Mittwoch, 30. Juli 2008

Entrevista a Iván Márquez, miembro del secretariado de las FARC

"Buscamos una salida que ponga término al sufrimiento de los prisioneros de las dos partes contendientes"

ANNCOL / ABP / Telesur

Las agencias ANNCOL y ABP Noticias presentan a sus lectores la trascripción de las respuestas dadas por el Comandante Iván Márquez, integrante del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP, a preguntas planteadas por el Periodista William Parra de TELESUR, sobre diversos temas referidos a la realidad de la confrontación política y social que se desenvuelve en Colombia.

En primer lugar, ¿qué significa la muerte del comandante Manuel Marulanda Vélez y cómo ha sido asimilada por las FARC la desaparición de su líder histórico?

- Significa la ausencia dolorosa de un imprescindible; del constructor del Ejército del Pueblo; del estratega de la Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia; del legendario comandante, artesano de la concepción táctica, operacional y estratégica de las FARC y de la guerra de guerrillas móviles; del conductor político de la insurgencia… Manuel Marulanda Vélez -como en los versos de Neruda- “no ha muerto. Está en medio de la pólvora, de pie, como mecha ardiendo”. Sigue combatiendo desde las montañas rebeldes de la eternidad. Sigue vivo en los fusiles de los guerrilleros farianos, en el Plan Estratégico, en la Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia y en el anhelo colectivo de Patria Grande y Socialismo, que son una inmensa bandera al viento. Ante nuestro Comandante en Jefe, ante el altar de la patria, hemos jurado vencer, y venceremos. ¿Cómo asimilamos esta ausencia? Reafirmando nuestra determinación de lucha. Estrechando nuestra cohesión. Ratificándonos en nuestros principios. Empuñando con más fuerza el libro y los fusiles del imbatible escudo guerrillero de las FARC.

Según su punto de vista ¿cuál es el mayor legado que ha dejado Manuel Marulanda Vélez al país?

- Haber sentado las bases para el Nuevo Poder con la construcción de un ejército popular bolivariano, cohesionado en sus estructuras, en torno al Plan Estratégico, irreversible en su propósito de toma del poder para el pueblo. Manuel Marulanda Vélez es ejemplo de convicción, de perseverancia y de lucha inclaudicable. Jamás seremos inferiores a la fe que han depositado los pueblos de Nuestra América en la lucha de resistencia de las FARC. Sus manifestaciones abrumadoras de solidaridad nos hacen exclamar con el Libertador Simón Bolívar que “es imperturbable nuestra resolución de independencia o nada”.

¿Nos puede hacer una breve semblanza de Manuel Marulanda Vélez?

- Estoy trabajando una semblanza titulada MANUEL MARULANDA VÉLEZ el héroe insurgente de la Colombia de Bolívar. Por ahora sólo atino responder su requerimiento con los destellantes versos épicos del poeta Luis Vidales: “ Canto Colombia a Manuel, el guerrillero/ es éste, América Latina, el que yo canto/ a éste, mundo de hoy, os lo presento/ Manuel es el padre de la selva colombiana/ es el pastor de la paz en el rebaño/ Manuel es hermano de los ríos y del viento/ y allá donde es más libre la montaña/ dulce patria hacia el cielo, allá lo siento/ En su loor la noche iluminada/ suelta su tiroteo de luceros/ Las altas tierras limpias lo vieron colombiano/ y el aire puro le fue dócil a su sueño/ El águila que pasa es un disparo/ cada ave es como un papel que cruza el cielo/ Para hablarle de patria los árboles susurran/ y el mástil de la palma flamea su bandera/ para indicar que pasa el guerrillero/ ¡Un momento! le dice la límpida mañana/ y sobre un risco del ande americano/ le saca una foto espectral de cuerpo entero/ Los árboles son como escuadras de su ejército/ por defensor del pobre, pariente próximo del trigo/ como a éste le sucede: que cuarenta veces lo han dejado muerto/ sólo para quedar cuarenta veces vivo.

Murió el comandante Marulanda en un mal momento para las FARC; el mes de marzo fue muy duro para la organización insurgente; perdieron no sólo a Raúl Reyes y a Iván Ríos… ¿Qué comentario le merecen las circunstancias que caracterizaron este marzo de trances tan luctuosos?

- Los revolucionarios no escogemos un momento para morir, pero en cualquier lugar donde nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, como dice el Che, siempre que éste, nuestro grito de lucha –y esto lo digo yo- de lucha por la paz con justicia social, de independencia, de Socialismo y Patria Grande, llegue a un oído receptivo. La lucha que libramos es hasta las últimas consecuencias por que “en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera”. Los desenlaces dolorosos son previsibles en una confrontación y mucho más si se enfrenta a un enemigo con un gran poder de fuego, que ha llevado la guerra a la degradación y que tiene todo el respaldo de la tecnología militar de punta y los dólares que le proporciona el gobierno de los Estados Unidos en el marco de su expoliadora estrategia de predominio y subyugación. Pero podemos afirmar que pese al triunfalismo mediático, estamos saliendo de la horrible noche de marzo con nuevas experiencias y con un horizonte claro para continuar la pelea por la paz, la justicia social, la democracia verdadera y la dignidad.

Para muchos, estos golpes, estas muertes, dejan a las FARC en difícil situación. Hay varios analistas que consideran que esta guerrilla está casi derrotada militarmente. ¿Están en lo cierto?

- No conocen a las FARC. Confunden el deseo con la realidad y se engañan con sus propias fantasías. Las FARC no son un ejército de soldados bisoños. A estas les sucede lo que a Bolívar, que se crecía en medio de la adversidad. Del fin del fin de las FARC están hablando desde el ataque a Marquetalia en mayo de 1964. En 44 años han lanzado todos los planes y operaciones militares para aniquilarlas, y no han podido… Primero, el Plan LASO, sigla en inglés que significa Operación Latinoamericana de Seguridad; el objetivo: impedir el surgimiento de una nueva Cuba en el continente, ese era el propósito de la Operación Marquetalia. Luego desplegaron la operación Sonora que buscaba derrotar militarmente a las FARC en la Cordillera Central, pero no tuvieron en cuenta que enfrentaban a los guerreros de Manuel. Después lanzaron la Operación Centauro o Casa Verde, pero los agresores tuvieron que regresar con el rabo entre las piernas a Tolemaida, donde los esperaban sus mentores e instructores norteamericanos. A estas agresiones le siguieron como oleadas los planes Thanatos, Destructor 1, Destructor 2, el Plan Colombia; y paralelamente a estos desataron el horror del paramilitarismo, criminal estrategia contrainsurgente del Estado que buscaba destruir lo que consideraban bases sociales de la guerrilla a través de las masacres, las fosas comunes y las motosierras.

Y ahora con el Plan Patriota diseñado por los estrategas del Comando Sur del ejército de los Estados Unidos, con el uso de sofisticadas tecnologías militares, con satélites, con aviones y aparatos no tripulados, con un pie de fuerza que sobrepasa los 400 mil efectivos y miles de asesores y mercenarios gringos, con la “ayuda” militar de Washington con decenas de helicópteros y 10 mil millones de dólares en el último período, aspiran en un esfuerzo desesperado a derrotar a la insurgencia y el descontento popular. Ni el fuego, ni las bombas de las operaciones militares de las oligarquías y el imperio, ni las marchas manipuladas lograrán desarticular la resistencia y la lucha por una Colombia Nueva, bolivariana. La lucha armada en Colombia es vigente y tiene lugar porque los problemas políticos, económicos y sociales que la motivaron no han desaparecido. En 1984, con el Acuerdo de La Uribe, intentamos la lucha por la vía electoral, pero la alternativa política que planteamos, la Unión patriótica, fue barrida a tiros. Cinco mil fueron los muertos por la intransigencia del régimen santanderista que oprime a Colombia. Por eso ahora luchamos clandestinamente a través del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. En las FARC hay gente de principios. Somos indios bravos. No nos seducen con cantos de sirenas. Estamos listos para entrarle al combate, con paso de vencedores, al Ayacucho del siglo XXI, al cual convocamos a todos los pueblos de Nuestra América. Parafraseando a Bolívar: estamos como el sol; brotando rayos por todas partes.

¿Qué nos puede decir de la versión del Presidente Uribe y del ministro de defensa de Colombia Juan Manuel Santos, quienes insisten en que el comandante Marulanda murió no como consecuencia de un paro cardiaco, sino por los intensos bombardeos o por susto?

- Con tal ocurrencia tanto el Presidente Uribe, como el ministro de defensa Santos, están haciendo uso de la más increíble como extraordinaria asnalidad. Sólo a un imbécil le podría caber en la cabeza que el legendario guerrillero que se enfrentó durante 60 años a 17 gobiernos y a todos los estados mayores de las fuerzas armadas oficiales en ese lapso, pudiera morir de susto. Esa pretensión de tontivanos sólo provoca hilaridad e indignación. Como dijo el mismo comandante Manuel: “a uno no lo pueden matar con disparos de palabras”.

¿Cómo se decidió la designación de Alfonso Cano como comandante máximo de las FARC y qué variaciones implica esta determinación en la conducción de la organización?

- Implica la continuidad de los planes. Y en cuanto a cómo se designó a Alfonso como nuevo comandante de las FARC, debo decir que por unanimidad el 27 de marzo, cuando nos enteramos de la infausta noticia del deceso del Comandante en Jefe. Ese mismo día tomamos la decisión también de posponer esta información hasta el 23 de mayo para hacerlo en el marco del 44 aniversario de las FARC. Todo el Estado Mayor Central, el Secretariado y los combatientes farianos rodean férreamente unidos al comandante Alfonso Cano.

Muchos críticos y analistas aseguran que con la llegada del comandante Cano se abren nuevas posibilidades para iniciar una negociación; una nueva oportunidad para el intercambio humanitario y la paz. ¿Qué valoración le da a estas afirmaciones?

