Dienstag, 3. Februar 2009

Uribe permite el regreso de Piedad Córdoba a las gestiones de mediación con los rebeldes

Hoy se reanuda el proceso de liberación

de las FARC con la entrega de un ex gobernador

■ El gobierno colombiano no autoriza la presencia de civiles en la comitiva de la Cruz Roja


Llegada de la senadora colombiana Piedad Córdoba a la rueda de prensa ayer en Villavicencio, Colombia, para anunciar la entrega del ex gobernador del departamento de Metá, Alan Jara, que este martes será liberado por las FARC Foto: Ap

Bogotá, 2 de febrero. La anunciada liberación del ex gobernador del departamento colombiano del Meta, Alan Jara, fue postergada para este martes debido a que el presidente Álvaro Uribe excluyó durante medio día a la senadora de oposición, Piedad Córdoba, de la comisión que recibirá al político durante una operación de entrega preparada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El proceso de liberación quedó en suspenso a la medianoche del domingo, cuando Uribe negó la validez de las denuncias hechas por la Comisión de Colombianos por la Paz, en el sentido de que aeronaves militares gubernamentales hostigaron a guerrilleros que el domingo liberaron en el sur del país a tres policías y un soldado.

Uribe revirtió su decisión al mediodía de este lunes por petición del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional (CICR) y autorizó a Córdoba volver a las operaciones de liberación en el sur de Colombia, pactadas con las FARC después de un largo proceso de intercambios epistolares promovidos por Colombianos por la Paz desde mediados del año pasado, a iniciativa de la senadora.

El mandatario, que recibió antes de la medianoche a tres policías y un militar liberados el domingo en el departamento del Meta, rechazó que el ejército gubernamental haya sido responsable del retraso en la liberación de las cuatro personas –como denunció la comisión civil el domingo– y sostuvo que “el gobierno no puede permitir que el terrorismo siga haciendo fiesta con el dolor de los secuestrados y sus familias”.

Sin embargo, la Presidencia de Colombia emitió más tarde un comunicado en el que admitió que hubo vuelos de la fuerza aérea en la zona donde se realizó la liberación, pero dijo que los aviones militares se mantuvieron distantes y no llevaron a cabo acciones ofensivas. La comisión civil denunció además que soldados gubernamentales atacaron al comando guerrillero que entregó a las cuatro personas, pero Uribe no se refirió al hecho, que causó la muerte de un insurgente.

Para la liberación de Jara –cuyo rostro fue estampado en billetes de la lotería de Meta, a manera de celebración– y del ex diputado regional del departamento del Valle del Cauca, Sigifredo López, el gobierno de Uribe ofreció suspender todos los vuelos militares en la zona donde se prevé la entrega, que no fue dada a conocer públicamente.

Según el nuevo cronograma, la entrega de Jara tendrá lugar este martes y la de López el jueves, pero el gobierno no autorizó a más miembros de la comisión civil acompañar a los representantes del CICR, que se desplazan en naves oficiales brasileñas.

“Esta guerra se tiene que acabar. Sin disparar ni un tiro ni derramar una gota de sangre logramos que ellos (los liberados del domingo) regresaran”, afirmó Córdoba al comentar los acontecimientos y expresar su confianza en que la operación terminará con la liberación de Jara y López. La senadora, que ha participado en otras gestiones en favor de la paz, ha propuesto que las FARC desistan del secuestro como instrumento de presión.

Según fuentes gubernamentales, las FARC tienen en su poder a unas 700 personas, además de 22 rehenes que la organización guerrillera considera canjeables por insurgentes presos en cárceles de Colombia.

La liberación del domingo fue ensombrecida por la noche en la ciudad de Cali, donde un coche con 70 kilos de explosivos fue dirigido contra instalaciones de la policía local, con saldo de dos muertos –incluido el hombre que manejaba el vehículo– y 30 heridos. El gobierno atribuyó el ataque a las FARC.



