Freitag, 4. Juli 2008

La liberación de los rehenes de las FARC y la Cruz Roja




El presidente colombiano Álvaro Uribe estaba, hasta el miércoles 2 de julio, en serias dificultades políticas después de varios escándalos que han ido saliendo a la luz pública y que van desde su vinculación al famoso capo del narcotráfico Pablo Escobar; a los paramilitares, extraditados con urgencia a Estados Unidos para evitar que Mancuso y otros siguieran hablando en su contra y el no menos grave del de la compra de votos en el Senado para conseguir la modificación constitucional que le permitió ser reelecto en el cargo. Necesitaba algún logro espectacular y que, en lo posible favoreciera, también, a su benefactor el gobierno norteamericano.

La muerte del dirigente de las FARC Raúl Reyes no representó un éxito porque se descubrió inmediatamente la mentira de la operación en territorio ecuatoriano, con los consiguientes conflictos diplomáticos con Ecuador, Venezuela y Nicaragua, aún no resueltos, la casi condena de la OEA y el aislamiento en el continente, todo lo cual, en vez de mejorar empeoró la situación personal del presidente Uribe.

La salida inmediata a esa crisis fue el espectáculo de las computadoras de Reyes, con sus documentos que, cual famoso ventilador, van llenando de porquería a todo el mundo mediante una hábil campaña publicitaria pero con fallas patéticas, como la de la confusión del ministro ecuatoriano o la de la colaboración de ETA con las FARC para un atentado en un lugar confuso o a un ministro colombiano años antes de que ocupara el cargo. La solución para dar credibilidad al contenido de esos equipos fue usar a Interpol para que avalara lo dicho por el gobierno colombiano sobre la veracidad de los documentos de Raúl Reyes.

El resultado, del que se ha escrito y dicho bastante, fue una pantomima interpretada por Ronald Noble, secretario general de Interpol y ex agente del Servicio Secreto norteamericano. El señor Noble se prestó al juego, como era de esperar por sus antecedentes, sin importarle que lo que declaró en la rueda de prensa entrara en contradicción con lo manifestado, en otros ámbitos, por la Institución que representaba o la simple lógica. La consecuencia fue que Interpol ha salido seriamente dañada en cuanto a su credibilidad e imparcialidad en la labor para la que fue creada y empañada con el estigma de ser un instrumento del gobierno norteamericano.

Ahora le puede suceder lo mismo a la Cruz Roja y para entenderlo están las primeras declaraciones, algo confusas, de Ingrid Betancourt, luego modificadas e impregnadas de alabanzas al presidente Uribe en el acto-espectáculo realizado por éste por la noche en Bogotá con los liberados y la cúpula militar colombiana.

Debemos recordar que hacía tiempo se encontraban en Colombia dos delegados gubernamentales, no de la Cruz Roja, uno francés y otro suizo, para negociar con las FARC la liberación de rehenes, motivo por el cual, con el beneplácito del gobierno colombiano, se desplazaron a la selva del Guaviare. La guerrilla accedió a ello y cabe suponer que la liberación se efectuaría de la misma forma en se habían realizado las anteriores con la mediación de Venezuela.
Según Ingrid Betancourt, los guerrilleros les informaron que serían embarcados en helicópteros y “trasladados a otro país” ¿Venezuela? Y, aunque en por un momento pareciera dar a entender que esos helicópteros pudieran ser de la misma guerrilla, es evidente que no tiene un equipamiento tan sofisticado y difícil de ocultar. La cuestión es que las FARC dieron las coordenadas del punto de encuentro, al igual que en las dos liberaciones anteriores y los dos helicópteros eran iguales a los utilizados entonces por Venezuela. También estaban pintados de blanco, como los venezolanos pero, a diferencia de estos, sin los distintivos de la Cruz Roja, hecho que el presidente Uribe insistió en que la señora Betancourt repitiera varias veces, aunque esta también dijo que se trataba de una ONG, ante lo cual surge la pregunta ¿cuántas ONG en Colombia u otros países disponen de dos helicópteros y, además, de gran capacidad de carga? El pintado de blanco sería secundario si no fuera que, evidentemente, se quisieron hacer pasar como aeronaves de la Cruz Roja.

Otro dato interesante es que tanto Uribe como uno de los altos mandos militares afirmaron que la liberación se había logrado mediante una gran labor de inteligencia que incluía la infiltración del alto mando de las FARC, el Secretariado. Esto último cuesta más de creer y hace pensar en que los dos delegados se hicieran pasar por representantes de la Cruz Roja facilitadores, no de una liberación incondicional, si no de un intercambio de prisioneros como había exigido la FARC, entre ellos los guerrilleros Simón Trinidad y Sonia, presos en Estados Unidos y a lo cual se había mostrado dispuesto el gobierno de este país. Por ello estarían los tres norteamericanos entre los liberados.