- Las políticas de las FARC ya están definidas, determinadas por nuestras Conferencias Nacionales y los Plenos del Estado Mayor Central. Hay una línea táctica y estratégica elaborada colectivamente. La paz ha sido siempre nuestro principal objetivo estratégico, y en esto coincidimos con el Libertador para quien “la insurrección se anuncia con el espíritu de paz, se resiste contra el despotismo porque éste destruye la paz, y no toma las armas sino para obligar a sus enemigos a la paz”.

Los acontecimientos del 2 de julio que desembocaron en la liberación de 15 prisioneros parecieran indicar que los rescates militares son una solución al problema. ¿Que sucedió en las selvas del Guaviare?

- En el inesperado rescate de 15 prisioneros de guerra en las selvas del Guaviare, ni Uribe ni Santos, ni los generales Padilla ni Montoya son los héroes que se reclaman. En la pretendida operación sólo colocaron los helicópteros; todo el trabajo fue realizado por dos traidores, quienes a su vez resultaron traicionados por los generales y el gobierno. El suceso fue utilizado a fondo para echarle flores al Presidente, a los militares, a la política de Seguridad Democrática, y sobre todo, para tapar la escandalosa ilegitimidad e ilegalidad del segundo mandato del señor Uribe, surgido del delito de cohecho que favoreció su reelección inmediata. Buscaba el Presidente Uribe disimular su talante de desaforado dictador que ataca con todos los fuegos de su ira los fallos de la Corte que le son adversos. Actuando por fuera de su propio estado de derecho pretende derribar desde el Palacio de Nariño, con poderosas cargas explosivas, la independencia de la Corte. Ya tiene sometida la rama legislativa del poder público; ahora va por la jurisdiccional.

A propósito de esta liberación del 2 de julio el comandante Fidel Castro ha dicho que las FARC jamás debieron capturar a Ingrid Betancurt y que tampoco debieron tener en las condiciones de la selva en prisión a los soldados y a los civiles que tenían las FARC, y esto lo señala como un acto de crueldad. ¿Qué opina sobre ese argumento del comandante?

- No quisiera exteriorizar sentimientos que provocan este tipo de posiciones. Solamente quiero decir que las FARC están en todo su derecho de buscar por todos los medios la libertad de los combatientes guerrilleros presos tanto en las cárceles del régimen como en las del imperio. Buscamos una salida que ponga término al sufrimiento del cautiverio de los prisioneros de las dos partes contendientes. Hay que pensar también en la crueldad y en las cadenas que soportan los nuestros en las mazmorras del régimen uribista y en las del imperio, que son las mismas que padecen los 5 héroes cubanos y los miles de prisioneros violentados en sus derechos como ocurre en las cárceles de Abu Graih y de Guantánamo. Quiero agregar que en Colombia algunos dirigentes políticos son más militaritas y guerreristas que los propios militares. Muchos de ellos instrumentan y son protagonistas activos de la legislación de guerra y de la represión contra el pueblo de Colombia por cuenta del terrorismo de Estado.

El presidente Uribe habla de cercos humanitarios sobre los posibles campamentos donde se encuentran los prisioneros de guerra. ¿Qué significado tiene para las FARC este anuncio; continúa la orden de no permitir el rescate a sangre y fuego?

- No existen cercos humanitarios, sino cercos militares. Lo de los cercos humanitarios es un engaño para dar la sensación de un control territorial que nunca ha existido. De por medio lo que existe es una orden infame del Presidente Uribe a sus generales de rescatar a sangre y fuego a los prisioneros, sin que importen las consecuencias. En estas circunstancias, cualquier desenlace fatal será responsabilidad del señor Uribe.

El gobierno francés ha ofrecido recibir a todos los miembros de las FARC que estén incluidos en el intercambio. ¿Si se concreta el intercambio, estarían las FARC dispuestas a dejar que los guerrilleros liberados, vayan a otro país?

- Ese planteamiento es de por sí una afrenta a la dignidad de los guerrilleros de las FARC. Los verdaderos combatientes no cambian las montañas de la patria ni sus convicciones por un humillante destierro en ultramar.

Francia asumió el primero de julio la presidencia de la Unión Europea. ¿Por el interés de este país en el intercambio humanitario, las FARC pensarán la posibilidad de buscar el reconocimiento político, el reconocimiento de beligerancia y el retiro de su nombre de la lista de grupos terroristas?

- De hecho, somos una fuerza beligerante a la espera de que quienes quieran coadyuvar a la paz de Colombia, hagan ese reconocimiento. Es una condición temporal mientras se resuelve el conflicto de legitimidades. El calificativo de terroristas no es más que una imposición del más grande terrorista que ha tenido la humanidad: el gobierno de los Estados Unidos.

Los medios hablan profusamente de unas FARC golpeadas política y militarmente, y diezmadas tanto en número de combatientes como en recursos económicos. Expresan los analistas que las FARC pasan por el peor momento de su historia; ¿Qué tan golpeadas están las FARC?

- En realidad lo que les preocupa es un eventual desencadenamiento de la inconformidad social con la existencia de una guerrilla bolivariana como las FARC, que ya ha completado el despliegue estratégico de su fuerza por todo el territorio nacional. Por eso el Plan patriota. Por eso el escalamiento de la intervención militar de los Estados Unidos en Colombia. Por eso la conversión de la base aérea de Tres Esquinas, en base militar estadounidense en la amazonía que codician. Si las FARC estuviesen resquebrajadas no estarían anunciando el traslado de la base de Manta para Colombia. Lo que se está resquebrajando es la podrida institucionalidad colombiana salpicada de sangre y cocaína, narco-paramilitarismo e ilegitimidad.

¿En los actuales momentos es posible que se pueda llegar a una negociación de paz con el gobierno Uribe?

- Con Uribe la paz no es más que una quimera. La solución política del conflicto sólo es posible con otro gobierno, y mucho más si es el resultado de un Gran Acuerdo Nacional en el que jueguen papel protagónico las fuerzas del cambio y el soberano que es el pueblo. Un nuevo gobierno que haciendo de la paz su objetivo cimero recoja las tropas en sus cuarteles y mande a los gringos para su casa.

Cuál es la caracterización que las FARC tienen en este momento del gobierno de Uribe y de la situación de la institucionalidad colombiana en medio del aquelarre de la narco-para-política y otros escándalos más como el de la Yidis-política?

- Es un gobierno narco-paramilitar, ilegítimo e ilegal. Sólo lo sostiene el criminal apoyo del gobierno de Washington, el terrorismo de Estado, la manipulación de la opinión a través de campañas mediáticas, las masacres, el despojo de tierras, el desplazamiento forzoso, la motosierra, los fraudes y el cohecho. Estados Unidos necesita un régimen como el de Colombia, para utilizarlo como cabeza de playa para el asalto neoliberal al continente.

Las FARC han dicho que el gobierno de Uribe Vélez es ilegal e ilegítimo. ¿Por qué entonces se mantiene, según lo difunde la prensa colombiana, en los más altos niveles de popularidad; por qué no cae este gobierno?

- Las encuestas no consultan el 70 por ciento de la población que se debate en la pobreza y en la miseria, ni a los más de 4 millones de desplazados por el terrorismo de Estado. No consultan al 50 por ciento de la población económicamente activa que sufre la angustia cotidiana del desempleo y del subempleo. No consultan a los sindicalistas perseguidos, ni a los indígenas violentados, ni a las negritudes olvidadas, ni a los estudiantes reprimidos. El 80 por ciento de la popularidad de Uribe es una farsa y es el resultado de la más asquerosa manipulación de la opinión.

¿Qué se puede esperar de la nueva generación de comandantes que ha asumido la conducción de las FARC: una línea militar más dura o por el contrario el arribo a la política total?

- Continuar el camino trazado por el inolvidable Comandante en jefe Manuel Marulanda Vélez, es decir, el de la política total, que es la lucha estratégica por la toma del poder por la vía de las armas y de la insurrección con lo que se llegaría a un gobierno revolucionario, o por la vía de las alianzas políticas hacia la instauración de un gobierno verdaderamente democrático, en consonancia con la Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia.

Según los supuestos computadores incautados al comandante Raúl Reyes las FARC han sido financiadas por el gobierno del Presidente Hugo Chávez. ¿Qué hay de cierto en eso?

- Si eso hubiese sido así, ya habríamos tumbado a este gobierno títere de los Estados Unidos. Esa afirmación es un pretexto intervencionista. Lo que debe llamar la atención de Latinoamérica y el mundo son los 10 mil millones de dólares que la Casa Blanca ha aportado al gobierno terrorista de Uribe para masacrar al pueblo, desaparecerlo, despojarlo, desplazarlo… Colombia es el primer receptor de ayuda militar de los Estados Unidos en el hemisferio, y el tercer receptor en el mundo. Claro, el gobierno de Washington apoya de esta manera a su testaferro predilecto en la desestabilización de la región, pensando en la contención de la poderosa fuerza bolivariana que ya se ve venir en el horizonte de este siglo. Un tribunal de los pueblos debe conducir al banquillo de los acusados al imperio rapaz y violento que quiere seguir subyugando a los pueblos.

¿Financiaron las FARC la campaña presidencial de Rafael Correa en Ecuador?

- ¿Y con qué? Eso es un contrasentido. Son las FARC las que necesitan la acción del internacionalismo solidario de los pueblos del mundo.

¿Con todas las dificultades que se han presentado en torno al tema de la presencia guerrillera como excusa que ha generado la crisis diplomática entre Colombia y Ecuador ó Colombia y Venezuela, no se plantea la necesidad de un replanteamiento en la persistencia de esta forma de lucha, sobre todo cuando está latente la amenaza de Estados Unidos con el argumento de que actuará contra quienes consideren que apoyan el terrorismo?

