahora bien. La presencia oficial de Israel Ziv en Colombia, general (r) del Ejército de Defensa (sic) de Israel, representa un “salto de calidad” en los planes guerreristas subregionales de Uribe y su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Contratado por la módica suma de 10 millones de dólares, Ziv promete dejar atrás el modus operandi de personajes menores como Klein, y bien pudo haber colaborado en la planificación del ataque contra las FARC en territorio ecuatoriano. Su experiencia lo delata: en octubre de 2002, al mando de la Brigada Givati, Ziv invadió el campo de refugiados de Al Amal (Gaza). Las tropas de infantería, tanques y carros blindados causaron una masacre en la que murieron ancianos, mujeres, inválidos, niños y bebés.

El general Ziv figura en la nómina de Counterterrorism International y es miembro de la Task Force on Future Terrorism (FOTFF), creada en junio de 2006 por la Oficina de Seguridad de la Patria de… ¿Israel? No, de Estados Unidos.

El FOTFF funciona bajo las órdenes del secretario Michael Chertoff y Lee Hamilton, director del ultraconservador Woodrow Wilson Center, nido de académicos, sicólogos, empresarios y expertos en “inteligencia”.

En Colombia, la base de operaciones de Ziv queda en Tolemaida, departamento de Cundinamarca. Su injerencia es al más alto nivel. El viceministro de Defensa, Sergio Jaramillo, calificó de “preciosa” la asistencia israelí. “Son como sicoanalistas para nosotros: nos plantean temas en los cuales no habíamos pensado”. ¿Cuáles serán?