El resto es fácilmente deducible: aparentar un rescate a cargo de helicópteros venezolanos pintados de forma muy semejante a los de la Cruz Roja. La falta de distintivos no haría levantar sospechas al seguirse la metodología anterior, quizá por esto sólo dos guerrilleros custodiaban a los rehenes, no hacían falta más para defenderse de nadie. Lo que sucedió después es sabido.

Las preguntas finales son ¿participó voluntariamente la Cruz Roja en el camuflaje de una acción militar? Si fuera así ¿porqué y a cambio de qué renunció a su neutralidad y puso en duda su prestigio? Sería lamentable que las ambiciones personales de un gobernante acabaran con la credibilidad de una organización tan aparentemente noble. Cuanto antes se aclaren estas dudas menos posibilidades habrá de que se siga destruyendo instituciones internacionales y no tengamos que preguntarnos cual será la próxima victima de la voracidad del gobierno de Estados Unidos o de cualquier otro país.
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Ingrid, las Farc y Estados Unidos



Estados Unidos, todavía inmersos en una crisis sin fin en Irak, no cede sobre lo que cree ser su derecho de intervenir en la vida de los países latinoamericanos. Ahora, en un típico arreglo modelo CIA, acaba de ayudar al gobierno de Álvaro Uribe a liberar a Ingrid Betancourt, secuestrada desde hace años por las FARC. El anuncio de la liberación de la ex candidata presidencial, junto con otros rehenes estadounidenses - mercenarios a soldo de los EUA - , se aproxima a los efectos especiales de películas como Rambo y Duro de Matar. Como siempre, es reforzado el mito del héroe americano. Pero es bueno recordar que son figuras "místicas" como Rambo o el personaje de Bruce Willis los responsables por ríos de sangre provocados en la caída de Salvador Allende, en las dictaduras argentinas, brasileñas y haitianas o en los miles de golpes de Estado que ya sucedieron en "nuestra América", siempre capitaneados por los intereses económicos de los Estados Unidos.

En Colombia no es diferente. Desde que el país entró en la era republicana, pos independencia, la propensión de su elite por el vasallaje se viene registrando en grados elevados. Su primer presidente, Santander, cuando el país todavía se llamaba Nueva Granada, practicó el primer gesto al traicionar a Bolívar y aliarse a los intereses de Inglaterra. Desde entonces, en sucesivos gobiernos democráticos o autoritarios, el pueblo colombiano no tiene encontrado cobertura para sus demandas. No por nada que surgieron las FARC y otros grupos revolucionarios que tienen como objetivo la creación de una Colombia democrático-popular, en la que todos puedan tener una vida digna. Porque, al final, Colombia no logró su verdadera independencia.

Desde 1948, después del asesinato de Jorge Gaitán, un político que era capaz de oír al pueblo, el país fue zambullido en una red de violencia que parece que no acaba más. Pero es importante que se diga: los mayores estimuladores de este estado de cosas son los gobiernos que insisten en no incorporar las demandas populares a la vida nacional. Así, si no bastase el caldo de terror provocado por las insanas luchas entre los liberales y los conservadores, el pueblo colombiano precisa enfrentar la saña opresora del imperio estadounidense que no quiere ver en la punta noroeste de América del Sur otro país fuera de su planilla de pagos. De allí la cortina de humo que desparrama con su famosa "guerra contra las drogas".

¿ Por qué combatir as drogas?

En el libro Drogas, Terrorismo e Insurgencia, el escritor ecuatoriano Manuel Salgado Tamayo, cuenta el origen de esta "cruzada" estadounidense, lo que muestra bien cuales son los intereses que está por tras de toda la "bondad" que aparece en el discurso que convoca a la lucha contra las drogas. Tamayo cuenta que hasta el inicio del siglo XX drogas como el opio y la cocaína eran bastante utilizadas con fines medicinales. La cocaína, por ejemplo, estaba hasta en la Coca Cola y era vendida legalmente como tónico revitalizador. Fue alrededor de 1903 que las autoridades comenzaron a asociar la droga a las luchas de las llamadas clases subalternas. Como no había argumentos para reprimir la lucha de los negros en el sur de Estados Unidos, que insistían en luchar por cosas "absurdas" como derechos iguales a los de los blancos, se llegó a la conclusión de que eran los tónicos a base de cocaína que tornaban a los negros muy rebeldes. Además, las mujeres estadounidenses empezaron a hacer sexo con los chinos inmigrantes y eso, decían las autoridades, sólo podía pasar por causa del uso del opio. ¿Pues, al fin y al cabo, que otro motivo llevaría una mujer blanca, de buena familia, a acostarse con un chino? Y también estaban los mexicanos que se empezaban a poner muy violentos. El motivo parecía obvio: era el uso de la marihuana. Nada que ver con las condiciones deshumanas a la que estaban sometidos los inmigrantes dichos ilegales. Y fue con base en estas premisas que comenzaron a ser creadas leyes de criminalización de estas drogas específicas. El alcohol y el tabaco, porque movían una industria gigantesca y porque eran también consumidos por la clase dominante no sufrieron muchas restricciones.