- La lucha armada no está en cuestión. Las causas que la motivaron no se han modificado. Las oligarquías sólo quieren una paz que no toque sus privilegios, que no modifique las injustas estructuras políticas, económicas y sociales que han causado la pobreza pública. La estrategia de dominación de los Estados Unidos ya está trazada y el pretexto es lo de menos. Lo que los gringos quieren es el petróleo de Venezuela, el gas de Bolivia, las riquezas de la Amazonia, y la miseria para nuestros pueblos. Lo que se impone es la articulación de la resistencia a las políticas agresivas del imperio. Quiero recordar que en los fusiles guerrilleros de las FARC resisten los pueblos de Nuestra América. Y en cuanto a la pertinencia de la lucha armada, una reflexión del Libertador: “Aun cuando sean alarmantes las consecuencias de la resistencia al poder, no es menos cierto que existe en la naturaleza del hombre social un derecho inalienable que legitima la insurrección”. Mientras existan las FARC nadie podrá quitarle el fusil al Che.

¿La Guajira es de Venezuela como dice el Presidente Chávez?

- Sin duda, la Guajira pertenece a la Colombia de Bolívar y del primer precursor de la independencia de Nuestra América, el generalísimo Francisco de Miranda. Nuestro criterio es el mismo expuesto por el libertador a Páez: “Se me olvidó decir a usted que hemos pensado fundir juntas dos o tres mitades de los departamentos de Boyacá, Zulia y Barinas para que no haya más frontera de Venezuela ni de Nueva Granada, porque esta división es la que nos está matando, y por lo mismo debemos destruirla”. Una reafirmación final: Hemos jurado vencer, y Venceremos.

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Donnerstag, 24. Juli 2008

Colombia, Venezuela y la sociedad de la información

Ángel Guerra Cabrera
aguerra_123@yahoo.com.mx

Colombia, Venezuela

y la sociedad de la información

En la “sociedad de la información” las ondas electrónicas y la tinta de rotativa aparentan difundir más noticias, pero nunca habíamos estado peor informados ni bombardeados por enfoques tan monocordes. Cambiar de canal o de periódico es inútil, pues casi todos repiten la misma cháchara en la medida que crece la concentración de la propiedad de los medios y del mensaje en manos de una codiciosa mafia que opera como ministerio de propaganda del capitalismo neoliberal, del despojo de los recursos naturales de los pueblos, las nuevas guerras coloniales y los intereses de la potencia hegemónica.

Desde la violación de la soberanía territorial de Ecuador la maquinaria mediática intenta que aceptemos cualquier acto de guerra yanqui-uribista, así transgreda el derecho internacional, y que asociemos con el “terrorismo” a todos los que al sur del río Bravo discrepan o luchan por remplazar el injusto e intolerable orden mundial existente. El secuestro de rehenes es repudiable e injustificable, no importa quién lo cometa ni la nobleza de los fines que enarbole, pero la Operación Jaque y las marchas pidiendo a las FARC su liberación han sido utilizados para manipular groseramente, respondiendo a aquel secuestro con otro: el del contexto social que lo genera, pues suponiendo que mañana terminara la odisea de los cautivos, todavía quedaría una realidad por transformar que no es precisamente un concierto de Shakira.

La liberación de los rehenes podría ser el primer paso, entre muchos muy largos y difíciles, para comenzar una solución política al conflicto armado en Colombia, siempre que se lograra por vía del diálogo, como intentó Hugo Chávez, y no de acciones militares con intervención imperialista, que tienden a agravarlo deliberadamente.

Imaginemos el escenario muy improbable de que los restantes rehenes fueran regresados sin un rasguño a los suyos por otra espectacular operación militar yanqui-oligárquica. Al día siguiente, en esencia, quedaría la misma Colombia de la víspera: inequidad sin par, masivo terror de Estado, institucionalización por la oligarquía tradicional del narcotráfico y el paramilitarismo, desplazamiento forzado de millones de campesinos en pos del saqueo imperialista, arrasamiento de las libertades básicas, prisión para los inconformes no asesinados o exiliados –que los medios no mencionan– e incremento de la injerencia estadunidense. Seguirían presentes las causas de la guerra y el grado de barbarie a que ha llegado, pero más exacerbado aún el culto a la solución bélica.

Así lo confirma el desvergonzado discurso de George W. Bush en el día de la independencia de Colombia. En él elogió a James Monroe, autor de la infame doctrina, así como el Plan Colombia y machacó con la “amenaza de Venezuela”, “vecino hostil y antiestadunidense, aliado de Cuba”. El objetivo primordial de Washington es caldear el conflicto colombiano para volcarlo contra Chávez, liquidando así al principal animador del proceso de rescate de los recursos naturales, unidad e integración y auténtica democracia en nuestra América. Simultáneamente, arremete contra Evo y Cristina en complicidad con las oligarquías locales y tiene a Correa en el punto de mira.

Lo que pretende la reiterativa ofensiva mediática, montada desde la agresión a Ecuador con el pretexto de los rehenes, que poco le importaban a la fábrica de mentiras imperialista hasta hace unos meses, es justificar el redoblamiento del curso militarista yanqui-oligárquico en Colombia y la preparación sicológica de la agresión a Venezuela, con el propósito de desestabilizar la región para que no quede en ella ni vestigio de independencia. Ahora suben el volumen satanizando la legítima compra que hizo Caracas de armas rusas, pero callan los miles de millones que ha gastado Washington en armar a Bogotá, tercer destinatario mundial de su ayuda militar.

¿Desde cuándo es delito defenderse de la amenaza extranjera?

Montag, 21. Juli 2008

La segunda independencia de Colombia

Escrito por Luis Eduardo Saavedra
22-07-2008 a las 19:17:50

Después de las marchas del 20 de julio amanecí odiando el himno nacional y la manita pérfida sobre el corazón siniestro. No tolero la palabra patria. No soporto "la pasión por Colombia" ni el coctel de sables, sotanas, chequeras abultadas, cocaína y asesores gringos en que se ha trasformado este país, hoy reino del narcotráfico, el narcoturismo, la prostitución infantil y el oscurantismo.

Me siento ajeno a esa masa que marcha por los sectores exclusivos de Bogotá y se congrega blanca, pulcra y ordenada en la 72 con Séptima, el corazón financiero de Colombia. Me siento como mosco en leche en la plaza de Bolívar, corazón político de Colombia, ex santuario de Gaitán, ante una multitud fanatizada y enajenada por los medios que exuda uribismo por todos los poros.

No me aguanto más a Ingrid parloteando sin cesar en francés y en inglés, clamando en coro con Juanes y Miguel Bosé (el nuevo colombiano) que la guerrilla estreche la mano generosa del presidente Uribe, ni dejando en el aire la duda infame de que salvó a Emmanuel de las garras asesinas de su madre.

He llegado a odiar el teatro, las técnicas actorales, por el histrionismo mafioso que llegó a perfeccionar a límites extremos don Vito Corleone y su familia: llorar desconsoladamente en el entierro de sus víctimas, mentir y mentir sin el mínimo rubor, sin un ligero temblor en las manos, mentir descaradamente en los niveles del virtuosismo actoral.

Como Uribe que desfachatadamente declaró que uno de sus hombres de acero se deshizo en un manojo de nervios, como una tierna adolescente, cuando vio a los guerrilleros que custodiaban a Ingrid y no tuvo otro recurso que amarrarse un trapo con el logo de la Cruz roja para protegerse. (Y lo peor: que la Cruz Roja sumisamente aceptara la disculpa). Tropa contrainsurgente haciendo el papel de periodistas de Telesur. Hasta 'Cesar' actuó: sonreía y se mostraba remiso a dar declaraciones para "Telesur". Toda una puesta en escena 'parfait', según Ingrid, que costó 20 millones de dólares.

Desde la era uribista en Colombia todo el mundo reza y se encomienda al Señor o al padre Marianito que junto a Pablo Escobar hacen milagros. Es irrepetible y surrealista la imagen de Uribe Y Juan Manuel Santos en Palacio, rezando arrodillados con sendos rosario de camándulas, luego de la masacre en el campamento de 'Reyes'.

Rezan arrodillados los generales y los ministros, hasta el presidente de la Corte Suprema de Justicia cayó arrodillado luego de que Uribe lo visitó para limar asperezas. Una de ellas: lograr la prestidigitació n jurídica de que Yidis (la de la 'Yidispolítica' ) fuese juzgada y condenada a prisión sin que sus pares, en el cohecho que permitió la reelección, fuesen tocados por el pétalo de una rosa.

Dijo el escritor Abad Faciolince que en este país se estaba reencarnando el franquismo. Lo cuales es cierto. Una señal inequívoca: el poder del Opus Dei, enclavado en el gobierno. El poder de las charreteras, de las paracharreteras, la beatería delirante. Involucionamos hacia la Colombia de los años cincuenta, la de los godos y Cristo Rey, la de la violencia generalizada. Avanzamos hacia "Esa España inferior que ora y bosteza/vieja y tahúr, zaragatera y triste", de que hablaba Antonio Machado.

El 20 de Julio pasado, millones de colombianos, aturdidos por el estrépito mediático, colmaron todos los espacios, todas las calles y las plazas que en otra época fueron el escenario natural de la izquierda.

Proclamaron su segunda independencia, no del imperio que engorda a una élite servil mientras saquea el país, sino de las Farc(¡).

Exigieron la libertad de mil secuestrados (según datos oficiales que incluyen los retenidos por la delincuencia común) a tiempo que el totalitarismo mediático silenció e invisibilizó a cuatro millones de desplazados y a las miles de víctimas del narcoparamilitarism o, desaparecidas, torturadas, masacradas, descuartizadas y hasta vampirizadas y canibalizadas cuyos familiares fueron burlados en su aspiración de ser beneficiados con la verdad, la justicia y la reparación. Esta Colombia invisible, ahí está, será la encargada de frenar la marcha atrás.