Suspenden la entrega de Jara

Uribe recupera la Piedad

El rescate del ex gobernador Alan Jara, en poder de las FARC desde 2001, fue postergado probablemente hasta mañana por los inconvenientes surgidos en el proceso que, de todas maneras, seguirá adelante pese a los cruces entre el gobierno de Colombia y el grupo Colombianos por la Paz, que casi dejan al margen del operativo a la senadora Piedad Córdoba.

http://www.pagina12.com.ar/fotos/20090202/notas/piedad.jpg
Tras las críticas, Uribe dio marcha atrás con su decisión de apartar a la senadora opositora

Después de una serie de desencuentros, que incluyó el retiro y la posterior restitución de Colombianos por la Paz del proceso por parte del presidente Alvaro Uribe, se decidió que no estaban dadas las conciciones para ir hoy en busca de Jara, en la que sería la segunda etapa del proceso, dijeron fuentes de la Cruz Roja.

Aunque los detalles de la continuidad del operativo no estaban definidos esta tarde, se estimaba que todo podría correrse un día: el grupo iría mañana en busca de Jara y el jueves sería el turno de rescatar al ex diputado regional Sigifredo López.

"No va a haber una salida hoy, pero vamos a hacer todo lo posible para que haya una salida lo más pronto posible", señaló el vocero del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Yves Heller, tras leer un comunicado de la entidad en Villavicencio, ciudad desde donde se realizan las operaciones.

Heller afirmó que el CICR está "en contacto con la comisión, con el gobierno, en contactos indirectos con las FARC", destacó el "diálogo positivo y constructivo", y prometió "todo lo posible para llevar a cabo esas dos liberaciones".

La explosión de un coche-bomba contra un comando de la policía en Cali y las quejas de algunos miembros de Colombianos por la Paz sobre operativos militares en las zonas de rescate, ayer, motivaron que a la noche Uribe decidiera alejar a la senadora Piedad Córdoba y a la organización de las gestiones.

Pero esta mañana, el mandatario cambió su decisión y volvió a permitir la mediación de la senadora para el rescate, aunque dejó fuera a la comisión que la acompañaba.

En el marco de esas gestiones, tres policías y un militar fueran devueltos ayer por las FARC, aunque durante la operación hubo tensiones que pudieron arruinar el operativo por la presencia de aeronaves militares en el sitio de la entrega.

De hecho, la llegada de de los liberados a la ciudad de Villavicencio se demoró mucho más de lo previsto debido al vuelo de aeronaves, presuntamente de las Fuerzas Armadas, pese a que el gobierno había manifestado que estaban dadas todas las garantías de seguridad y que suspendería la acción militar.

El presidente Uribe admitió luego que aviones de la Fuerza Aérea sí estuvieron en la zona, aunque a una altura que no afectó la entrega, y se molestó tanto con la denuncia que por ello excluyó a los miembros de Colombianos por la Paz.

La medida fue criticada por varios sectores políticos y sociales, porque se la consideró un obstáculo para la liberación de Jara y López, en vista de que las FARC condicionaron la presencia de representantes de ese grupo, especialmente de la senadora Córdoba.

Uribe reconsideró la decisión y volvió a habilitar a Córdoba, pero para entonces la incertidumbre en torno al futuro del proceso ya había hecho que los helicópteros del Ejército brasileño que colaboran en materia logística con el CICR permanecieran en el aeropuerto de Villavicencio.

Ahora el Ejecutivo anunció la suspensión de todos los vuelos de la Fuerza Aérea por debajo de los 20.000 pies de altura. A Jara, el helicóptero debe ir a buscarlo a algún punto del departamento Meta para regresar a Villavicencio, y López será entregado cerca de Cali.

Heller aseguró que los planes siguen en marcha y que el organismo siente "mucha satisfacción" por la entrega de los tres policías y el militar.

"Aunque algunos hechos generaron tensión, el CICR subraya que bajo esas circunstancias debe primar el interés por la suerte de las víctimas y sus familiares", remarcó el vocero.

Uribe tomó la decisión de autorizar la presencia de Córdoba en las entregas poco después de que el ex presidente Ernesto Samper criticara el vuelo de aviones militares en la zona de la liberación.

Samper, quien gobernó Colombia entre 1994 y 1998, consideró que el gobierno incurrió en "una violación de los protocolos humanitarios internacionales", al permitir que los aviones estuviesen rondando.