Ahora, en Colombia, la historia sigue repitiéndose. Las luchas llevadas adelantes por las FARC y otros grupos revolucionarios en el país no tienen absolutamente nada que ver con la cocaína. Estos movimientos nacieron allá en el inicio de la década del 50, fruto de la inestabilidad y de la violencia generadas por el propio estado. Y más, estos grupos tienen la osadía de reivindicar ideas "muy ultrapasadas" como el socialismo, la participación popular, la reforma agraria, otro tipo de organización de la vida.

El cultivo de la coca, que para algunas familias es la única posibilidad que resta en medio de una guerra sin fin, no tiene la finalidad de drogar al mundo. Todo el proceso de refinamiento y transformación de la droga queda a cargo de otras gentes, con otros acentos, que mueven ríos de dinero los cuales nunca son vistos por los pobres campesinos colombianos acosados entre el estado, los paramilitares, los traficantes y la miseria.

Pero es justamente la cocaína el motivo que lleva al gobierno colombiano a asociarse con el gobierno de Estados Unidos para "salvar" al mundo. El Plan Colombia, nacido en 1998, durante la campaña presidencial de Andrés Pastrana, que buscaba una negociación para la paz política acabó, a través del gobierno de Bill Clinton, transformando-se en una cruzada antidrogas, como si todo el problema colombiano se resumiese a eso. De verdad, el plano, arreglado por los estadounidenses y siquiera apreciado por el congreso colombiano, sólo tenía una preocupación: destruir el foco socialista que representaban las FARC y el ELN.

Los últimos hechos

No es por acaso que la media cortesana insiste en divulgar por todos los rincones la tesis de que las FARC y el narcotráfico son lo mismo. Es como el argumento de que los negros se ponían rebeldes por causa de la cocaína, que los chinos seducían a las blancas por causa del opio y que los mexicanos se ponían violentos por efectos de la marihuana. Los motivos de la guerra contra los pobres son otros, se esconden, y la gran masa va absorbiendo las mentiras. No fue por gusto que Hugo Chávez, el presidente venezolano, convocó a las FARAC para que liberasen a los rehenes. Curtido en las artimañas del imperio él ya debería haber intuido que la CIA estaba muy próxima de lograr una victoria contra la guerrilla. Pues, ahí está.

Ahora, el gobierno colombiano va a despejar en el mundo, vía media estadounidense, que él es quien está "limpiando" a Colombia, que las FARC están derrotadas, que no existe más el liderazgo de Marulanda, que todo está fragilizado con está nueva victoria gubernamental. Entonces, destruidas las FARC, el pueblo habrá de tener nuevamente la paz soñada. De nuevo, las mentiras cubren todo con su manto azul.

Jamás le contarán al mundo que las FARC y el ELN sólo nacieron por causa de la violencia del Estado contra las gentes, y que sólo siguen luchando porque esta violencia sigue creciendo. Para tener una idea, el desgraciado plan Colombia ha desalojado a millones de familias a lo largo de estos años, almas que vagan por el territorio colombiano sin lugar, sin casa, sin tierras, sin nada. El mismo plan de liberación es el responsable por las fumigaciones que destruyen la tierra, las plantaciones y la posibilidad de una vida mejor para los campesinos.

La cortina de humo de la liberación de la ex senadora va a alimentar a la media durante días. Ya hablan hasta de elecciones y de que ella puede ser la sucesora de Uribe en la presidencia. Una gerente más del imperio. Nada más que "negocios". Mientras, las gentes colombianas seguirán siendo la carne de cañón de una guerra que no quieren. El tráfico de drogas es una gran industria, una más de las grandes transnacionales que le chupan la vida a las gentes de Abya Yala, y permanecerá intocado mientras el pueblo no enfrente el verdadero monstruo: el sistema capitalista y su lógica de explotación y destrucción. Ese es enemigo que hay que enfrentar porque, al fin de cuentas, nosotros, los pobres, los negros, los chinos, los mexicanos y todos los demás "subalternos", no nos ponemos rebeldes por causa de la cocaína, del opio o de la marihuana. Nosotros nos ponemos rebeldes porque sabemos que otra sociedad puede ser construida, con solidaridad, con justicia y riquezas repartidas.

Traducción: Raul Fitipaldi de América Latina Palabra Viva.

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Según Ingrid “Uribe ha sido un muy buen Presidente”… Según María Pueblo la muerte por desnutrición de su hijo es un drama.