Ingrid viva. Guillermo muerto



“Ha de haber algo putrefacto en la médula misma de un sistema social que aumenta su opulencia sin reducir su miseria, y aumenta en crímenes aún más rápidamente que en números”. (Crimen y pauperismo, Karl Marx).

El pasado 22 de abril desaparecía en Bogotá (Colombia) después de dejar a su hija en la escuela, Guillermo Rivera. Guillermo era sindicalista y militante comunista. El 15 de julio se conoció la aparición en la ciudad de Ibagué del cuerpo sin vida de Guillermo. Las informaciones preliminares indican que el dirigente sindical fue asesinado y sepultado como no identificado el día 28 de abril, seis días después de su desaparición. Es un asesinato donde los indicios comprometen a efectivos de la Policía Nacional, como expresión de un nuevo acto de terrorismo de Estado.

Guillermo no va a recibir ninguna máxima condecoración, ni visitará ningún templo o reliquia religiosa, ni se abrazará a un militar acusado de vinculaciones con el paramilitarismo y crímenes de estado, ni agradecerá nada a un Presidente que es el narcotraficante número 82. Guillermo tampoco formaba parte de la oligarquía de su país. Guillermo Rivera formaba parte de ese rico, activo, plural y luchador movimiento sindical colombiano, que lleva cerca de 30 militantes asesinados y asesinadas en lo que va de año. En el mundo, 9 de cada 10 sindicalistas asesinados son colombianos. En Colombia existen más de 15.000 casos de desapariciones forzadas que son otra expresión del terrorismo de Estado y la guerra sucia contra el movimiento popular y la izquierda social y política. Han sido asesinadas más de 2.300 sindicalistas en los últimos 20 años y ya hay cuatro millones de desplazados.

La mayoría por no decir todos, los medios de comunicación en el Estado español, no han dedicado ni una décima parte de espacio y tiempo a estas noticias, en comparación al despliegue “informativo” de la propaganda uribista ante la ya “no rescatada” excandidata Ingrid Betancourt el pasado 2 de julio. Felicidades Ingrid Betancourt por estar viva y parece que con una salud mucho mejor que las informaciones aparecidas anteriormente en los mismos medios. Manipulaciones y mentiras sobre la “liberación” de la señora Betancourt van apareciendo continuamente, demostrando la calaña del gobierno colombiano en toda esta situación. Cuidado con los almirantes que dirigen el portaviones colombo-norteamericano con asesoramiento israelí y vinculaciones europeas muy importantes, que son el actual gobierno narcoparamilitar encabezado por Álvaro Uribe Vélez. Es el gobierno más militarista, criminal y peligroso de América en estos momentos y si hubiese un “eje del mal” formaría parte de su núcleo duro. Otras 14 personas corrieron la misma suerte que la nueva heroína, casualmente tres de ellos asesores militares de los EE.UU., que fueron hechos prisioneros por las FARC-EP. Pero estos “asesores” sólo han sido agasajados en su cuartel general, ya en casa. Parece que no se dedicaban a mejorar ni la educación, ni la sanidad públicas en Colombia. ¿Qué hacían en Colombia entonces?.

En Colombia la política de las multinacionales norteamericanas y europeas (principalmente españolas y francesas) están actuando de verdadero poder. Diseñan desde hace años en comandita con los gobiernos respectivos, planes económicos que están llevando al desplazamiento de cientos de miles de campesinos y sus familias, a su asesinato. Utilizando al paramilitarismo y el narcotráfico como verdaderos ejércitos de limpieza étnica ante las comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas que no se someten a sus planes de cultivos, no sólo de coca. En estos momentos el cultivo de Palma africana para la elaboración de agrocombustibles, lo de bio no vale ni para los yogures, es el exponente de la destrucción de cultivos propios y originarios del campesinado colombiano, llevando a verdaderas hambrunas y muerte a cientos de miles de personas.

Esa es gran parte de la clave del largo, por décadas de violencia, muerte y sufrimiento, mal llamado conflicto colombiano. La lucha de clases en estado puro. Oligarcas colombianos y capitalistas extranjeros tienen que tener a raya a la mayoría de un pueblo que le ha tocado sobrevivir y morir en un territorio geoestratégico, con riquezas ingentes que están en manos de unos pocos y que por la gracia divina del capital hay que mantener como “status quo”.




Mittwoch, 16. Juli 2008

Uribe el desechable

Sexto Poder


La operación "Jaque" ha sido una gran lección política para quienes hemos sido entrenados en el análisis subliminal de los acontecimientos. Sería mucho, muchísimo, lo que habría que analizarse en ese terreno de lo aparentemente "invisible" y tal vez lo haré en próximas oportunidad. Pero, por hoy, destaquemos el hecho indiscutible de que, dentro del operativo montado por el ejército colombiano, se articuló una clara escenografía para destacar al Ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos, como protagonista principal del operativo exitoso. Visualmente Uribe apareció en segundo plano, casi desapercibido, sin olvidar que pocas semanas antes se hizo público el hecho de que el bombardeo al campamento de Raúl Reyes en Ecuador y su muerte, fueron conocidos por el Presidente a través de un reportaje que dio el Ministro Santos a los medios.

La llegada al aeropuerto militar de Catam en Bogotá – donde Ingrid dio sus primeras declaraciones - tuvo como figura principal al ministro que, con guayabera blanca para que resaltara más en medio de los camuflados, bajó del avión tutelando a Ingrid, "su amiga", como lo indicaron todos los periodistas a sueldo de los medios de comunicación que están al servicio del régimen.

Uribe no estuvo allí para recibirla, como sí lo estuvo Sarkozy en el aeropuerto militar de París a donde llegó Ingrid en avión fletado por el gobierno francés. ¿Que Uribe no hace esas cosas? Falso. Cuando el rescate de Emmanuel apareció en los aeropuertos en primera fila para denunciar que el niño estaba en el Instituto de Bienestar Familiar. Además, el diario El Tiempo y los gremios económicos, junto con la Iglesia Católica, han insistido, después de la gloriosa faena, en que los reflectores deben dejar de enfocar únicamente la operación Jaque y ocuparse de otros asuntos de gravedad, en los que –insisten– el gobierno de Uribe no ha sido propiamente exitoso, o sea lo social aliado con lo económico.

En un editorial del diario más influyente de Colombia, El Tiempo, se lee "Lo probable es que el país vuelva pronto a sus preocupaciones cotidianas. Y, como lo muestra claramente la encuesta (Invamer-Gallup) la seguridad ya no es la primera de ellas: son la economía y la pobreza. Un mensaje que el Gobierno debe tener en cuenta en toda su complejidad y urgencia".

Sabemos que la economía y lo social no son el fuerte de Uribe y que, como lo repiten los poderosos medios de comunicación, la guerra ya no es un peligro y la guerrilla vive su fase terminal. La preocupación es otra. Ya no se hará énfasis en la "seguridad democrática" – lema y preocupación central y única de Uribe- sino en la "seguridad económica". Y ahí es donde no debemos olvidar que Juan Manuel Santos estudió Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Kansas, en Estados Unidos y que obtuvo el título de Magíster en Economía, Desarrollo Económico y Administración Pública del London School of Economics y Harvard University. Además, en su calidad de economista, Santos ingresó en 1972 a la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, el gremio prácticamente más influyente del país, al ser el café el producto emblema de Colombia. Desde allí, durante 9 años Santos fue su representante en la Organización Internacional del Café en Londres. Pasó luego a desempeñarse como Ministro de Comercio Exterior nombrado por el Presidente César Gaviria en 1991, mientras que al final del mandato de Andrés Pastrana, en el año 2000, es designado Ministro de Hacienda y Crédito Público. En julio de 2006 dejará de actuar en el ámbito de su reconocida profesión, la economía, al ser nombrado por Uribe como Ministro de Defensa Nacional. A mi entender, la oligarquía santafereña, como la denomina Chávez, tiene en él su candidato predilecto a suceder a Álvaro Uribe para el próximo cuatrienio y le están abriendo el camino poniéndole la aureola de ser el gestor del fin de la guerrilla, que ha sido el sueño colectivo de las grandes mayorías.

Uribe ya cumplió su papel de "vaquero fascista", como aparentemente lo calificaba el mediador suizo Henri Gontard y el secretario de la ONU (supuestamente Kofi Annan) quien "por sus posiciones guerreristas lo considera prepotente e ignorante, ordinario finquero o vaquero", de acuerdo a lo probablemente dicho por el propio Gontard… Mientras que Santos, perteneciente a la élite oligárquica de este país, tiene buenos modales, a diferencia de Uribe, que nunca ha sido aceptado en su círculo bogotano. Es que la época dorada de los ricos emergentes surgidos del narcotráfico, con los cuales el padre de Álvaro Uribe se codeaba y que, según Fernando Garavito y otros, era testaferro de Pablo Escobar además de ser socio de reconocidos amigos suyos caballistas y narcotraficantes como los Ochoa, ya terminó.

Esos narcotraficantes y su brazo armado, los paramilitares, ya no necesitan ser tolerados por esa oligarquía tradicional y no requieren – al contrario, les incomoda, un presidente surgido de esa clase social -. Son, en la hora de ahora, una amenaza para su poder hegemónico. Molestan, porque compiten con su santuario de poder político y económico y la oligarquía vernácula necesita retornar a su cómodo lugar de clase dominante absoluta que ha ostentado desde la época de la Independencia y que mantendría plenamente con Juan Manuel Santos.