El ex mandatario lamentó ese acto "peligroso y temerario, que puso en peligro no solamente la operación, sino la vida de todas las personas que estaban en el rescate".



Con estas liberaciones, las FARC suben un escalafón humanitario

Otra vez en la agenda mundial

Hace un año, el grupo guerrillero comenzó con la novela de las liberaciones. El primer gesto unilateral lo tuvo con las políticas Consuelo González de Perdomo y con la ex candidata a vicepresidente Clara Rojas.


Desde Medellín

Exitosa, pero caliente y confusa. La liberación de rehenes de las FARC terminó así su primera etapa de ayer, cuando tres policías y un soldado salieron de la selva en manos de una comisión humanitaria. Pero estuvo en riesgo, denunciaron dos integrantes de la misión. Los uniformados estaban secuestrados en poder de la guerrilla de las FARC que, como gesto unilateral, ofreció liberarlos, tal como sucedió hace un año con Clara Rojas y Consuelo González, cuando comenzó la novela de las liberaciones de rehenes. Como entonces, en los últimos días todos hablaban de la entrega.

Desde hace más de un mes, cuando se anunciaron las liberaciones, las FARC lograron una vez más ponerse en la agenda noticiosa mundial.

Con los de ayer son 33 los secuestrados por las FARC que fueron entregados, fugados o rescatados y que hoy están libres. Las diversas circunstancias en que lo lograron han puesto a ese grupo rebelde en el lugar de los victoriosos, en la posición de terroristas, en el lado de los derrotados, de la orilla de los mentirosos, de parte de los honrados. Han sido múltiples las caras que esa guerrilla ha mostrado al mundo a lo largo de su lucha armada, de más de cuarenta años, pero también de su participación en el negocio del narcotráfico. Las liberaciones, como la de ayer, les han servido para subir en el escalafón humanitario.

En enero de 2008 entregaron como gesto unilateral por la paz a las políticas Consuelo González de Perdomo y a la ex candidata a vicepresidente de Colombia Clara Rojas. Pero no pudieron regresar al pequeño Emmanuel, hijo de Clara, como lo habían prometido. Ya no estaba en su poder, pero mintieron al mundo. Después, el gobierno lo entregó a su madre, y así el plato se volteó nuevamente. Pero en febrero la guerrilla se adelantó en puntos con otro buen gesto en medio de la guerra. Cuatro ex congresistas, Gloria Polanco de Lozada, Luis Eladio Pérez Bonilla, Orlando Beltrán Cuéllar y Jorge Eduardo Gechem Turbay fueron liberados tras siete años de secuestro. Y apenas unas horas después se conoció que las fuerzas militares colombianas mataron al segundo de las FARC, Raúl Reyes, en territorio ecuatoriano.

Fue uno de los golpes más importantes al movimiento insurgente, que sería seguido por numerosas deserciones de comandantes y militantes, traiciones entre insurgentes para cobrar recompensas, como el episodio de la mano que alias Rojas le cortó a alias Iván Ríos para comprobar que lo asesinó, y la muerte de su máximo líder, alias Tirofijo, según se dice, de viejo y decepcionado por ver el declive de su organización. Luego vino la operación Jaque, cuando quince secuestrados, entre ellos su más importante rehén, Ingrid Betancourt, fueron rescatados por el ejército. Una fuga más y otra liberación fueron las escenas de próximos capítulos. El año terminó con el anuncio de las liberaciones que comenzaron ayer.

Las FARC comenzaron 2009 en medio de despliegues militares que pretenden recobrar territorios y fuerzas perdidas en varias regiones del país; regresan a pueblos de donde fueron expulsados en la guerra con los paramilitares; realizan atentados con explosivos en la capital del país; y atacan desde todos los frentes. El mediático es uno de los que más les interesa. Esta semana, con la entrega a granel del nuevo grupo de liberados, se mantienen en primera plana. Y, de confirmarse que las fuerzas militares hostigaron la operación con sobrevuelos, estarán, nuevamente, del lado amable de la guerra.