Ayer se conoció la noticia del “rescate” de Ingrid, los 3 mercenarios gringos y 11 militares colombianos. En estos momentos creo que nuestros sentimientos no se pueden alimentar de ligereza y consenso. No olvidemos a los presos políticos en las mazmorras del Estado. No olvidemos la instalación a sangre y fuego de la agro-industria para el agro-combustible en Colombia. No olvidemos la situación de un gobierno instalado por el fraude y la coacción. No olvidemos los 4 millones de campesinos que viven en la miseria y en la indigencia por la política de la tierra arrasada; hacinados en los cinturones de miseria mientras los paramilitares de Uribe y el Estado colombiano siguen masacrando. Yo estaré alegre el día en que liberen a un preso político, el día en que los campesinos puedan retornar a sus tierras, el día en que los niños no trabajen en las calles de las ciudades, con sus huesitos rotos de frío, de hambre… rotos de injusticia social. No, hoy yo no siento alegría, para mí la alegría es otra cosa que el triunfalismo del que gozan hoy unas fuerzas militares genocidas como lo son los militares del “glorioso ejército colombiano”.

Veamos que dice Ingrid(video en Telesur),dice de Uribe:

"Ha sido un muy buen presidente"...

Y dice de la reelección, en momentos en que está claro que esta es un fraude (fraude de cohecho asunto Yidis entre otros...):

"la reelección ha sido muy buena para Colombia"

Y en momentos en que Uribe arremete contra la Corte porque esta evidencia el fraude, en momentos de plena militarización, guerrerismo y acuerdos comerciales lesivos para Colombia, Ingrid loa a Uribe de la siguiente forma:

"A partir del momento en que se prolongó en mandato del presidente Uribe las cosas cambiaron porque las fuerzas militares de Colombia se han fortalecido"

E Ingrid dice, en momentos en que Colombia vive las masacres y amenazas de las Aguilas Negras: Uribe hizo cosas muy buenas "como la desmilitarizacion de los paramilitares". Claro, para los adinerados es muy fácil aceptar la versión del gobierno acerca de la "desmovilización de los paramilitares": Lo que para un campesino colombiano es una cruel farsa, para un parisino o un estrato alto puede ser tomado como un logro de la "democracia colombiana".

Y relativamente a Chávez y Correa, dice que su intermediación es muy importante pero…" pero bajo un condicionamiento que tiene que ser el respeto de la democracia colombiana" ... parece olvidar quién violó la soberanía de quién al bombardear el Ecuador.

Ingrid habla de “Los operativos tan extraordinarios de Israel” que serían los únicos comparables a los de su ejército “le pido a los colombianos que creamos en este ejército nuestro porque nos va a llevar la paz.”(sic)…

Lo cierto es que esta operación presentada como “brillante” no parece ser más que otra operación en la lógica de la del 1ro de marzo: abortar las liberaciones por parte de las FARC, para presentarlas como logro del ejército, y asesinar a traición a los voceros de las FARC. El 1ro de marzo el ejército de Colombia bombardeó el campamento de Raúl Reyes en Ecuador, asesinando después a quemarropa a los sobrevivientes y llevándose a 11 personas que hasta el momento se hallan “desaparecidas”… En aquella ocasión el gobierno colombiano supo que la liberación de Ingrid y de otros retenidos debía ser inminente, pero el gobierno prefirió eliminar militarmente a los portavoces guerrilleros aunque se abortara la liberación… Y en esta ocasión el gobierno hace gala de un triunfalismo militar cuando al parecer lo que hicieron fue interceptar una liberación que ya iba en camino, para poder presentar la liberación cómo proeza suya.

En medio de este triunfalismo guerrerista, y de estas voces que quieren olvidar el genocidio económico y paramilitar que sufre el pueblo de Colombia, Recordemos esto:

Los hechos ocurren un día después de la reactivación de la Cuarta Flota de la Armada estadounidense…

Y esto:

Colombia es un país con 30 millones de personas viviendo en la pobreza mientras sus recursos naturales y humanos son succionados por el norte del mundo y mientras el régimen habla de progreso, paz, y "Seguridad democrática"… Según la CEPAL más del 49.2 por ciento de la población vive bajo la línea de pobreza y el 14.7 por ciento en condiciones de pobreza extrema. La pobreza rural asciende al 68.2 %. Esta afecta desproporcionadamente a las mujeres, a la población infantil, a los grupos étnicos y a los desplazados. Las cifras son aterradoras. Los niños y los jóvenes víctimas de la pobreza y la indigencia en Colombia se exhiben con cifras escalofriantes: 45% de ellos son pobres y 17% se encuentran en la indigencia.Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se ubica Colombia en el puesto número 11 entre los países con mayor desigualdad en el mundo.

Y esto:

Todos los años, mueren en Colombia 20 mil niños por enfermedades curables, tales como diarrea, enfermedades respiratorias y desnutrición. Por razones de parto son casi mil mujeres las que mueren cada año. El 44.7% de las mujeres gestantes son anémicas.