Es cierto que en la deleznable opinión pública Uribe anda hoy por el curubito, pero esa opinión pública no es propia, ni autónoma, depende de la orientación que le den los medios de comunicación. No hay que olvidar que Fujimori estuvo rondando los mismos porcentajes delirantes de popularidad después del rescate de los rehenes en la Embajada del Japón en Lima, éxito que fue flor de un día. ¿Y qué de los Estados Unidos a quienes Uribe ha servido con rodilla hincada en tierra y cohibida y sumisa sonrisa? Pues es ahí donde tiene el punto más débil, ya que existe una ley de la cual no conozco excepción, y es que todo vasallo al servicio de los Estados Unidos ha terminado siendo indefectiblemente eliminado por ellos. Así le sucedió a Fujimori, a Pinochet, a Hussein, a Noriega, etc., etc., etc. ¿A quién de ellos no? Es una norma "impajaritable" que se ha repetido y seguirá repitiéndose.

El problema del momento no es la reelección de Uribe sino quién será su sucesor. Y que Chávez se cuide, porque sus cambios de apelativos a Uribe, que pasaron de calificar al presidente colombiano de mafioso para transformarlo en su "hermano", lo convierten en Rey de Burlas ante una oligarquía que seguramente respeta más a quien tiene coherencia que a quien le rinde pleitesía por supuesta conveniencia. Lo digo, no desde el campo del adversario, sino desde el rincón del consejo amigable.



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LA COSA SEñOR URIBE ES:


POR QUE RAZON ESTABAN CHALECOS DE LA CRUZ ROJA EN EL EL
HELICOPTERO...

SERA QUE USTED YA SABIA QUE EL OFICIAL SE PONDRIA NEVIOSO...........


PARA....URIBE
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SEñora Ingrid:
SERA QUE A UN CRIMEN DE GUERRA SE LE PUEDE LLAMAR OPERACION PERFECTA???????????????
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Críticas al abuso de la insignia humanitaria

Más que engaño, crimen de guerra

El reconocimiento de que el ejército colombiano se hizo pasar por la Cruz Roja para engañar a las FARC y liberar a Ingrid Betancourt colocó al organismo humanitario en el ojo de la tormenta. Aunque la entidad civil ayer mantuvo un bajo perfil, tal como acostumbra, la Asociación Internacional de Abogados y la oposición política en Bogotá estimaron que la violación de la Convención de Ginebra puede dañar la credibilidad de la Cruz Roja y constituir un crimen de guerra. “No creemos que nos afecte”, dijo a PáginaI12 Carlos Ríos, el encargado de prensa del grupo humanitario en Colombia.

La Cruz Roja nunca se pronuncia por nada porque su razón de ser es su imparcialidad y confianza de todas las partes en conflicto. Fiel a su tradición, la entidad no pareció inmutarse ayer, después de que el presidente colombiano, Alvaro Uribe, reconociera que un militar utilizó un emblema del organismo sin autorización en una operación en la que quince rehenes de la guerrilla fueron rescatados semanas atrás. “El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) toma nota de la declaración del presidente Alvaro Uribe Vélez”, indicó la organización en un comunicado de tono moderado.

Frente la cámaras de televisión, Uribe pidió disculpas al grupo humanitario. “Pedimos al CICR que nos perdone. Lamentamos que esto haya ocurrido”, dijo.

La Cruz Roja respondió con un escueto llamado de atención. “El emblema de la Cruz Roja tiene que ser respetado en todas las circunstancias y no puede ser usado en forma abusiva”, señala el texto.

A raíz del hecho, la delegación colombiana del CICR tuvo una reunión confidencial con el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. “Hemos tenido una relación constructiva con el gobierno y queremos seguir trabajando para las víctimas del conflicto armado”, señaló a este diario Yves Heller, portavoz del CICR en Bogotá.

Tras las disculpas y la reunión con funcionarios colombianos, la Cruz Roja se mostró satisfecha. “Es muy bueno que el gobierno se haya pronunciado”, añadió Heller.

Pero detrás de los buenos tratos, lo cierto es que el protocolo de la Convención de Ginebra de 1949, suscrito por Colombia, prohíbe la acción llevada a cabo por el gobierno. “Queda prohibido hacer uso indebido del signo distintivo de la Cruz Roja”, indica el texto.

La jugarreta que dejó bien parado al ejército colombiano podría significar una exposición de trabajadores humanitarios a mayores peligros en el futuro, señaló Mark Ellis, experto en leyes internacionales y director de la Asociación Internacional de Abogados. “Si se usa el emblema de forma engañosa, eso abre una brecha en la Convención. (Según mi información) La manera en que fue utilizado el logo de la Cruz Roja podría ser un crimen de guerra”, apuntó.

En tanto, el senador del opositor Polo Democrático Alternativo Gustavo Petro lamentó que el uso del emblema del CICR empañe el éxito del rescate de rehenes. “El presidente Alvaro Uribe y los mandos militares subvaloran el derecho internacional humanitario y sobre todo un principio que es fundamental, que es la distinción entre combatientes y civiles”, dijo a Radio Caracol el congresista, uno de los más férreos críticos del gobierno.

Informe: Juan Manuel Barca.

Montag, 14. Juli 2008

Más Piedad

ESCENARIOS

Más Piedad

Por Santiago O’Donnell

Tenían el mundo a sus pies. Las FARC tenían al presidente francés Nicolas Sarkozy, un poderoso hombre de la derecha, jugado sin medias tintas en favor de los acuerdos alcanzados con otro hombre poderoso pero de izquierda, el presidente venezolano Hugo Chávez.

Tenían a Lula, tenían a Correa, tenían a toda América latina, desde los Kirchner hasta Calderón; tenían a los suizos y a la España de Zapatero, a la OEA de Insulza y a la Unión Europea de Solana. Tenían de vuelta a alias Rodrigo Granda, el llamado canciller de las FARC, liberado por Uribe tras una gestión personal de Sarkozy.

Tenían a Tom Shannon, subsecretario para las Américas de la Casa Blanca, que se la había jugado al pedir y obtener el aplazamiento de las sentencias de los guerrilleros alias “Sonia” y alias “Trinidad”, que estaban siendo juzgados por narcotraficantes en Estados Unidos. Tenían el OK de Bush.

Tenían a todos alineados detrás de la idea de una paz negociada con todas las garantías internacionales, con el retiro de su nombre de las listas de la Unión Europea, con la liberación de un rehén norteamericano en la primera tanda y otro en la segunda, con el control de un territorio, adentro o afuera de Colombia, a cambio de la liberación gradual de los secuestrados.

Tenían en contra a Uribe, los generales y buena parte de la opinión pública colombiana, y a gente como José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch, que los denunciaba por aberrantes violaciones a los derechos humanos, del mismo modo que criticaba el proceder del ejército colombiano y de los paramilitares.

Así y todo el acuerdo estaba cerrado. Alias “Granda” y alias “Márquez” lo habían rubricado con Chávez y los familiares de los rehenes en Caracas en vísperas de Operación Emmanuel, en agosto del año pasado. Uribe, Santos y Restrepo habían sido derrotados. Sólo faltaban las coordenadas.

Pero las FARC volvieron a faltar a su palabra y se autodestruyeron. Claro, no era la primera vez rompían un trato. Podría decirse que la historia de las FARC es una tragedia escrita en tres actos.

Primer acto: Después de veinte años de lucha las FARC aceptan deponer las armas en 1985 e integrarse al sistema político colombiano. Forman un partido, la Unión Patriótica, y presentan candidatos. Se desata una feroz represión. Dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de sus militantes fueron asesinados por grupos paramilitares, elementos de las fuerzas de seguridad del Estado colombiano y narcotraficantes. Para dar una idea de lo que fue la matanza, en 1993 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, encargada de presentar casos ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, acepta el caso de la Unión Patriótica. Al hacerlo acepta, por primera vez, un caso en el que la defensa presenta una acusación de genocidio. “Los hechos alegados por los peticionarios exponen una situación que comparte muchas características con el fenómeno del genocidio y se podría entender que sí lo constituyen, interpretando este término de conformidad con su uso corriente. Sin embargo... en el análisis de los méritos del caso, la Comisión no incluirá la alegación de genocidio”, concluyeron los integrantes de ese cuerpo.

Segundo acto: Diez años después las FARC aceptan deponer las armas nuevamente, esta vez a cambio de un “despeje” de dos grandes municipios muy cerca de Cali, en la ruta del narcotráfico, su nueva fuente de financiación. El presidente Andrés Pastrana negocia cara a cara con el líder guerrillero alias “Tirofijo Marulanda” en la localidad de El Caguán. Pero en esta oportunidad son las FARC las que engañan al gobierno y todo termina con dos años de despeje a cambio de nada y un montón de diputados secuestrados.

Tercer acto: Diez años después, las FARC aceptan deponer las armas nuevamente, al final de un largo proceso que empieza con un “canje humanitario”. Esta vez la expectativa se multiplica, porque el mundo entero se ofrece para garantizar el proceso y endulzar la recompensa. Alias “Granda” y alias “Reyes” son las caras de la renovación de las FARC. Aportan una mirada cosmopolita a los guerrilleros que llevan décadas escondidos en la selva, ejerciendo un control flotante de aldeas y territorios. Con el mundo a sus pies, otra vez las FARC traicionan.

“Marulanda, llama con las coordenadas”, implora Chávez por televisión, mientras Kirchner y Marco Aurelio esperan en la selva. “Marulanda, llama aunque sea para tomar un café.”

Ahora Chávez está callado, Sarkozy está enojado, Lula está ofendido, Correa está dolido, Shannon está con los halcones, Cristina está ocupada, la Unión Europea se dedica a expulsar inmigrantes, la OEA no sabe qué hacer con la computadora de Reyes, Reyes está muerto y nadie sabe dónde está el canciller.