Un gesto unilateral de la guerrilla en respuesta a las gestiones de Piedad Córdoba y una ONG

Las FARC liberaron a cuatro rehenes

La espera de los tres policías y el soldado se alargó y hubo confusión. El periodista Jorge Enrique Botero denunció al ejército por tratar de entorpecer la misión humanitaria. Hoy se prevé la entrega del político Alan Jara.

Por Katalina Vásquez Guzmán
http://www.pagina12.com.ar/fotos/20090202/notas/na17fo01.jpg
Alexis Torres, uno de los cuatro liberados por la guerrilla, saluda a sus familiares.

Desde Medellín

De las nubes rojas que cubrían Villavicencio vino el sonido de la libertad. Tras una espera larga y acalorada, a las siete de la noche se oyó el tronar de los helicópteros que traían a cuatro miembros de la Fuerza Pública colombiana secuestrados por las FARC y liberados, de forma unilateral, en respuesta de esa guerrilla a las gestiones de la senadora Piedad Córdoba y la organización Colombianos por la Paz. La gloria por la libertad se combinó con la confusión por las circunstancias que retrasaron la llegada de los tres policías y el soldado al aeropuerto Vanguardia, prevista para el medio día. En las pistas, los recién liberados se abrazaron al Comisionado de Paz, a la esposa de Alan Jara, otro secuestrado próximo a quedar libre, y a los integrantes de la Ong que pidió y consiguió su liberación.

William Domínguez, Juan Fernando Galicia, José Walter Lozano y Alexis Torres saludaban a sus familiares por teléfono y trataban de hablar para los medios. Pero sólo alcanzaron a decir gracias. Los alejaron con prontitud para ser llevados a un hotel cercano y, luego, al aeropuerto militar donde embarcarían otras aeronaves que los llevaron a Bogotá. Quien sí habló fue el periodista Jorge Enrique Botero, que hizo parte de la misión humanitaria y arreció en sus denuncias sobre cómo las fuerzas militares colombianas trataron de entorpecer la liberación. “Esto es un pésimo precedente para lo que puede ocurrir mañana”, dijo Botero respecto de la entrega del político Alan Jara prevista para hoy.

En plena operación, desde la selva y en el helicóptero de la misión, el periodista contó por teléfono a Telesur que “cuando nos aproximábamos (al lugar de las coordenadas) hubo sobrevuelos de aeronaves que hicieron círculos. Esto generó preocupación y alarma, tanto en nosotros como en los guerrilleros y la operación estuvo al borde de la muerte y de regresar con las manos vacías”. El Comisionado de Paz no tardó en responder. Aseguró que en las comunicaciones que tuvo durante el día con el CICR, el organismo no le hizo ninguna observación al respecto. “Las únicas dificultades que han manifestado los delegados del organismo han sido de tipo operativo”, dijo.

Entonces, al ardiente clima de Villavicencio se sumaron las calientes declaraciones de un lado y otro. En los medios se difundía la denuncia. El gobierno negaba. Los defensores de derechos humanos pedían explicaciones. Para los familiares, el corazón se puso a mil. La posibilidad de un fracaso era real. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) pedía calma. Y antes de que se escondiera el sol, el organismo confirmó la noticia de la libertad. “Luego de la entrega al helicóptero debidamente identificado con el emblema del CICR (los liberados) serán entregados a sus superiores. Apreciamos la colaboración (...) que permitió el éxito de esta primera parte de esta misión humanitaria.”

La jornada comenzó con saltos de corazón. Muy temprano, un noticiero de televisión anunció los nombres de los policías y el militar liberados. Frente a la pantalla, los rostros de alegría y, claro, lamento. Eran 26 las familias de uniformados en poder de las FARC las que esperaban el regreso de sus seres queridos en todas las regiones del país. La noticia buena, sin embargo, fue solo para cuatro.