Y recordemos estos datos para concretar qué es el Terrorismo de Estado en Colombia: *3500 fosas comunes (por ahora) con miles de cadáveres de colombianos masacrados por el paramilitarismo del Estado colombiano, ubicadas porque los “paras” han dado algunas coordenadas de las fosas con el fin de poderse así acoger a la “Ley de Justicia y Paz”, ley confeccionada bajo la dirección de su padrino Uribe con el fin de conseguirles la impunidad si muestran “arrepentimiento”, ley que les legaliza las tierras usurpadas; *6 millones de hectáreas de tierras han sido así robadas a los muertos y a las víctimas desplazadas: *4 millones de personas desplazadas ; *más de 2554 sindicalistas asesinados ; * al menos 15.000 personas asesinadas y desaparecidas bajo la lógica del Terrorismo de Estado de “disuadir la reivindicación por el terror”(El Estado busca que el terror perdure al desaparecer el cuerpo, pues prolonga así la angustia en los sobrevivientes), *1.700 indígenas masacrados en lo que es un claro etnocidio; * miles de ejecuciones extrajudiciales ,*centenares de montajes judiciales contra luchadores sociales, y * centenares de auto-atentados y “falsos positivos” por parte de las fuerzas policiales y militares…

Y para concluir este artículo acerca del show mediático del momento, y los consensos que deberíamos rechazar en pro de profundizar en un análisis que realmente respete la condición humana y nos lleve a liberarnos del saqueo, el empobrecimiento y la opresión, voy a citar una parte de la carta de indignación que Yury Tatiana Moncayo ha mandado al respecto de esta nueva operación mediático-militar,(Yury junto a su padre, llevan años pidiendo el acuerdo humanitario, tras la retención, hace casi 11 años, de su hermano por parte de las FARC). Dice:

Acaso el rescate de los secuestrados no era la cortina de humo perfecta para tapar lo del cohecho?? Que asco, cómo se mofan de nuestro dolor, de los secuestrados y sus familiares: que sigue ahora??

(…)Los rescates no solucionan el conflicto colombiano, se necesita un acuerdo humanitario (…)

No seamos egoístas pensemos en nuestro pueblo que se desangra día a día, el campesino, el obrero, el estudiante y todos quienes conformamos el pueblo!!!

Si no hay justicia jamás habrá Paz…mientras existan desigualdades y se violente al campesino, habrá gente que se levantará y no será por la vía pacífica!!!! (…)

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El origen de la tragedia




Ninguna causa, por noble que sea, justifica mantener a alguien días o años cautivo en una selva, en condiciones inaceptables para cualquier ser humano, por culpable que sea de lo que sea. Ha sido el dilema ético de todas las revoluciones.

Esto, que suena a proverbio, tiene su correlato en otro candidato a aforismo: el mayor triunfo del malvado es convertir a su víctima en malvado. Porque el origen de esta tragedia colombiana, shakespeareana, griega, respira precisamente en violencias como el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Es decir, en una oligarquía marrullera que no negocia y si negocia lo hace trampeando criminalmente, como cuando pactó la pacificación de la Unión Patriótica. Al menos en Venezuela hay que decir que la Pacificación fue de verdad y no una engañifa forajida como lo que pasó con más de 1500 dirigentes asesinados de aquella Unión.

Cuando me preguntan cuándo empezó el enfrentamiento que habita hoy en Venezuela, respondo invariable que comenzó cuando mataron a Guaicaipuro. Es más, empezó antes, porque de otro modo aquel héroe no habría resistido tanto como tantos.

La saturación de violencia que plaga a Colombia conlleva este crecimiento de toda especie de terrorismo. No hay que olvidar que, sin ir más lejos, en lo que va de año, en Colombia han asesinado a 30 dirigentes sindicales. Como se ha dicho, en Colombia es menos peligroso crear un frente guerrillero que un sindicato.

Que no nos extorsionen moralmente ahora con esta grata liberación de 15 secuestrados. Que ella no sirva ahora para negarnos el derecho a rechazar el gobierno más corrupto y criminal del continente. Es el único otro gobierno del continente que practica el terrorismo de Estado de modo sistemático. El primero es el de los Estados Unidos. No hay cabida allí para melodramatismos aguarapados. Rechazamos el secuestro, practíquenlo las FARC-EP o el gobierno de los Estados Unidos en Guantánamo y en los aviones y barcos-prisión-cámara de tortura que surcan el mundo.

Porque la operación mediática lleva a convertir a Uribe en víctima, luego de atacar al Ecuador en su propio territorio y de invadir a Venezuela de paramilitares.

Como decía Luis Sandrini: Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.