Podría decirse que era de cajón, que después de cuarenta años en la selva las FARC no se regirían por los códigos de la comunidad internacional, sino por la lógica de la selva, esa que ha llevado a la guerrilla a considerar necesarias conductas mucho más crueles que desairar a jefes de Estado. Pero hicieron el intento igual. Por Ingrid Betancourt, por su historia, por la vida de los rehenes. Y ahora Ingrid le dice a la BBC que tiene diferencias con Uribe. Que ella cree que la respuesta al problema de las FARC debería ser social, no militar. ¿Otra ilusa?

Si fueron tontos o ingenuos o ambiciosos por demás, si Uribe tenía razón en no querer negociar, si las FARC sólo entienden el idioma de las balas, entonces el futuro no es muy promisorio, porque la guerrilla sigue contando con 12.000 hombres bien armados y la situación de los campesinos que la cobijan no ha cambiado mucho. En medio siglo cayeron muros y dinastías, pero en la selva todo sigue igual, salvo que ahora se siembra coca donde antes se plantaba café.

“Las FARC aportan al orden social de las zonas de frontera cocalera la organización del mercado, el respeto a reglas básicas de convivencia social jerarquizada y el `poder que nace del fusil’. Es un orden siempre frágil, negociable, tan inestable y precario como el que allí logra construir el Estado nacional. Las políticas de erradicación, financiadas por el Plan Colombia, y en particular las de dispersión aérea de glifosato, dispararon el número de localidades productoras y con ellas el de los frentes de las FARC”, escribió esta semana Marco Palacios, historiador colombiano, ex rector de la Universidad Nacional de Colombia, actual catedrático de El Colegio de México.

En estos días que corren no son muchos los interlocutores dispuestos a seguir buscando una paz negociada con la guerrilla. La alianza humanitaria se dispersó y los pases de facturas, algunos originados en historias personales, están a la orden del día. Mientras todo esto pasa los halcones se relamen y Uribe lanza una nueva ofensiva militar, sin piedad con las víctimas civiles y políticas del fuego cruzado, que ya lleva cuatro décadas y miles de muertos.

sodonnell@pagina12.com.ar

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Carlos Fazio

La mafiocracia

colombiana

Uno. Colombia, hoy, es un para-Estado de tipo delincuencial y mafioso. Álvaro Uribe es el primer presidente de los narcotraficantes y los paramilitares. La simbiosis entre paramilitarismo, narcotráfico y una ideología neofascista para combatir a las guerrillas de las FARC y el ELN y a otras expresiones del pueblo organizado se apoderó de las ramas del poder público y las instituciones. Durante sus dos mandatos, Uribe ha legalizado e institucionalizado el paramilitarismo y sus estructuras económicas y armadas, que han sido incorporadas a la maquinaria de guerra oficial. Además de favorecer los negocios criminales y brindar protección estatal a las mafias de la narcoparapolítica, Uribe practica el terrorismo de Estado y la lucha contrainsurgente en beneficio de una oligarquía genocida y clasista y grandes compañías multinacionales.

El Plan Colombia de Estados Unidos y la política de “seguridad democrática” de Uribe son un mismo plan de guerra. A la oligarquía, Uribe y la familia Santos (a la que pertenecen el vicepresidente y el ministro de Defensa) no les interesa acabar con el conflicto armado porque se benefician con el actual modelo de dominación y acumulación capitalista. A George W. Bush tampoco, porque su administración y la anterior militarizaron Colombia y la convirtieron en un portaviones terrestre del Pentágono para la desestabilización y recolonización de Sudamérica. El principal paradigma del régimen militarista de Uribe es el jefe del Ejército, general Mario Montoya, héroe de la Operación Jaque, al que abrazó y besó Ingrid Betancourt tras su liberación.

Connotado carnicero, hombre de Washington, Montoya fue creador de una unidad terrorista clandestina (la Alianza Anticomunista Americana) y como jefe castrense ha participado en matanzas de civiles en los departamentos de Putumayo y Chocó, y en la ciudad de Medellín. Más de 15 mil desaparecidos, 3 mil 500 fosas comunes, 4 millones de desplazados de guerra y el asesinato de mil 700 indígenas, 2 mil 550 sindicalistas y más de 5 mil miembros de la Unión Patriótica develan la “democracia” colombiana.

Dos. Aunque queda mucho por aclarar después de la ópera bufa protagonizada por las autoridades colombianas, la participación directa de militares y agentes de inteligencia de Estados Unidos e Israel, y probablemente de Francia, en la operación clandestina que “rescató” a 15 prisioneros de guerra de las FARC –entre ellos Ingrid Betancourt y tres agentes encubiertos de Washington–, puso en evidencia que en Colombia se está jugando algo más que un conflicto interno. Lo novedoso es que por primera vez, de manera pública y notoria, la administración de Bush admitió que está metida directamente en el conflicto.

El Pentágono y su peón Uribe libran en Colombia una guerra sicológica. Nada en la llamada Operación Jaque estuvo librado a la improvisación. El manejo de la información-desinformación por sus planificadores siguió pautas y tiempos predeterminados en el contexto de una propaganda de guerra. Como dice Luis Britto, hoy, incluso las guerras de liberación “no se pelean ya en los campos de batalla, sino en las pantallas”. También es cierto que ningún conflicto, incluido el colombiano, se resolverá con decretos mediáticos y puestas en escena hollywoodescas.

El embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, declaró que el resultado de la operación fue producto de una “intensa cooperación militar” entre el Pentágono y el alto mando militar colombiano, equiparando incluso esa alianza con la que Washington mantiene con los militares europeos de la OTAN. “Los satélites espías (estadunidenses) ayudaron a ubicar a los rehenes (los militares colombianos), instalaron equipos de vigilancia de video proporcionados por Estados Unidos, que pueden hacer acercamientos y tomas panorámicas operadas a control remoto a lo largo de ríos, única ruta de transporte a través de densas zonas selváticas (…) aviones de reconocimiento (de Estados Unidos) interceptaron conversaciones por radio y teléfono satelital de los rebeldes y emplearon imágenes que pueden penetrar el follaje de la selva”, admitieron fuentes gubernamentales en Washington. Es obvio que Brownfield no sufrió un ataque de espontaneidad. Tampoco el portavoz del Consejo de Seguridad estadunidense Gordon Johndroe, ni el jefe del Comando Sur, almirante James Stavridis, quienes reconocieron que el gobierno de Bush proporcionó “ayuda específica” para la operación.

La participación del Mossad y del Shin Beht (los servicios secretos israelíes) también cobró mayor visibilidad. En particular, la confirmación de la presencia en Colombia del general retirado Israel Ziv, ex miembro del Estado Mayor del ejército israelí y ex jefe de la Brigada Givati que invadió el campo de refugiados de Al Amal, en Gaza, y que figura hoy en la nómina de la fuerza de tarea contra el terrorismo, adscrita al Consejo de Seguridad bajo las órdenes del secretario Michael Chertoff, en Washington. Otras dos cartas “quemadas” son Gal Hirsh, ex alto oficial en la zona norte de Israel durante la última guerra en Líbano, y Yossi Kuperwasser, ex director del servicio de investigación de la inteligencia militar israelí.

Tres. El 26 de junio, la Corte Suprema de Justicia sentenció que la relección de Uribe fue resultado del delito de cohecho, por lo que su actual periodo de gobierno carece de legitimación constitucional. Ahora, la mafiocracia colombiana podría derivar en una dictadura civil plebiscitaria sostenida por el poder de las armas. A su vez, es prematuro entonar un réquiem por las FARC, a pesar de los golpes recibidos. Cuando los polvos se asienten, las FARC seguirán siendo un referente de la realidad colombiana. En cambio, Uribe, quien carga con un amplio dossier por sus nexos con el narcoparamilitarismo, es desechable para Washington. Igual que Somoza y tantos otros antes en la historia.

Freitag, 11. Juli 2008

El montaje impecable de Uribe

Gilberto López y Rivas

El montaje impecable de Uribe



Todo fue cuidado hasta en los ínfimos detalles y los actores desempeñaron su papel a la perfección. La obra Una operación impecable, estrenada en Bogotá y producida por Uribe y Asociados, trata del golpe oligárquico-castrense-mediático más contundente contra los narco Terroristas (con T mayúscula, como reiteran ahora los también liberados agentes del FBI). El script desarrolla la lucha eterna del bien de los poderosos contra el mal de los guerrilleros que sufren del agravante de ser pueblo. La escenografía, magnífica: una base militar, al fondo un avión de la heroica fuerza aérea colombiana, los personajes castrenses de la más alta oficialidad de toda las armas mostrando sus distinciones ganadas a pulso en su lucha contra los subversivos, con la ayuda, claro, de sus mentores estadunidenses que los entrenaron bien en la contrainsurgencia y los interrogatorios profundos. Todos con sonrisas desplegadas, eufóricos, regocijados, congratulándose, y entre ellos, a un lado del ministro de Defensa, la actriz principal, que aun en su debut artístico mostró un extraordinario manejo del escenario, seguida por la cámara de CNN hasta en sus menores movimientos, ataviada con chaleco y gorra militares, cuidadosamente peinada y sorprendentemente repuesta (lo cual muestra su versatilidad histriónica), consciente del impacto de sus palabras en las derechas del mundo entero y en las víctimas de la credulidad que otorgan los medios; abrazando y besando efusiva y familiarmente al jefe del Ejército, general Mario Montoya (de abultado currículum represivo), saludando marcialmente a otros mandos castrenses de alta graduación. La madre compungida, como tratando de olvidar sus declaraciones en Caracas sobre su oposición a un rescate militar, que finalmente se realizó. Un sacerdote o capellán no podía faltar a la cita, quien a indicación del apuntador bendijo la misión del ejército ciento por ciento colombiana.