Un soldado, William Yovany Domínguez, era el primero de la lista. Tras un combate entre el ejército y la guerrilla, fue tomado como rehén por los rebeldes. Ocurrió en el departamento de Caquetá, en enero de 2007. Más tarde, en una prueba de vida, Domínguez sería una de las primeras fuentes en hablar del pequeño Emmanuel. Contó que Ingrid Betancourt y doña Clara andaban con un niño para todos lados. Hace un año se supo que se trataba del hijo de Clara Rojas, nacido en cautiverio, y que hoy vive en la capital con su madre, igualmente liberada en un gesto unilateral de las FARC. También en Caquetá se dio el plagio de los tres policías: Galicia, Lozano y Torres. Entre los municipios de El Paujil y Cartagena del Chairá los agentes cayeron en un retén ilegal de la misma guerrilla. Viajaban, encubiertos, vestidos de civil en una misión del Grupo de Acción Unificada para la Libertad (Gaula) que pretendía rescatar a un comerciante también secuestrado por el grupo de izquierda. Los insurgentes los descubrieron y los tomaron en su poder ese 9 de junio de 2007.

Los cuatro hombres regresaron libres, después de caminar casi 300 kilómetros, a Villavicencio, capital del departamento del Meta, vecino de Caquetá. Esta ciudad es la más importante de la zona Sudoriental del país, está en el centro de los Llanos Orientales y conecta a los principales poblados de la región, donde son abundantes los ríos y selvas, los guerrilleros y narcos, el tráfico de coca y armas, los enfrentamientos armados, la pobreza y el subdesarrollo, y, por estos días, los periodistas y defensores de derechos humanos.

Desde hace un mes, cuando las FARC anunciaron que liberarían a seis secuestrados, los cuatro de ayer más los políticos Alan Jara y Sigifredo López, las visitas no paran de llegar a Villavicencio. Por un lado, Jara era el gobernador de ese departamento al momento de su secuestro. De otro, esa ciudad fue anunciada como escenario de llegada de los recién liberados apenas arrancó la operación, el viernes pasado. Ese día, Piedad Córdoba, delegados de la Cruz Roja y la comisión de Colombianos por la Paz llegaron a San Gabriel de Cachoeira, Brasil, en la región amazónica fronteriza con Colombia. En dos helicópteros de ese país como garantía internacional en la misión humanitaria y con el emblema del CICR, arribaron el sábado a la noche a Florencia, Caquetá. A las 8.10 a.m. de ayer partieron desde allí hacia la selva. Buscaban las coordenadas que dio la guerrilla para entregar a los uniformados en libertad. Para ello, el gobierno nacional ordenó la suspensión de operativos militares en la zona.

Tras tomarse un café antes de partir, Piedad dijo a los medios que calculaba su regreso entre las doce del mediodía y las dos de la tarde. Mientras tanto, a Villavicencio llegaban más y más medios de comunicación del país y el mundo, intelectuales de la Ong, representantes del gobierno, y familiares de prisioneros. Todos se concentraban en el Aeropuerto Vanguardia. Había más de mil nuevos policías en la ciudad para el evento. Las primeras horas transcurrieron en una jornada sonsa y bulliciosa. Hasta las tres de la tarde, cuando comenzó a hablarse de “un retraso”, todo se iba en algarabía en Villavicencio. Nada pasaba. Se decía que los uniformados estaban ya libres, en poder de la misión, desde las diez de la mañana.

En la tarde todo fue confusión. El Comisionado de Paz decía que todo estaba saliendo como se había previsto. Iván Cepeda, del movimiento de víctimas de Estado y Colombianos por la Paz, le explicó a Páginal12 que el cronograma se estaba cumpliendo. “El proceso tiene varios momentos que no podemos calcular en el tiempo. No sabemos, por ejemplo, la distancia entre el lugar de la liberación y Villavicencio”, dijo. “Además, hay que esperar un tiempo a que la guerrilla se retire del lugar y nosotros no sabemos cuánto puede tomar eso”, expresó a este diario el líder. Luego, con las denuncias sobre supuestos hostigamientos de las fuerzas militares a la misión el desconcierto fue mayor. A la noche, la celebración se sumó a la incertidumbre por la segunda etapa de esta misión humanitaria que hoy permitiría liberar al político Alan Jara, y el miércoles próximo al único sobreviviente del grupo de diputados del Valle, Sigifredo López.