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Alegrías e impunidades



Da alegría saber que Ingrid esta libre. Reconforta esa inmensa sonrisa que recorre hoy todos los medios del mundo. Que confirma quealguien estaba especulando con lo de la extrema gravedad de su salud. Es gratosaber que familias humildes, las de los policías también rescatados, vivan una alegría quedurante años era tan esquiva.

Pero ni la alegría de liberados, familiares y de todos pueden ser usadas para esconder la corrupción y la ilegitimidad de Uribe. Y ofrecerle apoyo total e incondicional como algunos lo hacen. No es posible olvidarse de los miles y miles de crímenes del paramilitarismo. Ni de la corrupción.

Ojala que Ingrid liberada sea un nuevo impulso para continuarla lucha por el intercambio humanitario. Y por la definitiva y completa.

Mientras tanto ..

Athemay Sterling, dirigente comunista colombiano, sigue secuestrado en los Estados Unidos. A donde llegó hace ocho dias para realizar gestiones como defensor de derechos humanos. Bajo la acusación de vínculos con las FARC lo detuvieron injusta e ilegalmente.

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Rescate y perspectivas



Tras seis años de cautiverio, la política franco-colombiana Ingrid Betancourt fue liberada ayer junto con otras 14 personas –tres contratistas estadunidenses del Pentágono, siete miembros del ejército y cuatro de la policía colombiana– en un operativo militar que, según las autoridades del país andino, se logró gracias a una infiltración en el seno de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y que, a decir de la propia Betancourt, “fue absolutamente impecable, (en el que) no hubo violencia, no se disparó ni un solo tiro”. En América Latina la noticia ha sido recibida con alivio por gobernantes de diversas posturas ideológicas, y ha sido festejada por los presidentes de Francia y Estados Unidos.

Ciertamente, la liberación con vida de estos 15 rehenes pone punto final a otras tantas historias de sufrimiento personal injustificado, como muchísimas otras que han tenido lugar en el contexto del añejo conflicto armado que se vive en Colombia, en el que la constante han sido las agresiones a civiles inocentes por parte de todos los bandos que lo componen. Es necesario reiterar que, provenga de donde provenga, el secuestro de civiles como forma de lucha, el tratarlos como “prisioneros de guerra” y su empleo como moneda de cambio son prácticas inadmisibles e injustificables que constituyen, además de un delito, un grave atropello a la dignidad humana.

Por lo demás, el episodio es un síntoma claro de debilidad organizativa, militar, logística, política y hasta moral de la guerrilla más antigua del continente. Tal proceso se percibía ya con los duros golpes a la estructura organizativa de las FARC, tras la caída de dos de sus dirigentes, Raúl Reyes e Iván Ríos, a manos del Ejército colombiano, y la muerte de su líder histórico, Manuel Marulanda, Tirofijo, ocurrida en marzo de este año. Además, la facilidad con la que el gobierno colombiano llevó a cabo la infiltración y el proceso de concentración de los rehenes en un solo punto es indicativa de la desarticulación y descoordinación en las filas de las FARC, para las cuales la política franco-colombiana y los asesores militares estadunidenses poseían un valor de cambio inestimable; todo ello, según la versión oficial, pues durante el día de ayer la organización insurgente no fue capaz de confirmarla o desmentirla, lo que constituye un indicio adicional de pérdida de control.

La descomposición que a todas luces experimenta el grupo guerrillero tendría que llevar a los remanentes de su dirigencia –y, por extensión, a las de otros grupos político-militares del continente– a replantearse métodos de lucha que a la postre suelen degenerar en mayores sufrimientos para los civiles y en procesos de degradación de la violencia política hacia prácticas meramente delictivas. En lo inmediato, la contundente victoria propagandística conseguida por el gobierno de Álvaro Uribe reduce casi a cero el margen de acción política que pudiera quedar a las FARC.

Pero, pese al optimismo internacional que provocó el suceso, éste no necesariamente se traducirá en una derrota terminante y automática para las FARC ni en una consolidación de las perspectivas de paz en Colombia. Para ello sería necesario atacar las causas originarias de la violencia –la miseria, la marginación y las desigualdades de siempre–, que se mantienen irresueltas. Por lo demás, los actores integrantes de los varios frentes que configuran la violencia en Colombia –guerrilla, ejército, grupos paramilitares y expresiones variadas de delincuencia común– siguen presentes, por más que la organización insurgente más antigua de América se encuentre en una circunstancia de aguda vulnerabilidad y, a lo que puede verse, de declive acelerado.

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Pocas horas después de la liberación de Betancourt las FARC liberan a un profesor colombo-noruego

Afp


Un profesor colombo-noruego que había sido secuestrado con otras cinco personas en el noroeste de Colombia en enero fue liberado, anunció el ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega el jueves, pocas horas después del anuncio de la liberación de Ingrid Betancourt.