Los actores menores, soldados y policías prisioneros de los insurgentes, declamaron sus parlamentos con cierta convicción, aunque con libreto limitado. Dieron gracias al gran presidente Uribe, al supremo Ejército, a la gloriosa policía nacional, algunos al punto de las lágrimas para mayor dramatismo de la trama. Llegó el turno en el uso de los micrófonos a Ingrid de Arco: en su largo monologo agradeció a Dios, a la Virgen, mostrando su fervor profundo, a sus fuerzas armadas, a su presidente Uribe, bendiciendo su relección, a su “familia” que la cuidó durante el cautiverio, es decir, a los soldados y policías que la protegieron de los otros soldados, los maléficos de la insurgencia. Habla con convicción, con buena dicción en español y francés, claro está, pues fue bien educadita en el Liceo. Reparte y comparte saludos, se posesiona del estrado. Deja abierta la posibilidad –discretamente– de ser nuevamente candidata a la presidencia, mientras los milicos se regodean con sus elogios sobre lo inteligente de su inteligencia. Dicta cátedra sobre relaciones internacionales y advierte a Chávez y Correa que sus esfuerzos por la liberación de otros rehenes (los cuales no menciona ni mucho menos les agradece) son bienvenidos, eso sí, siempre y cuando “respeten la democracia colombiana”, que es como su rescate, “impecable”. Nada sobre el estorboso acuerdo humanitario. Nada sobre los centenares de invisibles prisioneros de las FARC y el ELN torturados y vejados en las mazmorras de Uribe, al cabo ellos no son “secuestrados”, son sólo “presos” del orden constituido, acusados de delitos comunes y narcotráfico; esto es, son nadie…, bueno, algunos, quizás los dirigentes, extraditables a Estados Unidos, donde se pudrirán felizmente hasta el fin de sus días.

La obra merece el aplauso casi unánime del respetable, aun de algunos espectadores de la izquierda políticamente correcta. Bachelet, “la de Chile”, también muy cercana a los militares, distinguida en el ejercicio de su presidencia por la persecución merecida contra los revoltosos estudiantes de secundaria y contra los siempre rebeldes mapuches, recomendará a Ingrid para el Nobel de la Paz. En Francia es recibida como jefa de Estado y su segundo presidente le impone la Orden de la Legión de Honor. Su rostro aparece en todos los periódicos y revistas del mundo y no hay día, desde el operativo liberador, que no haga una declaración –cada vez más decantada y cuidadosa– con fines de autopromoción y acumulación de capital político para lo que venga, ¡que vendrá!

La moraleja de la obra es clara: la solución militar es el único camino viable y efectivo para tratar a los Terroristas; a las FARC sólo les queda su rendición incondicional. Álvaro Uribe garantiza la vida, la integridad física y la reinserción adecuada de todos los integrantes de la guerrilla a la vida civil, como ocurrió, recordemos, con los miembros de la Unión Patriótica, que en su vocación al martirologio sólo tuvieron poco más cuatro mil bajas cuando intentaron hacer política sin armas en ese ejemplo de juego democrático que es Colombia.

Por lo pronto, la tercera relección de Uribe está garantizada con un envidiable porcentaje de aceptación de 91 por ciento después del histórico rescate. Ingrid, por su parte, no regresará pronto a su segunda patria colombiana: teme por su vida en ese oasis de libertad que afortunadamente no es Cuba ni Venezuela, ni mucho menos Ecuador o Bolivia. Ella, como “un soldado más” (frase que repite sin cesar), esperará para una segunda parte de la obra, cuyo título La paz impecable está en proceso de producción en los estudios Uribe y Asociados y que, de acuerdo con una filtración de fuente anónima, por ello confiable, versará sobre la propuesta de desarme de las propias FARC y la entrega voluntaria en masa de su secretariado y, en todo caso, el exterminio de quienes atenten contra el estado de derecho en versión Uribe. No se pierda el siguiente episodio.

Donnerstag, 10. Juli 2008

El ejército colombiano uso emblemas de la Cruz Roja para engañar a los guerrilleros de las FARC que custodiaban a los rehenes

Yvke Mundial


Los dos guerrilleros capturados durante el supuesto rescate militar que fue denominado Operación Jaque, tanto Gerardo Antonio Aguilar Ramirez alias "César", como Alexander Farfán alias "Gafas", reconocieron que cayeron en un engaño, indicando que la supuesta misión internacional usó símbolos y emblemas de la Cruz Roja Internacional.

El abogado de los subversivos, Rodolfo Ríos, declaró ante la televisora Caracol TV que “los radios fueron interceptados por el ejército colombiano y los mensajes electrónicos que le enviaba César al Secretariado y posiblemente a otro mando superior de la FARC los recibió el ejército. Quién le daba la respuesta era el ejército”, manifestó.

Ríos continuó: “Él me expresó que de ninguna manera estuvo infiltrado ningún correo humano. Sin embargo, él dudaba de esa situación muchas veces. Se repitieron los textos electrónicos (...) Logró convencerse cuando ya estaban al lado del helicóptero y encontró que aparecían emblemas de la Cruz Roja Internacional y eso le dio más seguridad. Fue lo que le permitió subirse al helicóptero y permitir que los rehenes se subieran. De acuerdo a los textos que le enviaron, él tenía la orientación de subirse al helicóptero para acompañar a los rehenes”.

El abogado también aseguró que César le reveló que durante el operativo de rescate se simuló la presencia de un equipo de TeleSUR para confundir a las FARC. "figuraban algunos medios de comunicación, y encontró que había un medio que simulaba la presencia del noticiero TeleSUR y eso le dio más confianza para que pudiera creer que se trataba de una acción humanitaria", le dijo el guerrillero.

Igualmente recordó que se encontraban allí varias personas, "unos portaban camisetas del Che Guevara, otros con emblemas de la Cruz Roja Colombiana, de la Cruz Roja Internacional".

"Me dijo que le generó confianza el hecho de que en el lugar donde se encontraba el helicóptero, las personas portaban emblemas de la Cruz Roja Internacional, del noticiero TeleSUR, y además los helicópteros estaban pintados de la misma manera que los que aparecieron cuando liberaron a los demás rehenes y que provenían de Venezuela", explicó.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) insistió este miércoles en que "no participó" en la operación "Jaque" del Ejército colombiano efectuada el pasado 2 de julio el rescate de quince rehenes de la guerrilla de las FARC. A través de un comunicado divulgado por la agencia EFE, el CICR afirma que "no recibió ninguna solicitud, ni participó en la operación". Sin embargo, no hay forma de descartar que el ejército colombiano haya utilizado los símbolos de la Cruz Roja sin que dicha organización lo supiera.
Alias "César" le habría dicho a su abogado que las órdenes de reunir y luego llevarse al helicóptero al grupo de los quince secuestrados las recibió a través de correos electrónicos cifrados y en un lenguaje que sólo utiliza el Secretariado y que por ello no se percató en realidad que quien estaba enviando los mensajes era el ejército.

Según la reportera de Caracol TV, alias "César" afirmó que desde hace ocho meses el ejército tenía interceptadas todas las comunicaciones que eran enviadas del Bloque Oriental al Secretariado de las FARC y viceversa, y que fue esto lo que permitió el supuesto rescate de los quince secuestrados.

En ningún momento se escuchó al abogado o al guerrillero pronunciar estas palabras.

Por último el abogado de alias "César" expresó que su defendido, luego de subirse al helicóptero fue “reducido” (golpeado) por los militares quienes le inyectaron un somnífero y luego de ocho horas despertó en Bogotá y se dió cuenta de lo que había sucedido.

Ahora el gobierno de George Bush está pidiéndo la extradición de estos dos subversivos.

Los abogados de César y Alexander Farfán, conocido como "Gafas", ambos arrestados durante la operación del pasado 2 de julio en la cual fueron rescatados 15 retenidos de las FARC, interpusieron un habeas corpus "por cuanto se ha violado el debido proceso y el derecho de defensa".

"Nosotros consideramos que era obligación de la Fiscalía General de la Nación ponerlos a disposición de un juez de control de garantías, dando cumplimiento a la ley 906 que se encuentra vigente en todo el territorio nacional", comentó Ríos.

Sin embargo agregó que la Fiscalia "violó este procedimiento y los puso a disposición de la ley 600, una ley que se encuentra derogada".

La defensa considera que "en primer lugar los hechos se consumaron en el territorio colombiano y en segundo lugar no se trata de secuestrados".

Sobre este último punto argumentó que los tres estadounidenses "son agentes encubiertos norteamericanos que estaban dentro del territorio nacional (colombiano) ejecutando acciones puramente militares o de inteligencia militar".

"Estadounidenses eran prisioneros de guerra"

Recordó que fueron capturados "producto del derribamiento de un avión militar que se encontraba adelantando operaciones de inteligencia militar en la zona donde hacían presencia las FARC. Entonces esta circunstancia permite que se conviertan en prisioneros de guerra y no en secuestrados como lo pretenden hacer ver tanto el Gobierno colombiano como el Gobierno norteamericano".

Rodolfo Ríos insistió en que si la guerrilla captura o retiene a unos agentes militares norteamericanos "pues deben ser juzgados dentro del derecho internacional o el derecho de guerra", porque pasa de ser un conflicto interno a un conflicto internacional.

"Lo han extendido a darse presencia de agentes de otro país, entonces se debe tener en cuenta el derecho de guerra o el derecho que contempla para agentes de la inteligencia militar o prisioneros de guerra", enfatizó.