Alf Onshus Niño "ha sido liberado y ahora podrá reunirse con su familia. Naturalmente estamos encantados", declaró la portavoz de la cancillería noruega, Kristin Melsom, quien se negó a dar detalles sobre su liberación.

Onshus Niño, un profesor de la Universidad de los Andes de Bogotá, fue el último de un grupo de seis turistas secuestrados, incluyendo a su esposa colombiana, María Serrano, que fue puesto en libertad, señaló Melsom.

El 14 de enero pasado, 19 turistas que realizaban un recorrido en lancha por el río Atrato, en el departamento de Chocó (noroeste), fueron rodeados por guerrilleros cuando se encontraban en tierra firme y los insurgentes separaron a seis, que se llevaron a la selva.

Melsom confirmó el jueves que los turistas habían sido cautivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La discreta liberación de Onshus Niño tuvo lugar mientras la opinión pública internacional se encuentra conmovida por el rescate de la rehén más célebre de las FARC, la colombo-francesa Ingrid Betancourt, después de más de seis años de cautiverio.

Según Melsom, "estos dos casos no tienen nada que ver entre sí. Que hayan tenido lugar al mismo tiempo es simplemente una extraña coincidencia".

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Efectos de la liberación de los secuestrados


Por: Antonio Morales Riveira. 04/07/08

Finalmente. Después de tantos años, de tantas manifestaciones, de tanta tinta, de tanta imagen, después de muchos momentos de optimismo y otros tantos de desesperanza, Ingrid Betancourt y catorce secuestrados más (entre ellos los tres mercenarios gringos), fueron arrebatados de las manos de las FARC. Por lo menos en este caso, la atroz mercancía del secuestro ha dejado de tener un valor. Quedan decenas, centenares de secuestrados en manos de la guerrilla, queda la paz por construir en Colombia. Pero aun así, el momento es de gran alegría.

Mucho se escribirá por estos días sobre las características del operativo que permitió la libertad de Ingrid y de sus compañeros de cautiverio. Ya han comenzado las especulaciones sobre cómo fue, quienes participaron. Solo existe, por ahora, la versión oficial del gobierno colombiano y de los militares que lo lograron. Que si los gringos aportaron inteligencia, que si los israelitas intervinieron, que si los franceses: lo único cierto es que la operación entrará en los anales mundiales de los éxitos de los servicios de inteligencia por limpia, respetuosa de los derechos humanos, 100% eficaz, imaginativa y, como lo dijo la propia Ingrid “perfecta”.

La liberación de estos quince secuestrados con Betancourt a la cabeza, tiene efectos definitivos en el conflicto armado colombiano y necesariamente en el futuro de la política en este país. El primer efecto, valga decir el gran triunfo, recae sobre la propia persona del presidente Álvaro Uribe y con él sobre el futuro de su política de Seguridad Democrática. Después de la liberación, Uribe se ubica aun más arriba en la cresta de la ola de la popularidad, con un país entero (incluida la oposición) que reconoce el éxito y celebra alegremente. Cuando su situación política era la más difícil por la puesta en duda de la legitimidad de su reelección en el 2006 debido al encarcelamiento de la ex congresista Yidis Medina a quien la justicia condenó por haber recibido prebendas para votar a favor la reelección de Uribe en el Congreso, el Presidente (¿fueron planeados los tiempos de la liberación para opacar la crisis institucional?) adquiere una nueva y contundente legitimidad nacional y sobre todo internacional. Su llamado a un referendo para refrendar de nuevo en las urnas su reelección en el 2006, inclusive pareciera hoy innecesario. El golpe demoledor contra las FARC lo ha puesto en la situación ideal de no tener que contestar a sus detractores amparado en un largo momento de gloria que no aminorará en varias semanas. Pero con Uribe nunca se sabe. Su audacia y no pocas veces su ira frente a los ataques, lo pueden llevar a volver a contestar la legitimidad de la Corte Suprema de Justicia, cuando ya no es necesario, encaramado como está en la nube del éxito.

Frente a la posibilidad de una segunda reelección en 2010 y una nueva reforma constitucional que la avale, Uribe, quien ya tenía las mayorías nacionales y en el Congreso, ahora está “fuera de lote”. Hará lo que quiera y con este y nuevos golpes que vendrán contra las FARC, todo se le dará y todo, hasta lo ilegítimo, le será posible. Paradójicamente, la única piedra en el zapato de su futuro reeleccionista, por ahora, es su propia creación: el Ministro de la Defensa Juan Manuel Santos con quien le ha tocado compartir la gloria de las liberaciones. No en vano fue Santos quien coordinó y gestó la operación “Jaque” que liberó a Ingrid. Y mostrándose ampliamente como protagonista principal al lado de Ingrid, Juan Manuel logró posicionarse como el perfecto post-Uribe. En Colombia todo el mundo sabe de las ambiciones presidenciales de Santos y se le ve como un heredero natural de Uribe y de su doctrina de Seguridad Democrática. El interrogante sigue siendo Uribe: ¿Se quiere quedar hasta el 2014 o está construyendo a su sucesor? A dos años de las elecciones presidenciales por lo menos por el lado uribista ante la decisión de Uribe de darle paso a otro, tiene nombre. Santos. Todos los demás aspirantes en la derecha, están tan derrotados como los jefes de las FARC.