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Julio Casés, desplazado colombiano residente en Venezuela:
“Ojalá yo hubiese vivido dos veces lo que vivió Ingrid”


El pintor y cantautor colombiano cree que la guerrilla pasó de moda porque con la tecnología actual “los fusiles pasaron a ser como las flechas de los cromañones”

“De mi pueblo me voy ya

decepcionado y con ganas de llorar

avergonzado y sin fuerzas para hablar

casi convencido de mi mediocridad”

“Fue difícil soportar,

tanta miseria, tanta mendicidad

la indiferencia de la gente de acá

pocos lo tienen todo, la mayoría sin na’…”

Julio Casés

Desde hace cuatro años vive en Venezuela, adonde llegó huyendo del conflicto armado colombiano. Amenazas de muerte lo hicieron abandonar primero su Corozal natal (Departamento de Sucre) para irse a vivir entre indigentes en Bogotá, donde sus hijos, incluida una niña de dos años, vieron, escucharon y vivieron un infierno de obscenidades. Se llama Julio Enrique Casés Olmos. Sus iniciales –Jeco- le sirven de nombre artístico, pues este inmigrante colombiano es pintor, compositor e intérprete de obras dedicadas, casi todas, al drama de su dolida Colombia. Es uno de los 4 millones de desplazados por ese conflicto, y por los cuales poco -para no decir nada- se suele preocupar la llamada opinión pública (o publicada).

-¿Qué sintió al ver la liberación de Ingrid Betancourt?

-Hasta que no se pronuncien las FARC no tengo idea de lo que pasó.

-¿No sintió alegría?

-Ni alegría ni tristeza, sino esperando a ver. Estamos acostumbrados a recibir sorpresas.

-¿Su drama no le generó solidaridad?

-No, porque estamos acostumbrados a vivir cosas terribles. Por ejemplo, ver a unas personas colgadas de un helicóptero. En 1996, en un municipio de Cundinamarca, Quipiles, la TV mostró unos muertos que llevaba la policía colgando de unos helicópteros: unos guerrilleros que habían matado. Después de ver cosas como esas, de ver a sus mejores amigos muertos, de dejar su tierra, cualquier cosa no lo va a sorprender mucho a uno.

-Ella pasó seis años en la selva, sin su familia. Llegaron a amarrarla de un árbol.

-Ojalá yo hubiese vivido dos veces lo que vivió Ingrid y que mis hijos hubieran estudiado.

-¿Cómo es eso?

-Sí, que fueran personas estudiadas y yo no tuviera un hijo drogadicto. Varios no llegaron ni a bachilleres. ¿Qué futuro les espera? Ojalá yo hubiese vivido eso.

-¿Pero una cosa justifica la otra?

-Lo que te quiero decir es que por esas razones no me sorprende eso. Yo más bien siento envidia por el dolor de Ingrid. Ella tiene a sus hijos formados, bien vividos. El objetivo para el que ella vino a la vida lo ve cumplido, lo ve realizado en sus hijos.

-Hijos que han sufrido la ausencia de la madre.

-Los hijos míos han sufrido mi ausencia, también la de su madre, la incertidumbre de no saber si me mataron, si me van a matar. Así somos todos los desplazados. Más de 4 millones.

-¿Diría que el drama de los desplazados es mayor que el de los secuestrados?

-No que es mayor, pero los medios de comunicación le dan la relevancia al secuestro como si fuera el dolor macro. Ojalá me hubieran secuestrado cinco veces en mi vida quitándome todo, pero que mis hijos hubieran tenido una buena formación.

-Así sea sin la madre.

-Sí. El objetivo de todos es dejar a nuestros hijos lo mejor posible.

-Y eso usted no lo ha podido lograr.

-No me dejó la oligarquía colombiana, el capitalismo.

-¿Los desplazados se sienten discriminados por los medios con respecto a los secuestrados?

-Sí, y la gente incauta que les hace eco.

-A los desplazados les queda la libertad de desplazarse, precisamente la que no tienen los secuestrados.

-Te repito. La función de todas las especies es que la generación que los sigue vaya en la mejor orientación y a nosotros se nos frustra eso. A mí tocó convivir 4 años con indigentes en Bogotá, sometiendo a mis hijos a escuchar el vocabulario más bajo que puede existir entre humanos, las palabras más vulgares. Esas las compartían mis hijos bajo un techo con indigentes. Mi hija de dos años.

-¿Tiene solución el conflicto colombiano?

-Muy difícil. Sólo que se internacionalice. Países que intervengan no para defender a una parte, sino para buscar un consenso.

-¿Qué piensa de las FARC?

-Mis mejores amigos fueron a dar a las FARC, los mejores que estudiaron conmigo fueron auxiliadores de las FARC o el ELN.

-¿Por qué?

-No había alternativa por la vía electoral para cambiar los destinos del país. No había ni hay posibilidades.

-El Presidente Chávez dice que ya pasó el tiempo de la guerrilla.

-Sí, pasó de moda porque la tecnología avanzó y dentro de poco los bombardearán vía satélite. Ya los fusiles pasaron a ser las flechas de los cromañones.

-¿Qué piensa de Uribe?

-Un valiente luchador en pro del capitalismo, de la injusticia, de la oligarquía.

-¿Y de Chávez?

-Su antítesis. Un tipo tenaz, luchador constante, pero en bien de la humanidad, de la justicia social.

-Él le ha pedido a las FARC que se desmovilicen.

-Palabras mayores que no me atrevo a calificar a la ligera. A las FARC las conozco. He estado en territorio donde mandan las FARC, he estado sometido a sus leyes. Y es cuando me he sentido más cerca de la verdadera justicia.

-¿Y por qué no se quedó entonces en territorio de las FARC?

-Porque es muy inestable. El Ejército se mete en esas zonas. Y después de que uno estuvo bajo el régimen de las FARC, arrasan con todo el que fue simpatizante de ese régimen. Esa es la mayoría de los desplazados. Aquellos que disfrutaron de la justicia social que impartían las FARC, vieron sus buenas intenciones, simpatizaron, y cuando volvía el Ejército o la policía con la llamada inteligencia averiguaban quiénes eran, llegaban de noche y los masacraban. Siempre con algunas excepciones, porque no todos los miembros de las FARC han sido diáfanos, pero las órdenes del Secretariado son de honestidad. Los capitalistas, cuando llega ese régimen de justicia, se sienten atropellados, porque están acostumbrados explotar al trabajador y las FARC no se los permite. Entonces salen llorando en los medios.

-¿Y por qué no se metió a guerrillero?

-Cuando conocí las FARC ya estaba muy comprometido con muchos hijos. También los años encima… Bajo el dominio de las FARC, ni siquiera sus miembros pueden maltratar a nadie porque sus reglamentos sancionan fuertemente a aquel que atropelle a alguien fuera de la guerra, o a alguien que esté reducido en medio de la guerra.

-¿Qué le parece la reunión Chávez-Uribe ?

-Tengo muy pocas expectativas porque Uribe no va a cambiar lo que tiene trazado.

-Es raro que en estos tiempos, cuando hasta Fidel y Chávez han cuestionado a las FARC, alguien hable como simpatizante de ellas.

-Si la gente las conociera como yo, no hablarían mal de las FARC.

-Los liberados las han conocido y tampoco hablan bien de ellas.

-Sí. No tienen la sensibilidad, formación ni la concepción humana que puedo tener yo.

-¿Regresaría a Colombia?

-No tengo deseos. Aunque hubiese condiciones, me gusta mucho más Venezuela.

-¿Por qué?

-Este pueblo es mucho más tolerante. Mi país vive un momento triste.

Hay gente muy intolerante.

-Uribe tiene altísima popularidad.

-Puede ser, pero es poquita para el esfuerzo diario que hacen los medios de comunicación.

-La izquierda colombiana se queja de que la guerrilla no la deja crecer más.

-La guerrilla es un fenómeno natural, el resultado de una situación. Los guerrilleros no son extraterrestres. Es la sintomatología de un mal.

-¿Qué mal?

-El del capitalismo salvaje.

-Aquí el pueblo escogió a Chávez por elecciones, en Bolivia a Evo, en Ecuador a Correa…¿No puede pasar lo mismo en Colombia?

-Por ahora, difícil. El capitalismo en Colombia no se encargó sólo de combatir por las armas, sino por los medios, de desinformar, descalificar… Ha sido su mayor éxito. La mentira ha podido mucho más que las armas.

-¿Cual es el papel del narcotráfico en el conflicto?

-El Estado, sobre todo con su sección armada, ha sido un pilar para su florecimiento.

-Ese Estado habla de “narcoguerrilla”.

-La guerrilla tuvo que involucrarse en el cultivo, pero no en la producción de droga, porque los guerrilleros son hijos de los campesinos. Hay tierras donde el cultivo que produce es la coca o la amapola porque que no vías o transporte por el abandono estatal. El cultivo es el medio alternativo para el campesino sobrevivir en esas zonas. Los hijos guerrilleros no se van a voltear contra sus padres. Saben que cultivan para vivir, pero nunca has sabido del matrimonio comercial entre un narcotraficante y la guerrilla. Siempre han sido enemigos a morir. Ahí está el ejemplo del papá de Uribe, que fue uno de los duros de Pablo Escobar y del combate a la guerrilla. En esa guerra murió. Narcoguerrilla no existe. Existe narco-Estado. Recordemos que cuando Samper era Presidente le metieron droga en el avión para llevar a EEUU. Los jefes de seguridad de Samper y Pastrana estuvieron involucrados en drogas. Los medios, que son el centro de esa guerra, no hablan de eso. Los medios son el recurso más poderoso del capitalismo para combatir y sostenerse, enriquecidos con la ignorancia del pueblo que no estudia. Le inyectan religiones de todo tipo. Hay familiares que no quieren hablarse porque su religión es la verdadera, no se reúnen ni por la muerte del padre. Lo religioso está dividiendo al pueblo.

-¿Qué consejo le da a los venezolanos?

-Hace un año, la mayoría de las cosas que consumimos los pobres valía la tercera o cuarta parte de lo que ahora. El cuchillo que le hace más daño a la Revolución es la especulación. Yo siento ese látigo muy fuerte.