Uribe no solo ha limpiado de nuevo su imagen, sino que con este golpe maestro asegura la sucesión, sea él mismo o Santos (a no ser que en dos años la oposición se fortalezca y derrote el proyecto uribista). De otro lado, tanto Uribe como Santos dependen de la lucha contra las FARC. Si las acabaran antes de las elecciones ¿Qué política exhibirían? Es lo único que tienen, la existencia de las FARC, el eterno combate, los éxitos. Pero sin las FARC, ni Uribe ni Santos ni la Seguridad Democrática tendrían sentido. Más cuando la crisis social colombiana aumenta día a día y el descontento popular es tan grande en el bolsillo como lo es su admiración por Uribe en lo militar. ¿Podrá más la vanidad y Uribe querrá un nuevo período? ¿Ya con su puesto bien asegurado en la historia nacional e internacional, le dará paso a Santos? En uno u otro caso se trataría de la reelección de una política que no necesariamente implica la paz para Colombia.

Las FARC. Peor no pueden estar. A las catástrofes de la muerte de Raúl Reyes bombardeado por el ejército en el Ecuador, el fallecimiento del comandante máximo Manuel Marulanda y la caída de numerosos altos y medios mandos, se suma este enorme golpe. Esta vez su soledad es total. En Colombia nadie les apoya, hasta la oposición de izquierda democrática celebra los éxitos del gobierno y en el exterior, sus supuestos aliados cercanos también les han dicho basta. Chávez, en Venezuela, Fidel en Cuba, Correa en Ecuador y Evo en Bolivia han sido claros: el secuestro es inaceptable y la guerra de guerrillas ya hace parte de la historia. Cuando además sus luchas por la equidad social están en entredicho por su accionar al lado del narcotráfico, ahora les arrebatan la gran carta política que les permitía negociar nacional e internacionalmente: Ingrid. Su política fundamental, el secuestro, se ha visto enormemente debilitada, así queden un puñado de militares en su poder. Perdieron hasta los tres mercenarios gringos. Si bien preservan el grueso de sus tropas, su significado histórico empieza a disolverse en la suma de derrotas. Y lo que es peor, están resquebrajadas, incomunica das, penetradas, infiltradas. No de otra manera se puede explicar cómo el ejército hasta suplantó a sus mandos para armar la trampa del falso helicóptero en el cual supuestamente otros guerrilleros recogerían a Ingrid, cuando en realidad eran fuerzas del ejército. Las deserciones no cesan, la moral debe estar muy cerca al piso y el nuevo comandante Alfonso Cano, no da señales de vida política.

Con los nuevos acontecimientos el país espera que esa guerrilla entre por el camino de una negociación, que les conviene, antes de que les sean propinado más golpes que los pondrán aun en mayor debilidad para dialogar. La bandera del intercambio humanitario de guerrilleros por secuestrados se ha desmoronado, las FARC apenas resisten a la defensiva. Sería el momento de la grandeza, del pragmatismo, de la historia.El momento de negociar y acabar esta guerra, cuando aun tienen fuerzas para equilibrar la negociación. ¿Si a Uribe en el fondo no le conviene acabar la guerra contra las FARC, entenderán las FARC que es ahora a ellos a quienes les conviene detener el desangre?

Ingrid: Ya libre Ingrid se convierte en una figura definitiva en la política colombiana. Pero nuevamente los errores de las FARC han servido en bandeja para que Betancourt sea cooptada por el gobierno y por Uribe. Si la hubieran liberado unilateralmente Ingrid habría entrado directamente a la oposición a Uribe y a sus políticas de seguridad. Pero liberada por Uribe, Ingrid no puede hacer nada distinto a alinearse, como lo ha empezado a hacer, al lado de una política que le significó (tarde, desde luego) su libertad. Nueva ganancia de Uribe: haber liberado a Betancourt le quita del camino a una fuertísima opositora, la anula como alternativa anti uribista. De tal modo que por lo pronto Ingrid solo podrá desarrollar su lucha por la liberación de los demás secuestrados pero de la mano del gobierno que la liberó. Quizás llegue a lanzarse a una aventura electoral pero dentro del establecimiento, donde, por ahora, no tendrá ninguna oportunidad. Y por fuera del establecimiento ... por fuera ya no está. Uribe en triple jugada maestra anuló a las FARC y a Ingrid y se legitimó. ¡Chapeau!